El día 1 de enero del corriente año, entró en vigor una Ley por la cual los fumadores no podíamos disfrutar de nuestro vicio dentro de establecimientos cerrados como bares y discotecas.
Hace unos años nos lo habían prohibido en los lugares de trabajo, llenando las puertas de acceso a despachos y bancos de grupitos de personas que, de pie, alrededor de un cenicero intercambian risas y anécdotas, mientras tiritan de frío o se desintegran de calor dependiendo de la estación en la que estamos.
Ahora esto también ocurre por las noches, pero con una copa en la mano y varias ingeridas en el cuerpo, lo que ayuda a que las risas sean carcajadas y las anécdotas se conviertan en auténticas aventuras.
Para evitar la congelación invernal de los clientes, los dueños de los establecimientos han ubicado unas estufas en forma de ovni en las puertas de sus bares y discotecas, algunos incluso han llegado a poner una carpa para evitar que nos mojemos con la lluvia.
¡¡¡Gracias, gracias, gracias!!!!
Con la prohibición han conseguido cuidar de los pulmones de todos los no fumadores, han conseguido que lleguemos con la ropa digna a casa y sin ese olor a “juerga revenida” con la que nos acostábamos, han conseguido que el pelo al día siguiente no apeste a “Resacón en las Vegas”, han conseguido que nos sintamos más limpios dentro de los bares, pero… ¿a qué huele ahora dentro de los bares y discotecas? Dependiendo del lugar en que te sitúes dentro del bar puede oler a cloaca o pis concentrado porque estás cerca del cuarto de baño, a sudor si estás en la pista de baile dándolo todo, a pachuli o mezcla de pachulis si estás cerca de un grupo de niñas o mujeres, y a coliflor, calamares o, sencillamente, fritanga si te pones cerca de la cocina. Un auténtico asco.
Lo que en un principio nos hizo pensar que era un castigo en ocasiones se convierte en un premio, porque de vez en cuando, cuando nos apetece un chutecillo de nicotina salimos al aire puro y nos refugiamos al calor de la estufa.
¿Y qué ocurre en las estufas? Pues lo mismo que cuando te vas a la Polinesia y te encuentras con un español, lo mismo que cuando llegas a una boda en la que no conoces a nadie y hay uno de tu universidad, lo mismo que cuando vas a votar y el de delante coge la papeleta del partido que tú también votas. De repente sientes una especial vinculación con esa persona o personas que están apostadas en las estufas y durante el ratito que dura el cigarro entras en conversaciones divertidísimas que en ningún caso te hacen sentir un apestado, sino un privilegiado, porque los que están dentro y no fuman no sienten esa vinculación hacia los otros no fumadores.
Todos somos amigos debajo de la estufa, porque tenemos en común el vicio nicotinero y la fuerza física para aguantar las inclemencias del tiempo durante el rato que dura el pitillito.
He de confesar que yo, al grito de “¿Hacéis hueco a una princesa?”, he conseguido triunfar en todas las estufas a las que me he acercado. “Yo te doy lumbre Princesa!!”, “Acércate más al calorcito Princesa”, “Ponte aquí Princesa, no vayas a pasar frío…” son algunas de las contestaciones que me dan mis nuevos amigos… Y después de intercambiar informaciones básicas y algún que otro chiste, vuelves a entrar al bareto, buscas con la mirada la ubicación de tu nuevo grupo de amigos apestados, y en cuanto salen a fumar otra vez, vuelves a salir para continuar la conversación en el punto en el que la habías dejado. Y por lo menos ya sabes que tienes un hobbie en común con los que vas conociendo y eso es una ventaja respecto de los no fumadores, que no saben nada de nada del compañero de barra.
A esta nueva forma de conocer gente se la ha bautizado como SMIRTING, una mezcla entre SMOKING y FLIRTING.
Al final los que fumamos somos unos afortunados, porque gracias a la Ministra de Sanidad tenemos el doble de oportunidades de ligar que los no fumadores (podemos ligar con los de dentro del bareto en la barra, en la pista, en la cola de baño y con los de fuera del bareto en la estufa y sus alrededores).
Nerviosita estoy pensando que van a hacer con nosotros en verano para que no nos achicharremos en el asfalto mientras fumamos.
Y yo me pregunto… ¿Somos apestados o somos privilegiados?
4 comentarios:
Mi madre adorada , y no por eso menos discutida por mí, era una fumadora empedernida, aunque según ella "no se tragaba el humo" ¡toma nos lo tragabamos nosotros! pero a mí en particular, si no es excesivo, no me molesta, es más en los toros un aroma a puro me pone. Debe ser un placer al que yo no he conseguido acceder (gracias a Dios) por un lado porque a mi padre no le gustaba y por otro porque cuando lo intentaba era tan delgada que me mareaba, así que tiré mis paquetes de "TRES CARABELAS" y ya perdí la ocasión de ligar con el pitillo, porque siempre ha sido un motivo, como tu con tanta gracia describes, para entrar en materia.
Soy exfumadora, contenta, aliviada y alegre de no estar atada al coctel de lo que decidan enrollar en el papelito. Además que gusto de reunión en la que la ultima media hora no quieres matar a nadie porque solo quiere el angelito abrir una nueva aplicación para comprobar un dato del primer punto de la reunion. No, ya no necesitas desayunar con ese café acompañado de cigarrito, que si no hay cigarrito, ni te planteas tomar café. Y porque no decirlo, me encanta no llegar oliendo a fumeta de cualquier cafetería donde de un cafe con leche y una barrita para aceite!!!!.Dicho todo lo cual, entre eso y el acoso a los actuales fumadores hay un trecho que me parece, inquina, falta de respeto, mobbing, enviding, frustrating, y que está haciendo de los fumadores la siguiente especie que se adaptará al entorno mejor que nosotros y nos echará del sistema limpio de humos. ¿Que no se puede fumar en el Retiro xq hay niños????? Yo es que me parto pero por la mitad!!!!! Mientras les dejan que Jorge Javier o cualquier otra piltrafa televisiva esten en horario infantil, pero eso, no emite humo, es peor, emite imagenes que dejarán completamente volatilizadas las neuronas que tenga ese niño en funcionamiento.
Que desproposito. No, aun hay más. Tienes que oir, hija es que como sois lo que ya no fumais... Ufffff Señor dame paciencia que como me des fuerza!!!!!
jajajajjajajajjajajjajajajjaja. mara: le he leído a mi madre el jaleo del tabaco y nos hemos partido de risa!!!! voy a poner en mi blog un enlace al tuyo, ya me enteraré cómo. ¿cómo puedes sacar tanta punta a todo???? necesitas un programa de radio ya!
Pienso que esta prohibición se les ha ido un poco de las manos.Me parece bien que este prohibido fumar en los restaurantes ya que a mi me molesta el humo cuando estoy comiendo.Pero me parecía bien la idea de las dos zonas.Y como bien dices tú,a cambio de no oler a tabaco diferencias otros tipo de olores,algunos bastante desagradables.
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