jueves, 22 de septiembre de 2011

MI FIAT UNO

Le debo un post, porque me dio una juventud repistonuda… Gracias a él tuve una independiencia brutal y mis amigas y yo pudimos hacer un montón de “locuras”, que con 19, 20 o 21 años nos parecían normales (y me refiero a viajecitos o salidas por las noches), cuando en realidad no lo eran en absoluto. Ahora entiendo que mi madre mirase para otro lado y pensase: “Que Dios proteja a sus pajarillos”

Recuerdo cuando me saqué el carnet de conducir, que me “flipaba” pisar un acelerador y que aquello anduviese… Me parecía increíble, y reconozco que tardé un par de semanas en meter tercera, porque me parecía que iba a la velocidad de la luz… Pisaba y brammmm!!! … “aquello” corría que se las pelaba y en algún momento pensé que despegaría del suelo y empezaría a pasar los semáforos por encima… Me invadía una sensación de poder y superioridad bestial y … ridícula por otra parte.

Ahora me pasa al contrario. En ocasiones me encuentro intentando meter sexta!!!!

“Aquello” era un Fiat Uno (Fiat Truño para mis amigos) blanco, pelao de extras, cuatro puertas, con una pegatina de los “Miami Dolphins” y sin turbo ni leches, pero a mi me parecía un auténtico Lamborggini!!! y que tenía por matrícula: M-XXXX_OF… Hasta la matrícula era molona y vacilona!!!! ¡¡¡OF!! Apagado!!! Y él, siempre encendido y decidido a correr por la Castellana!!!

Podía haber tenido un Ford Fiesta amarillo con el techo negro y que se semidescapotaba… pero aquel no aguantó el tipo y murió. Podía haber tenido un “Ferrari” o lo que es lo mismo a esa edad, un GOLF GTI 16 válvulas con asientos Recaro (de esos que parece que hay un tío buenísisimo agarrándote o abrazándote por detrás cuando te apoyas). Era pelotero. Se lo regaló mi hermano mayor mayor a mi madre…El problema es que el pobrecillo petó unos meses antes de que me dieran el dichoso Carnet, y fue reemplazado por mi SALVADOR, mi NIÑO, mi COCHECITO, mi FIAT…

He de decir que yo “compartía” el Fiat Truño con mi madre y con mi hermana mayor menor, pero eso nunca fue un problema, porque mi madre lo utilizaba por el día para hacer la compra y los recaditos habituales de las mamás, y mi hermana mayor menor tenía un novio magnífico que llevaba y traía a su amada a cualquier hora del día y de la noche en su coche (un besito cuñao! Tú le pusiste la pegatina que le distinguió de todos los demás!!!)

Por lo tanto, yo era dueña y señora del Fiat Uno a partir de las seis de la tarde casi todos los días. Y ese era el horario perfecto, porque comía, siestecita, estudiaba un ratito, moneaba por mi casa…. y a la calle con mi Fiat. Después mi madre adquirió otro coche mejor y la exclusividad quedó para mi. Ja! Era la reina del mundoooo!!!!

Qué independencia! Qué soltura para quedar con cualquiera a cualquier hora! No había pereza para salir, porque tenía a mi niño esperándome en la puerta dispuestito a llevarme donde yo dijera (donde yo condujera quiero decir…)

Aquel Fiat Uno nos hizo pasar unos momentos inolvidables, y se portaba genial en los viajes… Jamás nos dejó tiradas, ni se quedó sin sopa… Fue un cochazo, dentro de sus escasas y paupérrimas posibilidades… Nunca se comió una cinta de música, ni salieron en espiral negra con tirabuzón las tripas del cassette, sólo una vez pinchó una rueda y fue a 50 metros de mi casa, ante lo cual, es como si nunca hubiera pinchado …

Cuando iba de veraneo al pueblo cántabro de mi alma, era el único coche activo de la pandilla, por lo cual, todos esperaban a que yo me fuera a comer a casa para evitar subir, desde la playa al pueblo, la cuesta de la Estatua a patita, y era debidamente cargado con la “compra” para las fiestas en la playa. También lo utilizábamos para oir la música en esas fiestas, porque dejábamos abiertas las puertas y el maletero y se oían mis cintas, grabadas en “El Medita”, con un musicón estupendo.

Eso si, para cambiar la cinta había que meter un boli por una ranura donde muuuuucho tiempo atrás hubo un botón de “eject” para apretar y que saliera. Pero el botón se quedó por el camino, y el boli hizo su papelazo (bien es verdad que en todos mis coches siempre hay un boli, que llevo sólo y exclusivamente para usarlo de micrófono, porque cuando voy sola en el coche, me siento Celine Dione, cojo el micro-boli y berreo a pleno pulmón… Está bien, miento, no lo hago sólo cuando voy sola en el coche, también torturo a mi familia… Pero ellos me quieren y aceptan y, por contagio directo, solemos acabar berreando los cuatro…)

Los fines de semana era mío con exclusividad… Mi madre me lo dejaba llenito de sopa los viernes y yo se lo devolvía que daba pena… He visto en bastantes ocasiones la aguja de la reserva por debajo de cero… Y yo le decía: “venga chiquitín… Sólo un kilómetro más y te doy de comer…”, y era mentira, porque el kilómetro era a mi casa… Alguna vez, creo recordar, que le eché 20 duros… pero vamos la norma era dejarlo “pelao” y lo que todavía no entiendo es: 1.- cómo llegaba mi madre a la gasolinera y 2.- cómo no me mataba… Es lo que tiene el amor incondicional de una madre…

Cuando me casé, le dejé atrás… Se quedó en el hogar familiar, después, con el tiempo, mamá se lo prestó a mi hermana mayor mayor, que se encargó de desguazarlo “con mucho cuidado”… (A ella nunca le ha gustado conducir…)

El día que me enteré de que el pobre había petado me dio penita… Mucha penita. Y eso que yo soy “cero” apegada a las cosas materiales. Valoro a las personas por encima de todo. Las cosas están solo y exclusivamente, para darme un servicio. Yo las cuido, pero no me dejo la vida en ello. Me dejo la vida en las personas, no en las cosas… Puedo estar equivocada … puede ser … pero prefiero mil veces la sonrisa de un humano, que la tapicería impecable de mi coche… Por eso prefiero mil veces ir de copas con mis amigas, que perder mi vida en un túnel de lavado… Lo que no significa que el día que supe de la jubilación de mi M-XXXX-OF, no sintiera pena, y pensé que se llevaba con él un montón de recuerdos, de situaciones, de conversaciones y más cosas… Además dentro quedaron un montón de cintas de música que marcaron una época de mi vida muy  bonita y entrañable…

Ahora tengo un A3… Que me encanta!!! Al que hablo, le llamo también “mi niño” y le cuido bastante más que al Fiat Uno, porque ¡¡¡le pongo hasta gasolina y todo!!!… (es lo que tiene no vivir con tu madre…) … Eso si, en varias ocasiones he tenido que llamar al aviador, mangera en mano y decirle: "Oye, yo que soy, Diesel o Gasoil?" ...  Si me concentro todavía oigo sus carcajadas... Y aunque me encante mi coche actual, ya ha pinchado un par de veces… Y eso me hace recelar de él, y echar de menos la fidelidad absoluta del anterior…

En fin, que aunque sea a título póstumo, le agradezco a mi Fiat Uno todo lo que aportó a mi libertad personal y lo que hizo, por mi, en mi maravillosa juventud …

Divino tesoro que te marchaste para no volver, y me refiero tanto a la juventud, como al Fiat Uno

4 comentarios:

Uri Contini dijo...

Siempre recordaré a ese Fiat Uno unido a la cinta de Antonio Flores, no sé porqué...ahora que de lo del boli-eject me acuerdo perfectamente!

Y no has mencionado al ¿era un seat ronda? amarillo de tu hermana mayor menor.

En fin que tu post de hoy me ha hecho esbozar una enorme sonrisa, recordando especialmente un finde en Madrid hace muuuuuchos años, Castellana arriba y Castellana abajo!

Beatriz dijo...

Yo guardo muy buenos recuerdos de él y este post es total y absolutamente merecido!

Beatrice dijo...

El primer coche que compramos mi chico y yo al casarnos, que fue el primero que compramos en nuestra vida, contando la soltería, fue un FIAT UNO matricula M-XXXX-NN más viejito que el tuyo, era de 2ª mano, y lo sacamos por quinientas mil pesetas, una ganga y todos nuestros ahorros de recién casados. No pasaba de 90, tardábamos casi 7 horas en llegas a Murcia y eso sí, no consumía nada, una delicia. Para que nos diera el aire bajábamos la ventanilla, pero a ratos,por que se frenaba el coche y se hacía más largo el trayecto. Lo usamos 4 años y se lo quedó mi hermana, una de las pequeñas. Luego pasó al cura del pueblo. Qué recuerdos. También tenía casete que funcionaba con ayuda de un palo. Yo creo que venían así de serie, con el palo, me refiero.Una monada de coche, un señor coche en realidad, se portó de maravilla, nos facilitó mucho la vida, pero no le echo en falta nada. De querer un coche pequeño me mola más un Mercedes clase B. El A3 no está mal pero es un pelín pijito, ¿no?. Pero resulta.
Yo entonces no tenía carnet, y me dejaba llevar. Pasaron un montón de años antes de decidirme a examinar, y lo saque con ...40!!!!, ahora conduzco (desde hace dos día y medio) una Mercedes, de 9 plazas, pero parece un deportivo por que se deja llevar de maravilla. Nunca pensé que conducir me gustara tanto. Me mola mogollón. Me siento la reina del baile.

El 16 en discordia dijo...

Por mi vida han pasado varios vehículos.Eso si,siempre de mis amigos puesto que yo era el pequeño de ellos y no tenía carnet.
Os voy a mencionar a sus propietarios y sus "carros".
Mari Paz: Un 2 cv.
Juan(Juanín en aquellos años)un 8 y medio.
Carlos: Primero un R7 y luego un 205.
José Ignacio: Un R8 o un 1500 cuando se lo mangaba al su padre.
Marianito: Un R4 o el 1500 de antes.
Pepón: Un 1430.
Pepe: Un 124.
Rufino: Un R5.
Pitufo: Un 132 de gasolina.En este coche intentaba montar poco(bueno yo y todos),puesto que como todo se pagaba a escote incluida la gasolina,o bebía el coche o bebía yo (y puestos a elegir).
Luego ya con carnet,llegó a mi casa un Horizon(M-FU)pero por ser el menor de 3 hermanos,no le tocaba ni para lavarle.
Loli(mi mujer):Un Panda.
Este último le hemos tenido también de casados(M-GU tenía de matrícula)junto con un camión de 6000Kg .(M-OG en aquella época yo me dedicaba al transporte)y un Mondeo (M-PW) que es con el que me muevo.
¡¡¡Vaya flota!!! Eeehhhh?

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