lunes, 14 de noviembre de 2011

ARRIBA LOS CORAZONES

Vengo con un defecto de fábrica, bueno en realidad vengo con un montón, pero uno es el más significativo en mi… Soy positiva, tremendamente positiva, rematadamente positiva, enfermizamente positiva…

No soy nada ceniza.

Y en esta vida, cada día me doy más cuenta de que eso no está bien visto, no es bueno, y no se lleva.

Porque cuando la gente te ve y te pregunta: “Qué tal todo?” y tú contestas: “Bien, muy bien. Genial”… Ya no quieren saber nada más. No les importa que estés bien, no quieren saber que te va bien, les da como rabia… Y si ya les dices que te vas de viaje, que te has cambiado de coche, o que tu ESTRELLA ha sacado buenas notas, te insultan: “Qué cabrona, como vives…” se dan media vuelta y se van hasta malhumorados. Y la peña, lo que no sabe es que yo mis ñordas y miserias se las cuento a mi gente, a los que me quieren, a los que me conocen, a los que me comprenden, y además se las cuento en momentos puntuales malos, y digo puntuales, porque la verdad, es que tengo la gran suerte de tener pocos momentos malos y de bajón, porque procuro, por norma vital, estar contenta y alegre.

Eso da la imagen o sensación de que, con la que está cayendo, me importa todo tres pimientos/pepinos… pero no es verdad, lo que pasa es que procuro pensar que, como todo es susceptible de ir a muchísimo peor, yo tengo la gran suerte de que ese peor no llegará, y si llega, siempre hay un peor mucho más peor que puede llegar… y veo que mi “peor” no es tan malo, con lo cual estoy contenta y alegre de estar con mi “peor” en lugar de con un “mucho más peor”…

Joe! Qué mal me estoy explicando hoy.

Vamos a poner ejemplos prácticos:

1.- Como consecuencia de la profesión del aviador, paso muchas noches sola… Si yo fuera negativa pensaría “si pasa algo entre noche, soy el único adulto de la casa con capacidad de obrar, soy responsable de la vida de mis hijos y de las decisiones precipitadas que tengo que tomar sobre la marcha de los acontecimientos, no tengo con quien hablar cuando se acuestan los niños, tengo frío en la cama…”, pero como soy positiva pienso “sólo son tres días, en los que voy a aprovechar a hablar por teléfono con mis amigas por la noche, en los que soy la reina del mando a distancia, en los que tengo una cama enorme para mi solita y puedo tener la luz encendida para leer hasta la hora que yo quiera”.

2.- Trabajo fuera (y dentro) de casa. Salgo de casa todas las mañanas a las 7.45 por la mañana y vuelvo tres tardes a la semana a las 19.45 de la tarde… Si yo fuera negativa pensaría: “Me estoy perdiendo la vida de mis hijos, vivo metida entre cuatro paredes, estoy todo el día delante de una pantalla de ordenador, tengo cuatro jefes totalmente distintos y no consigo cogerles el “tranquillo”,  digo “si, por supuesto, sin problemas” un montón de veces al día, sabiendo que con ello estoy retrasando mi vuelta a casa”, pero como soy positiva pienso “qué suerte porque tengo un curro estupendo, y como además uno de mis jefes es mi hermano, no tiene mucho pinta de peligrar, que bien me lo paso con mis compañeros de despacho, tengo un despacho espacioso, luminoso y calentito (a veces demasiado) que comparto con una tía pelotera que aguanta mis risas, chistes y bailoteos, puedo salir a fumar un par de veces por la mañana, hay una cocina estupenda donde me tomo un cafetito riquísimo y los clientes que veo son encantadores y divertidísimos”. 

Esta forma de ser y de ver la vida, hace que parezca que todo es maravilloso en tu mundo, que todo es pistonudo, que tu sonrisa es natural y sincera, que tu vida es genial.

Y si lo pienso, la verdad es que lo es.

Y la “culpa” de mi forma de ser la tiene él. Esa persona a la que tanto, tantísimo echo de menos, y que me dejó “marcada” para toda la vida. Su forma de vivir cada minuto como si fuera el último, como si fuera único, (porque en realidad lo es) me han hecho ver la vida de una manera especial, distinta, diferente a los demás. Y me doy cuenta en las conversaciones, porque la gente pasa por la vida sin disfrutar de ella, ahogándose en vasos de agua, quejándose de problemas inexistentes y creándose problemas donde no existen… Y no lo puedo comprender. Qué ganas de amargarse la existencia, la única existencia que tenemos, absurdamente…

Cuando yo tenía 14 años, él tuvo que someterse a una operación de corazón que a punto estuvo de llevárselo para siempre. No supimos realmente de la gravedad que tenía la operación hasta que terminó y los médicos nos informaron. Yo, en realidad, como soy la pequeña y la mimada de la casa, hasta bastante tiempo después no fui consciente de que en esa operación él podía morir, y seguí yendo al colegio y haciendo mi vida con normalidad, aunque si noté a mis profesoras y a mis amigas especialmente cariñosas y cercanas conmigo.

Esa operación le “alargó” la vida cinco años más. Sólo cinco. Pero esos cinco años fueron los mejores que tuve a su lado. Probablemente, porque él había sido consciente de lo “cerquita” que había estado de irse. Probablemente, porque yo me daba cuenta de que él no era todo lo fuerte e incombustible que crees que es tu padre cuando eres más pequeña. Y aunque no aproveché a tope esos cinco años, si les saqué bastante partido, probablemente más partido que si él hubiera estado sano.

Años después, al poco de haber fallecido, encontramos un montón de escritos de su puño y letra, un montón de poesías a cada uno de los miembros de la familia, reflexiones sobre los temas que le preocupaban o que le alegraban, y entre esos papeles, encontramos una carta que nos había escrito cuando vió que se iba a enfrentar a aquella operación tan importante.

La verdad es que la carta es imponente. Impresiona leer a una persona que se enfrenta a su posible muerte con tanta serenidad, generosidad, entrega y sobretodo, Fe absoluta en la voluntad de Dios. Estaba perfectamente preparado física, psíquica y espiritualmente para lo que Dios quisiera, y Dios quiso que se quedase un poquito más.

No voy a desvelar el contenido de la carta, porque no iba dirigida sólo a mi, sino a todos y cada uno de los miembros de la familia. Pero en un momento de la misma confiesa abiertamente, que ”si no fuera por el profundo amor que tengo a mi mujer y a mis hijos, no me importaría despertarme en brazos de mi madre, la Virgen”, y después de darnos unos consejos personales a cada uno de nosotros, nos recordaba que “ante los posibles desgarrones de la vida, yo grito “Sursum corda!” “Arriba los corazones!” … Él nunca será consciente del profundo y doloroso desgarrón que supuso en mi vida su marcha. El nunca será consciente de lo que utilizo casi a diario esta frase.

Esta frase es mi amuleto. Es mi santo y seña. Es mi despertar cada mañana. Es mi vivir el día a día. Es mi fuerza. Es el secreto de mi alegría. Es mi grito de guerra.

Y no digo que haya que vivirla así... solo digo, que a mi, me funciona...

Sursum corda!  

Hoy y siempre… Arriba los corazones!!!!

4 comentarios:

Uri Contini dijo...

Te entiendo perfectamente, yo a veces siento pudor al responder a la pregunta ¿cómo estás? diciendo que tengo una vida que no podía haber soñado...un trabajo que me gusta, mi familia con salud y disfrutando de las pequeñas cosas.
¿qué podría ser mejor si no trabajara los domingos? ¿que quiero cambiar de coche? ¿que a veces la cama se me hace inmensa? es tan egoísta pensar esas cosas con lo que se ve al rededor...
Creo que ambos hemos (por desgracia) compartido una experiencia vital similar...que te hace valorar lo material en su justa medida y apreciar cuando un problema es un verdadero problema y no una soberana sandez.
PD. Yo el "arriba los corazones" que recuerdo es el de Antonio Flores que tan buenos momentos nos dió aquel verano...y que no está reñido en absoluto con el tuyo, lo complementa, ya que cualquier problemilla compartido con amigos se disuelve como azucarillo en vaso de agua.

Mamen Martin dijo...

Levantate cada dia con una sonrisa y ve en busca de la vida,vívela,saboreala,sientela... Esta es mi forma de vida,soy positiva, alegre y féliz, y sobre todo muy cariñosa, a la gente que quiero necesito decirla continuamente, que la quiero,es una necesidad!abrazarles fuerte muuy fuerte y besarles cuando hago esto me siento pósitiva y muy féliz( creo que ahi esta mi alegria)pero yo....nací asi, soy asi, tengo la enorme suerte de ser siempre positiva, y sabes.... si que se lleva!
Lo que no entiendo es la envidia que esta forma se ser genera en los demás, porque??? porque quieren fastidiar mi alegria??porque me miran raro?? yo me alegro del bien de los demás y si esa persona es alguien al que quiero mucho mejor! , por supuesto que tengo problemas, como todos y mi marido es una persona con muchos bajones, pero yo siempre le hago ver todo lo positivo que tenemos.
Me encanta ser asi,viva la gente positiva no quiero ser negativa ni triste, que horrror.
Sursum corda!!!!! un besazo enoooorme, te quiero my friend

Anónimo dijo...

QUE SUBIDÓN DE ENERGÍA!!!
GRACIAS POR TRANSMITIRLA Y COMPARTIRLA.

Anónimo dijo...

Buen post!

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España.