lunes, 1 de diciembre de 2014

PASIÓN FUTBOLERA

No soy deportista. Lo fui de pequeña mucho, muchísimo. Toqué todos o casi todos los palos (hípica, gimnasia rítmica, esquí, patinaje, balonmano), pero ahora, hoy por hoy, no lo soy.

Me gusta el deporte, pero salvo contadas excepciones con amigos, no lo practico.

Soy jugona, pero no quiero ganar por encima de todo. Quiero participar. Quiero disfrutar del momento. Soy competitiva, juego como si me fuera la vida en ello pero no me enfado si pierdo, y no te lo restriego si te gano. No hago nunca trampas y si me las haces, no volveré a jugar contigo nunca más. Jamás en la vida. Si algo en mi te ha hecho pensar que he hecho trampas, estás equivocado, totalmente, no me compensa ganarte si te he hecho trampas.

Soy futbolera. Me chifla el futbol… Vibro a lo bestia con el Real Madrid… Me muero por la Selección. He disfrutado como una loca estos años con las Eurocopas y los Mundiales. Desde que soy pequeña voy al Bernabeu… He visto pasar por ese banquillo a todas las estrellas blancas desde Santillana y Hugo Sánchez hasta Ronaldo… Todas!!! Me encanta el ambiente del futbol… Las canciones de mi equipo me ponen los pelos de punta… Los distintos himnos que se cantan al principio del partido y al final, con independencia de si hemos ganado o perdido, me ponen un nudo en la garganta y los canto a voz en grito. Me encanta el estadio Santiago Bernabeu… Me chifla el futbol!!! Siento los colores… Mi corazón es blanco y ya lo conté aquí

Hay cosas que suceden alrededor del deporte y que no es deporte, que no puedo comprender.

No entiendo la emoción que hay en, bajo el grito de guerra de pertenecer a un equipo de futbol, quedar con miembros de otro equipo contrario para canearse hasta matarse. No puedo comprender que, cuando mi ciudad está amaneciendo, sus ciudadanos durmiendo y el rocío moja los bancos de un paseo tan bonito y cuidado como el de Madrid – Río, dos o más grupos de descerebrados queden a las 8.30 de la mañana de un sábado para matarse unos contra otros.

No me da pena el hincha del depor que murió ayer, porque no comprendo que un tío de 43 años, casado y con dos hijos, uno de 19 y otro de 4, pertenezca a la rama más agresiva (“Los Suaves”) dentro de la banda de los radicales ultras seguidores de un equipo de futbol (“Riazor Blues”), y como si tuviera 15 años y fuera Peter Pan se deje llevar o le guste quedar con otros adolescentes cuarentones para lincharse.

No sé que le van a contar a ese niño de 4 años sobre la muerte de su padre. No sé qué sentido del deporte y del fútbol se le puede transmitir a un niño que ha visto como su padre se ha ido a un partido de futbol con cuatro amigos, igual de descerebrados que él, y ha vuelto en un ataúd. Quizá ese niño sepa entender el error que cometió su padre al enfocar lo que significa ser seguidor de un equipo de futbol, o quizá con esto se ha creado un ultra que matará a todos los atléticos que pueda, en venganza por la muerte de su padre.

No me creo que el que ha muerto medio ahogado y a bofetones contra los del otro equipo sea más hincha y mejor seguidor de su equipo que todos los que han venido a mi ciudad este fin de semana, han visto el partido tranquilamente en la grada y se han vuelto a su casa, bien comidos y bien servidos. No me creo que sea mejor deportivista el muerto que los que han sobrevivido.

No comprendo donde está la diversión en “morir” por una causa tan absurda como es contra los energúmenos de otro equipo de fútbol. No entiendo qué coño hacía a las 9 de la mañana peleándose con otros hinchas. No entiendo porqué había hinchas del Alcorcón, del Rayo Vallecano y del Sporting de Gijón, en un Atlético de Madrid – Deportivo de la Coruña.

No concibo una muerte más absurda que la de Jimmy de ayer…

Si yo hubiera sido la policía, les hubiera cercado y les hubiera dejado que se matasen a navajazos hasta que no quedase ni uno vivo, así no podrían volver a repetir una hazaña tan patética y absurda como la que han protagonizado.

Yo soy madridista, pero no mato, ni muero por el Madrid… El Madrid no quiere que yo muera por él… quiere que le siga, que le apoye, que le cante los goles, que le abronque si falla, que le celebre las victorias, que le anime en las derrotas… Me quiere viva… Muerta, al Real Madrid no le sirvo para nada… y a mis hijos, muerta, les sirvo para mucho menos.
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