lunes, 8 de junio de 2015

LOS ANTI-VACUNAS

Un niño de seis años, llamado Pau, se debate entre la vida y la muerte desde hace una semana porque sus padres decidieron en su día no vacunarle de difteria y de otras muchas enfermedades contagiosas… Y no recularon… Fue una decisión meditada y mantenida en el tiempo y en el espacio en el ejercicio de la patria potestad que ostentan sobre ese niño…

Como, pese a que su hijo no llevaba el calendario de vacunación normal de todos los niños, si llevaba una vida normal de ir al cole y jugar a la pelota en el parque, casi sesenta niños están siendo analizados en su población y ocho ya han dado positivo en la bacteria… Esos ocho no van a desarrollar la enfermedad porque, sus pésimos padres, sí les habían vacunado (debe ser que sus padres son unos mediocres y muy poco originales y han seguido lo que el sistema médico español no “obliga”, pero si aconseja)

Menos mal…

¿Por qué Pau no está vacunado?

Llevo días dándole vueltas a esta pregunta…

¿Por qué hay niños que no están vacunados?

No entiendo…

Qué estupidez es esa de que “yo no vacuno a mis niños porque me niego a meterles un virus en su organismo con su correspondiente anticuerpo y así cuando crezcan pueden coger tranquilamente esa enfermedad, contagiársela a los demás, hacer que sea su pequeño organismo el que genere los anticuerpos mientras padece las fiebres, diarreas, mucosas y reacciones correspondientes y, quizá, morir por ella de una manera natural, como el clico vital de la vida manda!!!”

No puedo entenderlo… No pude entender en su día a los Homeschoolers… No puedo entender a los que practican colecho y duermen acinados todos, con los niños incluidos, en la misma cama… No comprendo a las que dan de mamar a sus hijos hasta que hacen la primera comunión. No los entiendo, pero la diferencia con los antivacunantes es que no ponen en peligro la vida de mis hijos, sólo el desarrollo mental e intelectual de los suyos.

Imagino que si me pongo delante de un “naturista antivacunas” me dará miles de razones (de mogollón de peso) con las que explicarme porqué su hijo no está vacunado… Ese naturista antivacunas puede optar, sin problema, por no vacunar a su hijo, poniendo en peligro su vida y la de sus compañeros de pupitre.

Yo también le puedo dar mil disculpas para explicarle porqué le atizo al mío en el culo, para intentar corregir una actitud que mi hijo no deja de hacer pese a que yo insista en que no es la correcta y ante tal desobediencia, yo, mala madre donde las haya, le aplico un correctivo físico cualquiera como puede ser un azote.

La diferencia entre los dos es que él con su omisión vacunativa, totalmente reflexiva y pensada, pone en peligro la vida de su hijo y la de los demás niños, pero puede seguir andando tan tranquilo por la calle porque su actitud no está penada, ni es punible… y a mi, por intentar educar a mi hijo con un cachete en el culo, en un momento puntual de pérdida de nervios y cabreo supino, me pueden incluso quitar la custodia de mi hijo por mala madre.

Estoy un poquito cansada de que se lleve la moda anti-sistema… En el que ni la salud, ni la propiedad, ni la educación, ni el trabajo remunerado está bien visto… Ese sistema-anti-sistema por el cual tú decides sobre la vida de tus hijos, sin preocuparte de que saltarse las normas implica poner en peligro la vida de los míos…

Porque si mis hijos no le han contagiado a los tuyos una enfermedad erradicada de España como la difteria es porque yo, siguiendo este absurdo sistema, he vacunado a los míos, protegiendo a todos (los tuyos y los míos) de esos viruses… y tú que eres un gran padre y/o madre, te dedicas a dormir con ellos en la misma cama pero no les vacunas de las enfermedades correspondientes, haciendo de tu hogar un puñetero cocedero de bacterias que poder propagar con total impunidad y sin ningún tipo de vergüenza.

¿Y yo soy la mala madre?

Espero que lo que está pasando el pobre Pau sirva de precedente y haga meditar a todos aquellos que tienen a sus hijos sueltos por el mundo totalmente desprotegidos de bacterias, virus y demás enfermedades.


Y hoy si que estoy preparada para una guerra sin cuartel contra los defensores de la actitud anti-vacunas…
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