Tengo un problema. No sé si es grave, medio o leve, pero es un problema.
La ESTRELLA de mi vida está celosa.
Está celosa de mi blog, pero no de las horas que le dedico al blog, que también, sino de que no le haya dedicado un post a ella solita. Considera que hablo mucho, muchísimo de los demás y que el PLANETA tuvo su post con "Otra graduación" y con su cumple, el aviador tuvo su post con "El Aviador" y "El Gremio", varias amigas y mi amigo han tenido sus post personales para ellos y que ella nada de nada en solitario. Dice que todo el mundo es más importante que ella, que quiero más a mis amigas y al resto de la familia que a ella, y que está profundamente triste (y totalmente celosona).
Esto me hace pensar dos cosas:
1.- La ESTRELLA de mi vida me lee. Tiene 9 años y, en silencio, a ratitos, a escondidas, mientras yo estoy haciendo otras cosas por casa, ella me lee. Jamás me ha comentado nada directamente sobre los post colgados. Por supuesto, nunca me ha dicho si son divertidos, si son tristes, o lo mal que hablo, y me refiero a los tacos, y eso que ella no dice ni uno (no puedo decir lo mismo del PLANETA que a sus seis años, cada vez que me doy la vuelta suelta una “lindeza” por esa boquita maravillosa). Pero ella, la ESTRELLA de mi vida, no. Ella no dice tacos. Ella es princesa hasta en el hablar. Eso si, de vez en cuando me ha hecho alguna alusión que, aunque en un principio no relacioné con el blog, poco a poco me ha hecho darme cuenta de que mi niña me lee. Y me encanta, ella no lo sabe, pero me encanta. También sé que no me lee todos los posts… solamente aquellos en los que la foto colgada le gusta y el tema le interesa.
2.- La ESTRELLA de mi vida tiene razón. Y debe ser para ella muy duro llegar del cole, entrar todos los días en el ordenador, pinchar en favoritos el blog de su madre y darse cuenta de que ese ser, al que tanto admira ahora mismo, un día más no ha sido capaz de escribir unas letras para ella en solitario. La pena es que le queda poco tiempo para ver claramente que soy de carne y hueso, absolutamente débil y totalmente imperfecta, es decir, humana por mis cuatro costados, y me pesa mucho pensar que crea que si no lo hago es porque no la quiero, porque no es importante y porque no la tengo en cuenta en los pensamientos que plasmo en cada post.
Por lo cual, hoy, voy a dedicarle unas letras a ese ser maravilloso que tanto se parece al aviador por fuera, y tanto se parece a mi por dentro.
Querida ESTRELLA de mi vida: En primer lugar te pido perdón. Tienes razón, y te la voy a dar sólo por esta vez. Mami no ha pensado que pudieras sentirte triste, ofendida y celosa porque no hablara de ti. Y básicamente, no porque no piense nunca en ti, sino porque te tengo tan presente en cada momento, que no he considerado necesario decir ni escribir nada más sobre ti. Y me he equivocado. Me duele que te hayas sentido frustrada por mi culpa. Que mi indeferencia te haya hecho creer que no me importas y que los demás son más importantes que tú.
Hay una cosa cierta en esta vida. Si en algún momento te das cuenta de lo importante y fundamental que eres para mi, será, sin lugar a dudas, el día que seas madre… O mejor dicho, a partir de los dos años de que seas madre. Porque el principio es un caos. Pero a partir de ese momento, tu madre dejará de ser ese ser que ha nacido para meterte el dedo en el ojo, y pasa a ser una persona absolutamente admirada y querida como no habrá otra en el mundo. Y la entenderás. Comprenderás que el amor de una madre hacia cualquiera de sus hijos es infinito y eterno, por mucho daño que un hijo te pueda hacer. Y da igual el número de hijos que se tengan, porque se les quiere a todos por igual sean uno o sean diez (verdad Beatrice?). Se les quiere por únicos, por irrepetibles y por absolutamente necesarios para ser feliz.
Pero eso, hoy, tú, no lo vas a entender.
Porque hoy, tú, sólo ves a tu madre, esa que baila tan bien, esa que tiene tantas amigas, esa que se sabe si las palabras son esdrújulas, agudas o llanas, esa que sale a cenar siempre que puede con tu padre y te deja en casa enfurruñada, esa que se ríe de cosas que tú no entiendes, esa que es una apasionada del fútbol y sabe explicarte que es un fuera de juego, esa que te regaña porque no terminas la cena, esa que te obliga a saludar a todo el mundo con un beso y una sonrisa, esa que te pone leotardos el día que hace un sol tremendo, pero la temperatura es de 3 grados y tú no lo notas dentro de casa, esa que te deja irte a dormir a casa de tus amigas, esa que juega contigo a la Wii, esa que se acuerda de como tocar en la flauta “Do es trato de varón”… A esa, sólo la ves como un ser maravilloso que te ignora totalmente porque es incapaz de escribir un post sobre ti o para ti.
Pues esa, que soy yo, no puede quererte más y además, ni en mis mejores sueños hubiera pensado que podría nacer de mi, un ser tan maravilloso como tú. Me llena de orgullo tu capacidad de remontar las adversidades. Me encanta tu alegría. Me gusta tu sensibilidad. Me admira tu espontaneidad. Me chifla tu personalidad. Me emociona tu responsabilidad para con los estudios. Me impresiona tu forma de ser…
Como has sido la primera de mis hijos, has sido una cobaya para mi. Y has pagado mi inexperiencia y mi despreocupación. Desde que naciste has sido una niña de salud fuerte, como un roble, y por eso nunca se me pasó por la cabeza que pudieras ponerte malita alguna vez.
La primera vez que tuviste fiebre, tenías dos meses y el aviador, tu padre, estaba en funciones aéreas… Yo estaba sola en casita, y nunca caí en que los niños se ponían malos y pensé que tú eras incombustible, por eso, cuando a las dos de la madrugada empezaste a protestar y gemir, no entendía muy bien que te pasaba, porque desde el primer día que llegaste del hospital a casa, dormiste ocho o nueve horas seguidas, sin tomas horribles a las dos y tres de la mañana, ni cosas raras. Por supuesto, no sabía que existía el Dalsy o el Apiretal. Para mi, esas medicinas de cabecera hoy en día, eran chino, y sobra decir que no tenía un termómetro. Cuando te fui a coger, noté que estabas incandescente y por primera vez en la vida supe lo que era sentir la fiebre en una persona ajena. (Ya he contando que nunca tengo fiebre, y que mi madre me recuerda como una niña sin fiebre, que a lo sumo, sumo tenía 37,8º, pero el día que alcanzaba esa temperatura, me estaba literalmente muriendo). Te cogí entre mis brazos, y ¿sabes lo que hice? Recé. Le pedí a la Virgen con todas mis fuerzas que te curara, que te bajara la fiebre, y le prometí llevarte al día siguiente al médico y comprarme un batallón de medicinas para que no me volviera a pasar un susto como aquel. Se te pasó la fiebre en diez minutos, y al día siguiente fui a urgencias por primera vez y entré en una farmacia a por un botiquín de primeros auxilios. Ahí empezaste a demostrar que eras una jabata y una luchadora…
El siguiente “disgusto” me lo diste con dos añitos… Cuando me dí cuenta de que no me oías bien… Me hundí en la miseria, pero no porque fueras medio-sorda, sino porque habían pasado dos años desde tu llegada a mi vida, y no me había dado cuenta de que no escuchabas lo que te decíamos… Claro, no me había dado cuenta, porque no lo eras, lo que tenías eran unos tapones y unas vegetaciones que te estaban impidiendo hablar, respirar y oir con normalidad. Y te operamos… Jo! Recuerdo ese día con horror. Te fuiste andandito con la enfermera y tu padre y yo mirábamos como te perdías por el pasillo tan contenta, dando saltitos de la manita de la enfermera, mientras nosotros nos quedábamos atrás con los ojos llenos de lágrimas y el corazón encogido…
Desde entonces no has vuelto a tener ni un moco, ni un catarro… Eres de hierro hija, pero de hierro forjado!!! No has vuelto a tener ninguna enfermedad grande, aguantas el dolor con una fortaleza increíble, y solamente lloras cuando te hacen daño en el corazón, pero no cuando tienes roto algo en el caparazón. Eso lo llevas fenomenal…
Y ahora te veo crecer. Y me dan pena los años que han pasado de tu maravillosa existencia sin darme cuenta, pero por otra parte me encanta verte disfrutar conmigo y saber que también eres feliz cuando estás lejos de mi.
Y te voy a decir una frase que a mi me decía mi padre cuando era pequeña: “Hija, que nada ni nadie te quite tu alegría”
Te quiero ESTRELLA de mi vida. No sabes cuanto!
P.D: Y ahora, para demostrarme que me has leido, tienes que decirme: “Mira mami” y guiñarme un ojo…
7 comentarios:
Esa estrella va a brillar más que nunca cuando te lea.
Que bonito
Besos.
Simplemente, precioso.
Estrella, dale un abrazo enorme a Mami, de mi parte, y otro más grande aún para ti.
Besos desde mi refugio nevado.
Sigo Soñando - Marta.
¿Y alguna vez has pensado (y dicho) que eres una mala madre? No saben el planeta y la estrella la suerte que tienen.
Precioso!. Q suerte tiene Alex.
Hola Estrella,
Hoy esto va para ti. Sé que no nos conocemos, pero seguro que alguna vez habrás oido hablar a tu madre de mi.
¿Sabes que tienes mucha suerte? estoy seguro que te lo pasas genial con tu madre, porque es muy auténtica y divertida, y ella me cuenta que tú también. ¿A que no tienes muchas amigas con madres tan enrolladas como la tuya?
También me ha hablado mucho de ti ¿sabes?, y presume mucho, está muy orgullosa,, eso es porque eres muy especial.
Cualquier día tu madre te presentará a un señor barbotas con cara de serio y te dirá mira, éste es Uri Contini, y entonces tú me guiñarás también un ojo y yo te lo guiñaré a ti, va a ser la señal secreta de los que leemos el blog de mami...pero que no se entere nadie eh? que es nuestro secreto!
JOPETAS !!! ( como dice mi hijo). Casi no puedo escribir, se me han nublado los ojos. En Cuzco también os hacemos un guiño
Hola Alex!! soy Mamen , te acuerdas de mi?.Tú y yo si que nos conocemos, y quiero decirte, que cuando te conocí me pareciste una estrella maravillosa, eres fuerte y alegre como tu madre.
En reyes volveremos a vernos y conoceras a Andrea, mi hija, a ella le hable de ti y esta deseando jugar contigo.
Un besito y un achuchón enorme.
Me encantó el post.
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