lunes, 30 de enero de 2012

VAILANDO Y ESCRIVIENDO

Es evidente que me gusta escribir. Ya he dicho en alguna ocasión que escribiendo me defiendo muchísisisisisimo mejor que hablando… Y no es que hable mal (tengo la voz un poquito grave… bastante grave y no especialmente bonita), pero es que me siento mucho más cómoda delante de un papel que delante de una persona…

Los sentimientos me fluyen más fácilmente si los escribo. Soy más realista, más cariñosa, más despiadada, más cercana, más lejana… Soy más yo… o soy yo más extrema…

Hay otra cosa que me gusta hacer, y que no hago del todo mal. Bailar. Me defiendo bastante bien en una pista de baile. Me muevo al son de todo lo sonable y puedo estar horas y horas y horas y horas bailando. Y solo bailando. Sin hablar con nadie. Sin parar…

(También me gusta cantar, pero lo hago de culo! Qué le vamos a hacer…)

Desde pequeños he querido que LA ESTRELLA y EL PLANETA bailen. Muchos sábados por la mañana pongo en casa musicola y bailamos… En el coche bailamos (porque se puede bailar sentado con el cinturón de seguridad puesto eh?) y cantamos (a grito-pelao!), y me encanta que mis niños se peleen por la canción que quieren que suene y la berreen… La ESTRELLA se defiende bailando… El PLANETA es un crack!!!

Desde pequeños he inculcado a LA ESTRELLA y AL PLANETA la posibilidad de comunicarnos mediante la escritura. Y reconozco que con LA ESTRELLA me ha ido genial, porque nos entendemos maravillosamente escribiéndonos, tiene un humor muy parecido al mío y un carácter de la pera… (muy parecido al mío también).

Cuando yo era pequeña también me mandaba misivas con mi padre… Nos carteábamos habitualmente. La mayoría de los mensajes era así: “¡Hola Papi! ¿Qué tal la ópera? Espero que hayas disfrutado. Como no estás y me tengo que marchar ya, te cojo 2000 pelas. Te quiero. Un besito. Mara” … Cuando volvía de marcha me encontraba en mi cama una contestación que solía ser así: “Querida hija. La opera grandiosa. Eres un cielo. Te quiero infinito. Papá” … De estas tenía un montón, que por supuesto no guardaba. El día que se fue no me di cuenta de lo que perdía cada vez que tiraba una de sus cartas. Una la encontré. La tengo enmarcada.

En alguna ocasión, me cruzaba con Papá en el ascensor cuando yo salía y le decía: “Hasta luego Papi. Te he dejado una carta!!!” y me decía: “Muy bien hija, ¿Cuánto?”“2.500 pelas”“Esta bien, pero la próxima vez espérate a que llegue.”“Vale. Adióssssss”

En esto de la escritura, LA ESTRELLA ha salido a madre. Se manifiesta mejor por escrito que hablando. Es verdad que LA ESTRELLA es un poco más tímida que madre (casi todo el mundo es un poco más tímido que madre), pero LA ESTRELLA especialmente.

Cuando era más pequeña (hace dos años) y se enfadaba conmigo porque le había castigado, escribía en su pizarra Vileda frases que me dejaban triturada y que, por mucho que yo contestara intentando suavizar el tema, me hacían plantearme las contraindicaciones del exceso de uso de la pluma destructora de mi ESTRELLA.

“Nunca e conocido a una madre que no le importe castigar a su ija en su  habitación quince minutos y que cumpla el castigo asta el final”

Joeeeeeee!!! Qué duro!!! Y las demás madres ¿qué hacen? … ¿Sacan a las niñas antes de que termine el castigo?

“Entiendo lo que me quieres decir. Yo nunca había conocido a una niña que se portara tan mal con su hermano. Pero si me dices que te vas a portar mejor, quizá me lo piense y te levante el castigo”

Con esto, mi conciencia de madre-horrible-castigadora quedaba más limpia. Dejaba la pizarra en el suelo, oía como se abría la puerta de la habitación y se volvía a cerrar. Dos minutos. La puerta se volvía a abrir, sonaba “clonk” y se volvía a cerrar. Me asomo. Pizarra en el suelo.

“No te preocupes. No quiero salir todabía. Gracias por perdonarme”

TOUCHE! Claramente es peligrosísisisima con un boli entre los dedos…

Hace poco, con motivo de mi viaje a Chicago, LA ESTRELLA me hizo dos encargos: 1.- Fundas para su Itouch y 2.- Unas botas UGG.

(Hago un inciso para explicar que las botas UGG, son un calzado, super-requete-calentito y cómodo, que llevan por dentro relleno de borreguito, que se han puesto de moda absurdamente, que cuestan un pastizal y que con el cambio del dólar, en USA salen, aparentemente, más baratas).

Es lo único que quería LA ESTRELLA… Nada más. Y nada menos. Alguna otra amiga también me las encargó, siempre y cuando costasen menos de “X” $.

Mientras estaba allí, cada día, recibía varios correos de LA ESTRELLA, del tenor literal siguiente: “Hola mami, q tal? Hace frío? Tienes ya mis fundas? Y mis UGG? Te quiero mami. Mandame una foto si quieres y contéstame con lo de mis regalos. Adiosssssssssss”, y yo a todo contestaba con evasivas en plan: “Hola Princesita. No sabes qué frio hace!!! Nos ha nevado y todo. Estoy buscando tus encarguitos, pero todavía no los tengo. Te quiero bonita. Mamá”

Según se iba acercando la hora de volver, sin que yo confirmase la adquisición de los bienes solicitados, LA ESTRELLA se iba poniendo nerviosa. “Mamáááááá, ¿me lo has comprado o no? Si se las compras a “X” (el otro encargo) a mi también!!! Mamáááááá, por favor, quiero las botasssss”

Ya, el último día, no me quedó más remedio que contestar: “Vamos a ver Princesa, por partes: 1.-  las botas cuestan muchísisimo dinero, me parece absurdo gastarme eso, para que te crezca el pie mañana. 2.- A “X” (el encargo) tampoco se las he comprado, porque se sale del presupuesto que me dijo su madre. 3.- Ya tengo tus fundas, una rosa y una morada. 4.- S. (mi amiga maravillosa del viaje) te manda un beso. 5.- Mamá te quiere”

A los cinco minutos obtuve la siguiente contestación: “1.- ok pero yo las sigo queriendo por si las ves eh?. 2.- me parece bien que no se las compres a ella tampoco, xq si a mi no me las compras a ella menos. 3.- ok, espero que sean de este tamaño. 4.- pues dile que un beso de mi parte tb. 5.- y yo a ti tb!!!!!!!”

Claramente, LA ESTRELLA de mi vida tendrá un blog.

Hace dos días debutó EL PLANETA a sus seis años con el primer recadito en la puerta de su cuarto. Estaba en el salón con LA ESTRELLA cuando oí decir a mi niño: “¡¡¡Y quiero que se me obedezca!!!” y cerró la puerta.

Cuando me acerqué, en el suelo había un papel que decía todo seguido y de corridillo “acinosentra” (traducción: Aquí-no-se-entra!)…

Creo que EL PLANETA de mi vida también apunta buenas maneras literarias.

viernes, 27 de enero de 2012

-MENTE

Los adverbios sirven para explicar situaciones de forma más clara y precisa. Algunos denotan cantidad “mucho/bastante”, otros señalan un momento en el tiempo “recién”, otros te dicen donde están las cosas “ahí, aquí”…

Y además suelen ser una palabra aislada, individual, una palabra en si misma, pocas veces va unida a un sustantivo…

Bueno, pues el adverbio que a mi me gusta por excelencia, va pegado como un moco a una palabra…

Me flipa el adverbio “-MENTE”. Es increíble la potencia, energía, obligatoriedad, temeridad, rapidez, miedo, “caguitis”, …  que da a una frase el adverbio “-MENTE”.

Parece que ruge, es el capitán de la manada, el jefe de la tribu, el que más manda… Es la pera!!!!

Normalmente, los adverbios son como decorativos y monos.

Pero “-MENTE”… Jooooooodeeeeeerrrrrrrrr!!!! “-MENTE” es una pasada colega!!! Te ubica en las situaciones de una forma alucinante. Cuando oyes una palabra terminada en “-MENTE”, prestas atención, se te pone el radar en funcionamiento, coges la posición de “Firrrrrrrmes”, se te contractura la espalda… Es importante, lo que te están diciendo es muchísimo más importante y vas a ser muchísisimo más cuidadosa si te lo dicen con “-MENTE”…

Por ejemplo:

a.- Miras a tu novio y le dices: “¿Estás enamorado de mi?” y te dice “Si, de una manera absoluta”… Se te queda una cara de imbécil, como de insatisfacción, te quedas “mediopensionista” y con la duda en la cabeza… Pero si te mira a los ojos directamente, con una sonrisa en la boca y te dice: “Si, ABSOLUTAMENTE”… KK… Te haces “KK” encima!!!!!!… ABSOLUTAMENTE es todo. Y después de todo, ya está, no hay nada más que todo, ABSOLUTAMENTE todo…

b.- Mi madre usaba muchísimo (la sigue usando en la actualidad, pero … Mamá ya sabes que esto ya no es lo que era, ¿verdad? Tu super-power ya no tiene tanto empuje como cuando mandabas la que más del mundo mundial… eres consciente ¿a que sí?) una palabra acabada en “-MENTE” que te venía a decir… Finiquitado el tema. Ni lo intentes. No hay nada más que hablar…“¿Mamá, puedo ir a la fiesta de Paquito?” … Si “Mamá” decía “No hija, no puedes, te lo prohíbo”… Todavía había algo que luchar, podías hacer presión, o bien “atacando” a papito o bien volviéndolo a plantear en un momento más propicio, véase, cuando acaba de colgar el teléfono por hablar con una amiga y se ha estado riendo y entonces, como se ha quedado pensando en la conversación con su amiga, está en las nubes, y con un poco de suerte cuela un “Si, cariño, vete a la fiesta de Paquito” … Pero si “Mamá” decía “No hija, no puedes, te lo prohíbo TERMINANTEMENTE”… No ibas a la fiesta ni aunque viniera la madre de Paquito a buscarte… Punto. No hay nada más que hacer bonita, ponte el pijamita…Finiquitado el tema. Y si ibas a papito, encima, te caía un chorreo que te cagas…

Nada, nada… TERMINANTEMENTE era eso… Punto. Final.

c.- Estás enfadada con una amiga, y te dice otra: “Pero ¿has llamado a X para arreglarlo?” … Y tú contestas: “Si, la he llamado de forma constante durante los últimos días”… Queda como que tampoco has llamado tanto y parece que no tienes interés en hacer las paces. Pero si dices: “Si, la he llamado CONSTANTEMENTE durante los últimos días”… Queda claro que X es una guarra y una reconrosa y que no se merece una amistad como la tuya.

CONSTANTEMENTE es cada minuto o varias veces por hora… No lo utilices demasiado porque es muy difícil llamar CONSTANTEMENTE a alguien sin que te acaben echando del curro, aunque en este caso, cada uno utiliza el CONSTANTEMENTE como mejor le viene. Quizá para ti CONSTANTEMENTE es 70 veces porque estás desocupada y para otra persona CONSTANTEMENTE es 3 veces, porque está hasta arriba de problemas y cositas que resolver…CONSTANTEMENTE es bastante subjetivo de cada uno.

d.- Te has echado un pretendiente, y resulta que te sale rana… Cuando una amiga te pregunta: “Oye, ¿y qué fue de Pablito?” …”Pues hija, para resumírtelo de forma sencilla y simple, era un imbécil” … Y tu amiga no sabe si es que era tan sencillo y simple, que era tan normal y la compleja de narices eres tú, porque te has creído que desciendes de la pata del Cid. Pero si dices “Pues hija, SENCILLA Y SIMPLEMENTE, era un imbécil”. A tu amiga no le queda ninguna duda, de que lo que era, es IMBECIL PERDIDO. No te convenía nada. Te iba a hacer la vida imposible y lo mejor que te ha podido pasar es quitártelo de en medio.

SENCILLA Y SIMPLEMENTE, es como, te lo resumo porque no me voy a andar por las ramas, ni poniendo pegas, ni dándote datos… SENCILLA Y SIMPLEMENTE, porque ¿para qué te voy a contar chorradas, si tú ya me conoces? ¿no?

Y yo, sinceramente, continúo escribiendo, obviamente, porque me gusta estar, literalmente, sentada, constantemente, delante de un teclado que me llama, acuciantemente, para que pulse sus teclitas dulcemente.

Si le quitas los adverbios terminados en “–mente” queda una frase aburrida que te cagas y que no termina de transmitir todo lo que se siente o padece… O por lo menos la intensidad con lo que se hace…

Vease:

“Y yo, con toda sinceridad, continúo escribiendo, es obvio, porque me gusta estar, en toda su literalidad, sentada, de forma constante, delante de un teclado que me llama de manera acuciente, para que pulse sus teclitas con dulzura”.

¡¡¡Qué horror!!! Vaya trozo de imposible comprensión acabo de soltar…

Por lo cual, para escribir utilicemos “-mente” y la mente.

Y sin otro particular, les saluda atentamente…

miércoles, 25 de enero de 2012

ACHICHARRADA

Joder, de verdad, no sé que me pasa últimamente, pero parezco radioactiva… Todo, todo, todo me da calambre y lo que no me da calambre, me ataca y me abrasa… No entiendo, no he hecho nada raro, no he tomado nada extraño, ni me han hecho pruebas médicas, pero me pasan unas cosas rarísimas.

En primer lugar, de un tiempo a esta parte, cada vez que toco a alguien en el VIVERO pega un chispazo. Todos mis compañeros jardineros lo relacionan con la suela de mi zapato y el suelo del curro, pero los zapatos más o menos son los mismos que antes y el suelo no lo han cambiado. Y no recuerdo que entre ellos se hayan peleado últimamente.

Cada vez que me acerco a alguien, PAS! Suena un chispazo que te cagas!!! Y ahora, cuando voy a tocar a alguien tengo que darle, previamente, unos cuantos golpecitos o toquecitos en el brazo, porque si me acerco sigilosamente se puede ver hasta la chispa con estrellitas que salta.

Dice el AVIADOR, que sabe cosas muy raras, que como camino arrastrando los pies, me cargo de energía estática… Yo no arrastro los pies, qué coño! no los he arrastrado en mi vida… Y toda la energía que tengo se me acaba porque no paro de moverme, con lo cual muy estática no está… Pero bueno, alguna explicación tiene que tener.

En segundo lugar, en mi última escapada a Chicago, como no, me llevé uno de los bienes más preciados que tenemos las mujeres y del que no nos desprendemos nunca jamás: el secador.

(Hago un inciso para explicar que una vez que una mujer encuentra un secador apropiado a su cabellera, que chuta el aire estupendamente, y que, junto con el cepillo, consigue darle a su pelo esa forma maravillosa que le hace sentirse segura y estupenda, esa mujer deja de ser un alma errante en busca de un “look” que sólo se consigue en la pelu, y pasa a ser una mujer segura de si misma, porque tiene entre sus manos el bien más preciado y perseguido por todas: UN PEDAZO DE SECADOR).

Bueno, pues, por supuestísimo, a Chicago viajó conmigo mi cepillo del pelo, mi secador y mi conversor de enchufes, porque en América los enchufes tienen los pitorros aplastados y en Europa los tienen redonditos.

(Hago otro inciso para protestar enérgicamente sobre esta diferencia en los pitorros de los enchufes, porque no entiendo porqué ellos usan esos y nosotros usamos los otros, no lo consigo comprender… ¿¿¿No somos todos iguales??? Pues los pitorros de los enchufes también deberían serlo, no?)

Cuando el primer día me lavé el pelo en Chicago (mira que me está costando centrarme eh?), al darle la máxima potencia a mi super-secador, el pobrecito mío soltaba menos aire que Piolín… Era como si estuviera soplándome un colibrí … No se me movía un pelo. Nada de aire, nada del rugido aleonado habitual de mi secador… Vamos, una mierda pinchada en un palo… Era evidente que en América no coincide ni el enchufe, ni las revoluciones a las que funcionan los “pequeños electrodoméstricos” (cosa que tampoco entiendo coño! y vuelvo a protestar enérgicamente contra ello). Y pensé, como salga a la calle con el pelo a mediosecar a -11 grados, se me va a escarchar la cabeza y me van a acabar ingresando con un derrame cerebral o una embolia … lo mismo me da que me da lo mismo… ¡Palmo fijo!.

CONCLUSIÓN: Tuve que coger, a-trancas-y-barrancas el secador del hotel. Al que, inicialmente, miré con recelo y repulsión… Pues mira! Me sorprendió, porque aquel secador birria, pírrico y negruzco de hotel, resulta que tenía una fuerza más o menos aceptable y, aunque iba a tardar un poco más de la cuenta en secarme el pelo, iba a conseguir algo más o menos digno… En realidad daba igual, porque la cabeza iba a ir metida en dos gorros, pero bueno… las presumidas y coquetonas somos así…

Allí me puse, manos a la obra, y al ratito, el birria negro empezó a oler regulinchi, y cuando lo miré, tenía todos los tirabuzones esos que tienen los secadores en la trompa de un tono rojo incandescente preocupante. Lo apagué, salí a hablar un poquito con mis niñas S. y D. y volví a entrar a seguir en la hazaña secadora. Pensé que le había dado tiempo suficiente de recuperación, estaba claro que no, y en un momento dado, me acerqué demasiado el secador al cuello y entonces él aprovechó para vengarse de mi y de mi falta de confianza en sus posibilidades y ¡¡¡frisssssssssss!!! “Ayyyyyyyyyy!”… Joder, me chamusqué el cuello… “¡Qué dañooooooo!”, “¿Qué te pasa?” “Nada, nada”… Miré la boquilla del secador y, alarmantemente, era de acero inoxidable!!! Con lo cual aquello se puso a quince mil grados y que rechamuscó todo el área que pudo… El cabrón del secador!!! Me dio como vergüenza contarlo, y como no me atreví a decir “Me he quemado con el secador y como soy una blandengue he gritado”, pues me vestí con las cinco capas, entre las que se encontraba un jersey de cuello alto y ni me volví a acordar del incidente…

A la mañana siguiente, me duché, pero no me lavé el pelo porque me había sentido absolutamente agredida por el secador y le miraba con cara de “traidor, me has hecho pupita”, y él a mi como “¡cógeme que tengo un resquemorrrrr…!” y además noté en él una clara animadversión hacia mi, y cuando me puse colonia en el cuello… “Ayyyyyyyyyyyyyyy!”“¿Pero qué te pasa?” me decían mis niñas… Me miro el cuello en el espejo… Madre mía!!! No sabía si me había peleado con un gato o un vampiro de crepúsculo me había pegado un bocado, pero tenía tres rayas rojas y perfectamente paralelas e incandescentes en mitad del cuello… “¡¡Por favor mirad lo que me ha pasado!!”“¡¡¡Bestiaaaaa, como te has hecho eso!!!”“Fue ayer con el secador”“¿El secadorrrr?” … Se miraron entre ellas. Se lo expliqué tal cual había ocurrido… Se volvieron a mirar entre ellas. Creo que aquellas dos todavía no se lo han creído…

Cuando llegué a casa, fue lo primero que le enseñé al AVIADOR… La mejor defensa es un buen ataque, a ver si lo iba a descubrir días después y se iba a creer que me chuto en el cuello o algo así… Todavía lo tengo escocido y dolorido…

Y me he dado cuenta de que soy tonta-del-bote, porque América es el lugar  apropiado donde por una chorrada de estas sacas dos o tres millones de dólares de indemnización, ya que me debería haber querellado contra: la casa fabricadora de secadores asesinos, la casa ponedora de enchufes aplastados (si hubiera puesto el mío redondito esto no me hubiera pasado), el arquitecto que diseñó el cuarto de baño, el arquitecto del hotel, si fuera distinto del anterior, la casa fabricante que puso la moqueta en el hotel (¿por qué la moqueta? Porque me da la gana ¿vale?) y a la cadena Sheraton. Joder, me hubiera sacado un repastón!!! Qué lerrrrrrrrrrrrrrrda soy de verdad!!!

En tercer lugar, y esto sin lugar a dudas es lo más asombroso…

Todos los días voy en Metro. Esto no es asombroso en absoluto. Van un porrón de personas, y además, todas a mi misma vez, por lo cual, y para disiparme del ambiente glamouroso que me rodea (o que se superpone encima de mi, porque vamos como piojos en costura), me pongo los cascos…

Es increíble, pero cuando me pongo los cascos, enganchaditos al teléfono y suena la música, me evado totalmente de los que están conmigo compartiendo los vagones, por supuesto, dejo de oir, pero también huelo menos y veo poco… Y, cualquier día me voy a caer al andén!!! Porque me teletransporto…

Bueno pues el otro día, iba con mis cascos, mis mismos cascos de siempre, enganchados a mi móvil, el mismo móvil desde hace un año, y noto en el oido un “clipgzt!”, me quedo parada en seco, la música sigue sonando… Vuelvo a caminar y otra vez “clipgzt!” en el mismo oído. Quito la música. Sigo caminando por el Metro… Nada. No pasa nada… Y pensé “eso es el casco que ha chocado con mi pendiente, y están los dos a puñetazo limpio”… Vuelvo a poner la música y de pronto “clipgzt!” “clipgzt!” “clipgzt!” “clipgzt!” “clipgzt!” “clipgzt!” “clipgzt!”, y dos chupinazos de corriente en cada oído de flipar!!!!! Joderrrrrrrr!!!

Casi muero electrocutada por culpa de los cascos de mi teléfono… ¿?¿?¿?¿? Se ha visto muerte más absurda y ridícula ¿?¿?¿?¿?¿?
Toda la vida luchando, viviendo, currando, intentando hacer las cosas medianamente bien, y te mueres porque te quedas pegada al suelo del Metro camino de tu casa, por culpa de unos cascos unidos por un cable a tu teléfono y mientras escuchas “Mira la vida” de Dani Martin, casi, casi pierdes la tuya… ¿?¿?¿?¿?¿?
Es super absurdo!!! ¿No?

Imagínate la conversación: “Oye ¿sabes lo de Mara?” … “Sí, tía, qué fuerte!!! Y ¿cómo ha sido?”“Pues hija, super raro, achicharrada por los cascos del móvil mientras oía música camino de su casa, hija, se quedó pegada al teléfono patas arriba en el andén del Metro”“Vaya tia, que horror no?” “Si, pero de todas formas era una tía muy rara… ¡Tenía un blog!”

(Lo siento, hoy blogger ha decidido que mi post no tenga foto... Es lo que tenemos la tecnología/electricidad y yo, que últimamente nos llevamos faltal)

lunes, 23 de enero de 2012

CHICAGO (¡QUÉ FRÍO COÑO!)

No sé muy bien como enfocar este post, sin generar una envidia que te cagas en el personal.

Recién llego de vivir cuatro días espectaculares con dos personas espectaculares en una ciudad espectacular.

Cuando eres soltera y sin hijos, hacerte un viajecito con amigas está muy bien, pero es lo normal, no lo valoras, no tiene mérito, no dejas nada atrás, tienes todo el tiempo del mundo para ti y puedes organizarte maravillosamente, siendo lo único importante el dinero de que dispones.

Cuando estás casada, tienes un trabajo y dos niños, pegarte una escapada de cuatro días con dos pedazo de tías (porque lo que yo me he llevado al viaje son dos seres humanos inigualables) cada una con sus familias, trabajos e hijos, es dificilísimo de coordinar.

En primer lugar tienes que tener un marido como el mío, que es un auténtico santo, y que se ha quedado todo el finde, solito, con la ESTRELLA y el PLANETA. Pero no se ha quedado sin más, se ha quedado con una sonrisa y sin ponerme ni una sola pega.

En segundo lugar, tienes que tener los días de vacaciones disponibles y peña que te cubra en el curro (no sé si esto debería ir en primer lugar), y en mi caso, en el VIVERO tengo unas compañeras peloteras que se han quedado con la misma sonrisa que mi marido.

En tercer lugar, tienes que tener la pasta para poder irte (no sé si esto también debería ir en primer lugar), porque irte de viaje pelao de pasta es un horror.

En cuarto lugar, tiene que compensarte dejar a tu familia, gastarte unos días de vacaciones y la pasta para viajar, y esto sólo te pasa si vas tan maravillosamente acompañada como he ido yo (creo que esto también debería ir en primer lugar)

Con estos cuatro requisitos que yo, gracias a Dios, he tenido, me he ido cuatro días a Chicago (¡Qué frío coño!)…

No sé como resumir el viaje, me va a costar un montón, pero allá voy, por capítulos:

A.- LOS AMERICANOS EN GENERAL.

Es la décima vez que cruzo el charco hacia Norte América, y una vez más vengo sorprendida con los americanos, y por dos motivos nuevos:

1.- La amabilidad: Para cualquier mínima o gran cosa que necesites en cualquier lugar tienes a un montón de personas dispuestas a ayudarte: si te pierdes por la calle, si no encuentras un restaurante, si no entiendes los ingredientes de la carta, si quieres hacerte una foto… y además se ofrecen, no hace falta que lo pidas… Tú despliegas un mapa de la ciudad por la calle, y corriendo se acerca un pollo para decirte: “May I help you?” (Puedo ayudarte?) … La gente es absolutamente encantadora. Y además, en cuanto notan que no eres de allí, se ponen a hablarte en español… y eso se agradece muchísisisisimo!!!! Es verdad que hay mucha gente hispana, pero los propios americanos hacen un esfuerzo por hablar en castellano contigo… Son geniales! Igualito que en España, que no cambiamos a otro idioma ni de conan vamos!!!

2.- La gordura: En España creemos que hay personas gordas… Nooooooooo… Nos equivocamos… Aquí hay gente flaquísima, flaca y menos flaca, pero gordos, gordos, gordos… Allí!!! Nunca, jamás en los días de mi vida he visto gordos taaaaaaaaan gordos… Y además desempeñan cualquier tipo de función: camareros, dependientas de tiendas, aduaneros, policias… Da igual el volumen que se tenga, ellos trabajan. Aquí, si los hay, no los vemos por la calle ni trabajando, están como escondidos… Yo, por lo menos, no veo gente tan gorda… Son inmensos, son enormes, son desmesurados… Y por supuesto no me extraña, porque todo lo que comen tienen unas calorías brutales. Todo está cocinado con mantequilla o manteca de cerdo. Los desayunos son una pasada. Dos huevos fritos con salchichas y bacon, tostadas con mantequilla y mermelada, ensalada Cesar, patatas fritas, un bol de café (aguachirri) al que hay que poner 257 sobres de azúcar (¿qué le pasa al azúcar en América que no endulza nada?), otro bol de zumo de naranja, y una ensalada de frutas, y todo por 8$ (5-6€ aprox)… Claro, que las que tenemos un estómago europeo, con ese desayuno, ya no comemos a mediodía…

B.- CHICAGO (QUÉ FRIO COÑO!) EN PARTICULAR

La ciudad es espectacular. Los rascacielos son impresionantes tanto de altos como de preciosa arquitectura, y si no fuera porque el día que decidimos dedicar a hacer turismo había una niebla que te cagas, estoy segura que desde el Observatorio de Hancock y desde la Sears Tower hubiéramos visto hasta Florida y Puerto Rico…

El único “problemilla” ha sido la temperatura, porque en esta época en Chicago (Qué frío coño!) la rasca rasca de verdad…

Cuando estaba haciendo la maleta, el AVIADOR, que evidentemente está muy viajadito me advirtió: “Prepárate a pasar frío, pero frío de verdad… Llévate las cosas de esquiar para debajo de la ropa, anda.”. Yo estaba un poco escéptica, pero le hice caso.

Calcetos de esquiar, leggins debajo de los pantacas, pantacas, botas de goma forradas con forro polar (parecidas a las del Carnicero de Milwaekee), camiseta interior, jersey de cuello alto, forro polar, otro jersey gordo, plumas, dos pares de guantes, dos gorros, y aún así… en algún momento he tenido frasquete y rasquilla.

¡¡¡Madre míaaaaaaaaa!!! Cómo se puede vivir a esa temperatura!!! Yo pensé que esto sólo existía en Siberia o en el Polo Norte, donde están los esquimales. Una noche, al volver de cenar a las 22.30, preguntamos en la recepción del hotel información sobre un musical, y al vernos llegar de la calle, nos dijo el señor de la recepción: “Ladies (me ha encantado que me llamen Lady todo el viaje, me parece taaaaaaaan romántico!!!) son ustedes unas valientes, porque estamos a -2 grados”… Yo, en mi absoluta ignorancia le dije: “¿Sóloooooo? No puede ser, si estoy requetecongelada!!!” y dijo: “Si, -2 grados Fahrenheit, que en Celsius son -18!!!”“Qué vengo andando por la calle a -18 grados?????”, “Bueno, esa es la temperatura real, pero la sensación térmica con el factor-viento, es de -26 grados”… Reconozco que esa noche tuve pesadillas soñando que se declaraba un incendio en el hotel, había que evacuar y yo tenía que salir a la calle a -26 grados descalza y con mi pijamita de princesa ridículo…

Y aunque Chicago (Qué frío coño!) es una ciudad llena de vida, se respira silencio y tranquilidad en sus calles. Por supuesto nadie pita en el coche, todo el mundo respeta los semáforos, la ciudad está limpísima y super cuidada…

Hemos tenido en tres días, tres situaciones climatológicas distintas: el primer día, despejado con un frío de muerte pelona (-26 grados Celsius de sensación térmica mínima), el segundo día cayó una nevada de kilo pero la temperatura era más templada (-11 grados Celsius de sensación térmica mínima), que si pasa en Madrid, nos quedamos aislados del resto del mundo durante tres meses. En Chicago (Qué frío coño!) sacaron 2758 máquinas quitanieves y 6732 carretillas-repartidoras/esparcidoras-de-sal y como si no pasara nada todo el mundo funcionaba, y el tercer día, niebla de narices y frío fuertecillo (-14 grados Celsius de sensación térmica mínima).

Reconozco que Chicago (Qué frío coño!) me ha encantado, y me encantará volver, pero a otra temperatura para poder subir a los rascacielos y ver algo, porque ayer la niebla se cortaba con cuchillo y tenedor.

C.- MIS ACOMPAÑANTES: PRINCESA D. Y REINA S.

Ellas, solas e individualmente, se merecen un post enterito cada una. No porque hayan sido, una vez más, unas compañeras de viaje repistonudas y maravillosas… Sino porque no sé que sería de mi vida diaria si no las tuviera conmigo.

Cada una con sus problemas, cada una con sus circunstancias, cada una con sus preocupaciones, resumiendo, cada una con su vida, son dos personas irrepetibles, al lado de las cuales me siento segura, arropada, querida, mimada, comprendida, entendida, aceptada… y espero que ellas a mi lado se sientan igual, porque si no consigo transmitirles todo lo que ellas me aportan a mi, algo estoy haciendo claramente mal.

Somos muy distintas, pero nos une un sentido del humor parecidisimo!!! Nos reimos de nuestra propia sombra y sacamos de cada circunstancia lo mejor y a golpe de carcajada, por eso disfrutamos tanto, tantísimo de los momentos que tenemos juntas (que para mi son escasísimos, me encantaría tener más, pero es que la vida no nos da).

“La verdad es que nos llevamos muy bien para ser amigas” (esta frase ha tenido su coña en el viaje, como otras muchas que han quedado almacenadas para la posteridad…)

Querida Princesa D.: gracias por darme la oportunidad de este viaje, del que tú has sido totalmente artífice (ya sabes a lo que me refiero).
Querida Reina S.: gracias por seguir siendo un ejemplo absoluto de como afrontar las situaciones que se te plantean (tú también sabes a lo que me refiero).
Queridas Majestades Princesa D. y Reina S.: gracias por dejarme caminar a vuestro lado, gracias por dejarme compartir vuestras vidas, gracias por vuestra amistad incondicional. En resumen, gracias por existir.

martes, 17 de enero de 2012

EL VIVERO (I) - AGENTES INTERNOS

Trabajo en un trabajo… Esta es una afirmación obvia y absurda… Está claro que si trabajo, es porque tengo un trabajo, y lo ejerzo en mi lugar de trabajo.

Soy una auténtica afortunada, porque me encanta mi trabajo, cuando tengo demasiado se me pone mal café (imagino que como a todos), pero por lo general creo que transmito alegría y buen humor, porque me gusta lo que hago, y eso, hoy por hoy, es una suerte.

Por lo cual soy doblemente afortunada. Primero, porque tengo un trabajo, un buen trabajo y segundo, porque me gusta mi trabajo, me gusta mucho.  

Trabajo en un VIVERO:

Pero no es un vivero normal y corriente, es un vivero enorrrrrrrrrme.

Y en mi vivero tengo trato con distintos tipos de personas:

a.- Los agentes internos
b.- Los agentes externos.

Hoy, solo voy a hablar de los AGENTES INTERNOS:

1.- Tengo cuatro jefes: sobre ellos no me voy a pronunciar en cuanto a sus personas y personalidades. No porque sean buenos, ni porque sean malos. No porque me caigan bien, ni porque me caigan mal. No porque sean más exigentes, ni porque sean más tolerantes. Simplemente, porque no me da la gana pronunciarme. Punto. Pelota. Sólo diré que son cuatro personas y personalidades distintas, muuuuuuuuuuuuy distintas cada uno con respecto de los otros.

Y además uno de ellos es mi hermano mayor mayor, por lo cual no sería objetiva respecto de los otros tres. Ante lo cual, no me pronuncio.

Ellos saben todo (o casi todo) acerca de las distintas plantas, flores y frutos. Conocen en que maceta hay que plantar cada flor, cuanta agua necesitan cada una, si es necesario un abono especial para su crecimiento, si hay poner fertilizantes o vitaminas para un crecimiento rápido y seguro, y la tierra que hay que echarle a cada una… y yo, soy una jardinera de las que me dedico a ejecutar lo que me han explicado y las planto con mimo y cuidado.

Los jefes del vivero confían plenamente en sus jardineros. Y eso es un punto a su favor, porque tener encima a un jefe que te está preguntando constantemente, "¿Cuánta agua le has echado al ficus? ¿Por qué has puesto fertilizante a la rosa de pitimini? ¿Desde cuando hay que esperar diez días para que crezcan los abetos?" es un auténtico coñazo… Ellos, gracias a Dios, están seguros de que sus jardineros velan por una buena siembra, y si alguna planta se pudre, nunca piensan que ha sido por un abono caducado o un mal cuidado realizado a propósito… Eso también es de agradecer… (Lo que no significa que si se te muere una planta en una maceta no te den un toque… claro que te lo dan!!! Por supuesto!!!)

2.- Tengo un montón compañeros de trabajo con distintas labores de jardinería: a diferencia de otros trabajos en los que algunos se creen que son rivales en lugar de compañeros, y que pretenden demostrar que saben muuuuuuucho más que tú, en mi curro la norma general es de paz, cordialidad, cooperación y buenas caras.

Raro ¿verdad?, pues conmigo es así, y en mi zona de invernaderos se respira un espíritu de equipo brutal. Esto es producción en cadena y dependemos unos de otros.

Cuando tú llegas a mi vivero te encuentras a unas personas que te informan a que invernadero vas a pasar para plantar tus semillas… Porque eso si… Las semillas las tienes que traer tú de tu casa, en contadas ocasiones tenemos de las semillas que tu necesitas… Tenemos algunas, pero lo normal es que el que viene a mi vivero traiga sus semillas debajo del brazo, y nosotros nos “limitamos” a plantarlas, echarles agua, tratarlas y entregarle, al que trajo las semillas o a un tercero que él designe, el resultado de la plantación. Y entrecomillo el “limitamos”, porque en algunas ocasiones no es nada fácil… Traen cada especie!!! Algunas no las hemos cultivado nunca y Madre Mía! son complicadísimas de sacar adelante… Pero las sacamos eh? Pocas veces se nos resiste una semilla…

Cada uno de los jardineros está especializado en un tipo de planta o flor, de forma que unos son especialistas en cactus, otros en orquídeas, otros en claveles y rosas, otros en cipreses, otros en arbustillos múltiples, algunos en margaritas, otros en girasoles… Pero la verdad es que cada vez estamos todos intentando conocer un poquito, aunque sea por encima, el tratamiento de la planta del compañero de al lado, porque sólo conocer de una especie embrutece a cualquiera y es más bonito poder ofrecer distintas posibilidades de tratamiento al que trae unas semillas para tener la posibilidad de obtener varias plantitas, que solamente ofrecerle un tipo de flor.

Yo soy especialista en palmeras… Mis palmeras tardan en crecer un huevo! Y en dar el fruto, ni te cuento… Eso si… cuando salen adelante… JODER COMO LUCEN!!!! Pero tardo un montón en preparar cada maceta, las semillas no son fáciles de conseguir, hay que arrancárselas al cliente con los dientes, y en algunas ocasiones cuando tienes toda la macetita preparada, abonada, fertilizada y con sus vitaminas echadas para plantar las semillas y sólo esperar a que crezcan, resulta que el camión que traía las semillas se ha averiado por el camino y no llegan cuando lo esperabas, pudriéndose toda la maceta o casi toda, y teniendo casi, casi que volver a empezar con la pre-plantación…

Me encantan mis palmeras. Qué conste que me encantan… También los cipreses… Pero de momento tengo poca oportunidad de plantar semillas de cipreses y sólo me caen palmeras y palmeras… En ocasiones planto bosques enteros de palmeras y alucino con el propietario de tantas semillas… Me encantan los propietarios de las semillas… Te sorprenden tanto!!!

Las macetas se pueden plantar o bien en el propio vivero o fuera de él, por eso tengo compañeros que se encargan de llevar a los jefes del vivero a las casas o lugares donde se plantan las flores. Ellos van con la maceta que yo les he preparado y puesta a punto para la plantación y luego llegan allí y meten la semilla… Los jefes o mis compañeros, tienen que traer corriendo al vivero la planta, porque el toquecillo final, el calorcito del invernadero, se lo tenemos que dar en el vivero, hasta que nace la flor… Eso es impepinable…

Para esto también hay gente especializada en el vivero… Cuida y mima las plantas y flores una vez plantadas para que florezcan y den frutos de forma acertada. Las podan, les dan formitas, les quitan los hierbajos que les puedan ir saliendo, las ponen ideales para entregárlas a sus receptores.

Tras lo cual, otros “jardineros” entregan las flores y frutos que nacen y cobran por el trabajo realizado, y otros facturan la recolección de los frutos y las plantas, llevando la contabilidad del vivero.

Si uno se marcha de vacaciones, te da las nociones básicas de cómo se cuida su planta, salvo que tú ya sepas, y si tienes alguna duda siempre hay libritos a los que acudir, compañeros a los que preguntar, porque se han quedado encargados en otras ocasiones de esas plantas y el propio “vacacionista” que por teléfono te puede decir la fórmula mágica para que no se te muera o marchite la flor.

En fin, que puedo decir que en mi vivero hay una diversidad absoluta de posibilidades de curro, y que es bastante entretenido, porque nunca le tienes cogido el tranquillo a todas las flores que vas a plantar, y cuando te crees que tienes totalmente dominada una especie de flor, zas!, sale un abono nuevo que hace que tengas que volver a currartelo todo otra vez, porque si lo haces de la manera antigua, la flor nunca saldrá.

Me encanta. Me lo paso pipa en mi VIVERO y por esto me considero una absoluta afortunada…  

(Continuaré otro día con los AGENTES EXTERNOS,  porque se las traen con abalorios…)

domingo, 15 de enero de 2012

CHANDALISMO

Aborrezco el “chandalismo”, que es ese ataque compulsivo que tiene la gente de ponerse el chándal los fines de semana… Me espanta. 

Y lo confieso abiertamente: Yo, no tengo chándal. No sé lo que es comprar un chándal y no comprendo la gente que para estar en casa se pone un chándal, o que los fines de semana va en chándal a hacer la compra o a desayunar con las amigas. No voy a entrar a destripar las posibilidades de combinación de un chándal con abrigos y zapatos… Qué son infinitas y a cual peor.

Cada “modelito” del armario tiene su razón de existir.

El chándal sólo tiene un motivo de ser y existir, que es el de hacer deporte con él puesto. Fuera de ahí, el chándal no tiene sentido. Es como el traje de baño, que sólo te lo pones para bajar a la piscina o a la playa, pero no vas a por el pan con el traje de baño, salvo que después te vayas a la playa y siempre vas tapada. Es como el traje de esquiar, como el de montar a caballo, como el traje de noche… Pues el chándal igual. Yo ni siquiera para eso, porque desde pequeña hacía deporte con los calzoncillos de florecitas de mis hermanos mayores, que tenían miles y me los iban regalando según pasaban las modas de flores a rayas, de rayas a cuadros… y mis hermanas y yo, venga a heredar calzoncillos y venga a heredar calzoncillos, que usábamos, debidamente, para jugar al paddle con un polo a juego… Con lo cual, nunca he tenido chándal, porque si hacía frío, servidora no jugaba ni de coña!!!

Y da igual que el chándal sea de Loewe, de Chanel, o de D&G… Casi es peor pensar que te has dejado un pastizal en una prenda tan horrorosa como un chándal. Es mucho mejor que sea de Carrefour o Decathlon… El súmmum del horterismo es el “Chándal de Marca”… Eso es lo más!!! Lo más peor quiero decir…

Y comprendo mucho menos, la gente que usa el chándal para estar en casa… Esto si que es totalmente incomprensible!!!

Nunca nadie me ha sabido explicar la diferencia entre la ropa de salir a la calle y la ropa de estar en casa. Nunca he sabido bien por qué la gente se viste “cómoda” (cerda) para estar en casa y se pone “mona” para salir a la calle. ¿Qué diferencia hay entre la gente que te ve por la calle y la gente que está en tu casa? ¿Por qué creemos que son más importantes los de fuera?. De hecho, creo que son más importantes los que están en casa que los que están en la calle, y que es más importante que le gustes al que tienes en casa, que a cualquiera de la calle, que muy probablemente te vas a cruzar con él una vez en tu vida y nunca más vas a volver a ver.

Yo no tengo ropa específica o especial de estar en casa. Toda la ropa del armario me sirve para estar en casa y para salir a la calle por igual (salvo las prendas especiales mencionadas antes).

Vivo con la premisa de que a mi nadie me pilla en un renuncio en mi casa. Como mucho me pillan descalza, porque odio las zapatillas de estar en casa, a las cuales he apodado “Batuecas” y que sólo me pongo para evitar el frío por las mañanas. Porque, por lo general, yo voy descalza. Sé que no es muy saludable (según dicen), ni higiénico, y sé que no es un buen ejemplo para LA ESTRELLA y EL PLANETA, pero desde pequeñita me ha encantado ir siempre descalza y por mucho que me han regañado, no han conseguido limarme en ese aspecto. ¿Verdad mami? ¿A que todavía me “regañas” cuando voy a dormir en verano a tu casa y por la mañana aparezco descalza en el desayuno?

Me pueden cazar en camisón de princesa a partir de las 22.30 – 23.00 y por las mañanas hasta las 10.30, salvo que me haya acostado tardísisisimo que entonces no me pillan porque no oigo la puerta de casa y, por tanto, no abro a nadie.

Jamás, nunca, jamás, nunca, jamás, nunca, me pillaran en chándal. Básicamente, porque no tengo, pero no puedo decir, que jamás, nunca, jamás, nunca, jamás, nunca lo vaya a tener, porque mi propósito postveraniego se vendría abajo inmediatamente y quiero cumplirlo… Aunque dudo mucho que me vaya a comprar un chándal para cumplir el primer propósito…

El segundo propósito se empezó a cumplir en ese mismo Septiembre …

jueves, 12 de enero de 2012

SOLEDAD

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la SOLEDAD, en una primera definición, es la “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”, y da otra más adelante que se acerca un poco más a lo que yo considero la SOLEDAD al decir: “pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo”. Se acerca, aunque tampoco atina del todo con el concepto de SOLEDAD que yo pretendo explicar.

Efectivamente, existe una SOLEDAD FÍSICA, que es la que trata la primera definición. Todos tenemos ratos de SOLEDAD en el sentido de encontrarnos solos en un lugar, sin estar rodeados de gente, sin nadie o con gente que no conocemos y que por tanto, en ese momento, son nadie. Por ejemplo, en casa leyendo un libro mientras los demás están de recados, en unos grandes almacenes haciendo la compra, en una Iglesia en horario de fuera de misas, en el coche volviendo del trabajo, en el cuarto de baño mientras nos duchamos, en un paseo por la montaña o el campo, en un taxi volviendo a casa después de una cena, esos son momentos de SOLEDAD lógica, necesaria e, incluso, buscada. Y son momentos maravillosos de paz absoluta, de descanso físico para uno mismo, para dedicarse un ratito sin nadie te “moleste” o distraiga. Son silencios para meditar o no, para pensar o no, para reflexionar o no. No hay persona en el mundo que no necesite un momento de SOLEDAD física, aunque sólo sea de cinco minutos para centrarse en algo o en nada, para no pensar o para pensar mejor, para meditar o para dejar de hacerlo… Esta SOLEDAD es absolutamente necesaria para vivir y respirar. Pero no debe extenderse mucho en el tiempo, porque puedes llegar a sentirte un completo desgraciado si piensas mucho sobre tu situación. Te acabas obsesionando. Mi padre decía muy sabiamente: “Si quieres ser feliz como dices, no analices”.

La segunda definición habla de la SOLEDAD DEL CORAZÓN. Efectivamente la pérdida de seres queridos y personas cercanas, tras superar el dolor físico que se llega a sentir, la apariencia de parada cardiaca y parada vital y el desgarrón brutal, implica un vacío en el corazón, que aunque no se puede llenar totalmente, poco a poco, se reemplaza con otras personas y por nuevas o antiguas actividades, que aunque en ningún caso consuela ni es comparable a la ausencia de la persona que se ha marchado, si puede ir haciendo el “agujerazo-negro” más pequeñito. Es un parche con mercromina… Siempre queda algo de vacío por una ausencia, muerte o pérdida, eso siempre, siempre, siempre, pero de ser un volcán enorme, con el tiempo, si lo logras, pasa a ser un pequeño lunar en el corazón. Esta SOLEDAD es dura, en algunas ocasiones durísima, pero se supera, el tiempo cura y cicatriza prácticamente todas las heridas y queda un raspón, un arañazo, un mal recuerdo de aquel dolor que se sintió por aquello que se perdió y un gran recuerdo de la persona que nos dejó. Y queda para uno mismo el testimonio maravilloso y el ejemplo imborrable del ser que tuvimos a nuestro lado, que quisimos y que nos quiso, del que tanto aprendimos, y que tanto nos enseñó. Y lo que nos hizo llorar al pensar en esa persona, al final, nos hará sonreír al recordarla.

Esta SOLEDAD se hace extensiva a la dejada o abandono de un novio o amor. Y sobre ésta ya escribí en "DOLOR DE CORAZÓN".

Falta en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la definición de la peor de las SOLEDADES. La SOLEDAD psíquica, la SOLEDAD psicológica, la SOLEDAD del espíritu, LA SOLEDAD DEL ALMA, que es la peor de todas con muchísima diferencia. Es la que te puede llevar a no querer vivir la vida que tienes, es la que hace sentir con ganas de echar, literalmente, a correr, ¿hacía donde?, da igual, hacia ninguna parte, lo suyo es irse, huir.

 Hay varias formas de sentir la SOLEDAD DEL ALMA:

- Cuando estás rodeado de gente y te sientes solo. En una cena, en una boda, en un concierto con amigos, es mirar a los lados y ver que, por mucho que te “acompañen”, estás solo. Tu corazón está sólo. Tu vida está sola. Tienes la sensación de estar desubicado, porque, aunque te lo estés pasando aparentemente bien y sea un planazo, tú no quieres estar allí. Quieres marcharte. Quieres salir corriendo. Te importa una leche lo que te vayan a contar, te importa una leche lo que el receptor piense de lo que vas a contar, porque en realidad, tú no quieres estar allí, no quieres hablar con nadie. Quieres estar a años luz de ese lugar, y no necesariamente quieres estar con otra persona, o si, quizá incluso quieres estar solo pero de verdad, no rodeado de tanta gente que te demuestra y te hace ver, de verdad, lo solo que estás.

- Cuando tienes un problema y no tienes a quien contárselo. Y me refiero a un problema de los gordos, algo que has de contar en confianza, en confidencia. Miras alrededor y no hay nadie. Coges la guía de teléfonos y no tienes a quien marcar y gritar: “Ayúdame!”… Y no entiendes por qué has llegado a esa situación de SOLEDAD, en qué momento cerraste todas las ventanas de tu vida a las personas que te rodeaban, cuando diste el portazo definitivo que te llevó a no tener a quien acudir, y te torturas con un por qué lo hiciste, por qué no te quisiste fijar en que te alejabas de los demás, cómo centraste tanto tu vida en algo o alguien que te llevó a dejar de lado a todo lo que había antes de que apareciera. De esta SOLEDAD se sale y se aprende. Se aprende mucho. Esta SOLEDAD sirve de escarmiento y tiene moraleja. Te hace entonar un: “Nunca más”… Porque los que nos rodean son necesarios para la vida. Porque la vida no es para vivirla solo, sin nadie, la vida es y está para compartirla, pero eso o viene innato en ti, o lo aprendes a base de leches en solitario. Cuando recibes una leche en solitario es cuando te das cuenta de que no quieres volver a pasarlo así. La leche, vendrá, fijo, seguro, pero no en solitario, porque has aprendido la lección. Esta SOLEDAD es una lección de la vida, que en algún momento todos hemos sentido. (Y no vale ampararse en padres y hermanos para reconocer que no estamos solos… esos no valen!!! Esos están siempre, pero porque nos une la sangre, no porque nos los hayamos “currado” de cero. Y lo peor, es cuando no tienes ni a esos…)

- Cuando hay que tomar una decisión. El sentimiento de responsabilidad absoluta al tener que tomar una decisión que afecta a muchos o a uno, y que sólo depende de ti, da lugar a una SOLEDAD enorme, y no me refiero a decidir el lugar donde pasar las vacaciones el verano que viene, porque si te equivocas en esa decisión, no importa!, ya vendrá otro verano e intentarás pasarlo en un lugar más acertado… Me refiero a decisiones críticas en tu vida y que van a afectar de manera determinante a los que más quieres, como puede ser un cambio de residencia a un lugar lejano, muy lejano, como puede ser un cambio de colegio de un hijo, como puede ser una separación matrimonial o una decisión que sabes positivamente que te va alejar para siempre de alguna persona querida, pero has de tomarla. Y aunque en muchas ocasiones tienes gente alrededor que te apoya, que te da su cariño, que te comprende, que te aconseja, que te mima, que estará a tu lado sea cual sea tu decisión, que no te juzga, que te llama para decirte “hola! solo te mando un beso”, “qué tal? Quería oir tu voz!” porque te quieren, porque saben lo que estás pasando, y aunque, en algunos casos, no lo entiendan, te respetan, porque saben que no pueden decidir por ti, pero quieren dejarte claro que no estás sola, la decisión, al final, es tuya, tú eres el responsable y de ti depende la felicidad de esas personas, y sientes incertidumbre, vértigo, miedo ante la posibilidad de escoger la opción incorrecta y con ella destrozar y destruir a alguien a quien quieres de verdad y acumular otro fracaso en tu lista de “peros-vitales”, pero por otra parte, no tomar una decisión puede llevarte a vivir siempre en un “si hubiera”, y lo que es peor, con el tiempo alguien puede decirte “si hubieras”, que duele todavía más…

La SOLEDAD, en cualquiera de sus modalidades es, al principio de tu vida, una gran desconocida y sólo cuando has pasado por ella te das cuenta del precio que tiene adquirirla y de lo que, en muchas ocasiones, cuesta salir de ella.    
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