Hace unos días, mientras “trabajaba”, pude ver de refilón la boda de Guillermo de Inglaterra y Catalina. No puedo entender que hablen de “Catalina”, con lo bonito que es Catherine o Kate. A la Princesa Mary de Dinamarca, nadie la llama María de Dinarmarca... No sé, no entiendo muy bien la traducción de algunos nombres.
En fin, volviendo a lo que nos concierne.
Que viendo de refilón la boda, ME ENAMORÉ PERDIDAMENTE… (mis compañeros de trabajo se estarán partiendo de risa, porque ese día fui incapaz de dar palo al agua, estuve pegada a todas las pantallas de televisión y ordenador que podía, me escondía detrás de las columnas para poder ver algo, hacía bulto en los corrillos disimulando hablar con clientes para seguir disfrutando del acontecimiento y obligaba a algunos compañeros a taparme para que no me volvieran a cazar sin hacer absolutamente nada más que ver todos y cada uno de los movimientos que acaecían en la Abadía de Westminster)
En el primer avistamiento, no sentí nada. Algo que salía de la tele dijo “¡¡¡Ahí vienen el novio y el padrino!!!”. Y vi dos manchas de lejos, una azul y una roja, dentro de un cochazo pelotero.
Siguieron todo el recorrido a dos por hora. Con unos impecables guantes blancos saludaban a diestro y siniestro. Iban con gorra militar y no se les veía mucho... Se distinguían, pero no se apreciaban... Y de repente, se bajan del cochazo pelotero... y fue un momento especial, distinto, mágico... La mancha roja siguió siendo eso, una simple mancha roja absurda que parecía un domador... Pero ... Y LA AZULLLLLLLLLLL!!!!!! No sé decir si era la resurrección de Ares, la reencarnación de Marte o un Caballero del Zodiaco...
Pua! Bua! Grrrrrr, Brrruuuu... Pero qué es eso!!!! Pero como está Harryyyyyyyyyyy!!!!!!!!
(En adelante “mi Harry”)
Hago un inciso para decir que a mi, nunca, nunca, nunca (hasta hoy) me han gustado especialmente los pelirrojos, tampoco he sentido especial predilección por las pecas, no me han gustado mucho los hombres blanquitos, que son como pescaos hervidos, como sin hacer o a medio hacer... No han sido nunca mi estilo, NUNCA, o eso creía. Eso sí, sucumbo totalmente ante unos ojos azules... Me pierden ab-so-lu-ta-men-te.
Vuelvo a “mi Harry”...
Saluda, y se pega un paseo ante miles de personas que le observan en directo y otros tantos millones que lo ven por cable, hasta llegar a la puerta de la Abadía, con una naturalidad brutal, con una sonrisa espectacular... Va caminando como si acabase de dejar de galopar en el caballo del Llanero Solitario. Mirando con una sonrisa hacia la simple mancha roja absurda que va a su lado y le habla. Y “mi Harry”, le mira con cariño, con gracia, le sonríe, e incluso se ríen, con total complicidad, porque es su único hermano, y se casa, y él, le va a acompañar al altar y se ve un buen rollo entre los hermanos maravilloso y gozoso...
Llegan dentro del templo, se quitan los gorros militares... (A estas alturas yo no vocalizo, ya no estoy en mi trabajo, ya estoy allí a punto de cogerle el gorro, los guantes y todo lo que me quiera dar/tirar/lanzar a la cara) ... Bua, bua, bua colega!!!
Mientras la simple mancha roja absurda saluda a los ministros de la Iglesia Anglicana, “mi Harry” se toca un poco la nariz, se atusa el pelo, sonríe, mira de medio lado la caminata que le espera hacia el altar al lado de su hermano, y hace el trozo con soltura, sonriendo a las caras conocidas, saludando con la cabeza...
Ooooooooh!!!!
Qué gusto mirarle!!! Ha nacido para ser Príncipe de Inglaterra, pero sin el rancio abolengo británico...
Dejo de verle un rato, salen los pajes, Pippa (maravillosa, estaba absolutamente radiante, casi mejor que la hermana), Carlos y Camila, la Reina y el Duque de Edimburgo que claramente o duerme en formol o ha hecho un pacto con el diablo o tiene en casa el retrato de Dorian Gray... porque ... qué tio!!! Tiene 90 palos y está exactamente igual que con 60 en la boda de Lady Di... Por fin llega la novia...
Y vuelven a sacar a “mi Harry” en el altar, de espaldas al mundo y susurrando a su hermano tonterías. Dice el protocolo inglés que el novio debe esperar a la novia sin darse la vuelta para verla hasta que llega junto a él. Su padre, Carlos de Inglaterra, se lo saltó totalmente, pero la simple mancha roja absurda aguantó... Es entrañable el momento en que “mi Harry” se gira para verla llegar y le dice algo a la simple mancha roja absurda, que está absolutamente cabizbaja. Los profesionales de la lectura de labios han dicho que la frase fue: “Ella está aquí. Ya llega” o algo por el estilo... Yo creo que le dijo: “Joder colega, ya viene, huye tío... Y como está la Pippa!!!”
Poco más le volví a ver ... salió del brazo de Pippa (odié a Pippa en ese momento), se rodeó de pajes diminutos en otro coche pelotero hasta la llegada a Buckingham Palace y salió al balcón con Pippa (para entonces el odio era africano).
No he sabido nada más de él. No me llama. No me escribe. Me ha dejado totalmente enamorada y abandonada... Pero se me pasará. Sé que se me pasará, porque no es la primera vez que tengo un flechazo a distancia con un imposible que desconoce mi existencia...
7 comentarios:
Solo se comprende tu abandono por la ignorancia y el desconocimiento de tu existencia, la vida ha sido cruel con Henry Charles Albert David (tu Harry) al no sentar su principesca persona sin rancio abolengo inglés, en la mesa de al lado, pero sin duda, si un día tuviera lugar tal circunstancia, la monarquía británica se vería nuevamente abocada a una abdicación (por suerte esta vez, sería del tercero en la línea sucesoria).
Un beso
Cierto es, que las tornas han cambiado, que el rubio querubín vivo retrato de su madre (véase la mancha roja) está mutando vertiginosamente en el vivo retrato de su padre, a saber: esa alopecia a velocidad exponencial, esas orejas que están empezando a desplegarse hacia afuera cual flats y slaps de avión de la BA...
Y sin embargo, "tu Harry", ese patito feo particular, al que toda la familia ninguneó, aquel al que incluso los tabloides más sensacionalistas llegaron a insinuar que era hijo de James Hewitt, aquel que suplicaba desesperado que le hicieran caso llamando la atención en fiestas varias disfrazado de nazi...aquel ginger segundón se nos ha convertido en un cisne, pero bueno, no nos pasemos, el chico es...mono, que a fin de cuentas casi es lo peor que se le puede decir a un chico, es como el premio de consolación.
En fin Mary (tú si que eres una reina, si hasta te han bautizado un crucero de súper lux lucis en tu honor)que como siempre hemos sabido tú y yo, jamás discutiremos por hombres, tú quédate con "tu Harry" que yo me quedo con "mi Pablo", de Grecia, of course.
Se te ha olvidado un tipo de enamoramiento. Es el que te cura de todos los anteriores y te hace ver tu pasado con otros ojos más positivos y te hace sonseir cuando vas andando sola por la calle al recordar lo feliz que eres.
Solo falta un pequeñísimo detalle sin importancia y es que... posiblemente no existe. Pero a que estaría bien???, pero si existiera o existiese, desde luego no sería la mancha roja ni negra de la boda y, de serlo, te cedo amablemente la azul, yo prefiero la roja, lo confieso
Ah, para que no te vuelvas loca el anónimo soy yo la reina silvia
Joder con el que viste de refilón la boda de "tu Harry",solo te ha faltado decirnos de que color era la ropa interior de l@s invitad@s.
Acabo de descubrirte... Absolutamente genial Mary! Besos. Cita
Cita!!!!!! Me alegro de tu descubrimiento... Disfruta y riete!!!!
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