viernes, 10 de mayo de 2013

¡¡BAJA LA VENTANILLA!!

Voy a lanzar una pregunta retórica al mundo, aunque dudo mucho que haya alguien que me sepa contestar…

¿¿¿¿Qué coño le pasa a la peña cuando se pone al volante???

Y soltada la primera, voy con alguna más…

¿¿¿Por qué esa hostilidad manifiesta y constante???

¿¿¿Cuál es el motivo de la cara de mala leche de todo conductor???

¿¿¿Tiene la tela del asiendo del piloto el “don” de cabrearte hasta límites insospechados???

¿¿¿Te recuerda el volante a la cara de tu jefe y por eso frunces el ceño???

Yo confieso que al volante hay varias cosas que me ponen del hígado:

1.- Los peatones… ¿Por qué se suicidan contra mi coche? ¿Qué fuerza les hace sentirse Iron Man y les impulsa a tirarse contra mi capó? Y lo peor es que no son conscientes de que tienen todas las de perder… Ellos son cuerpo… Yo soy chapa… Pero… ¿¿¿¿¿por qué venís todos a la vez contra mi?????

2.- Los biciclistas… Vamos a ver… Si la carretera es de doble sentido y tú (biciclista de mierda, que la única diferencia con un peatón es que se te sale la cadena y pinchas una ruedita) vas con un amigo pedaleando en paralelo… Yo no quepooooooooooo!!!! Te quieres poner en línea coñoooooooooooooo!!!!!!!!! Qué ganas de que te cause una avería tío!!!

3.- Las motos… son comodísimas… por la ciudad es una gozada… llegas volando a todas partes… bla, bla, bla…. Las motos son asquerosas porque no las ves… Tú miras por el retrovisor para cambiar de carril, no hay nadie, pones el intermitente, giras y zas!!! Oyes un “piiiiiiiiiiii” y la tienes encima!!! ¿¿¿Pero de dónde has salido???? Si no estabas!!!! Hace un segundo no estabassssss ahíiiiiiiii!!!!

Esas son las cosas que me ponen del hígado… Y ahora vuelvo con el tema principal…

¿Por qué esa hostilidad al volante?

Todos somos humanos aunque nos revistamos de acero durante un rato al día… Todos nos quedamos en mitad de la nada cuando cambia el semáforo y el de delante no avanza… Todos colapsamos, en un momento dado, un paso de peatones sin querer… Todos olvidamos poner el intermitente para girar alguna vez… Todos aprovechamos el semáforo en rojo para buscar otra cadena de radio y se nos pone en verde sin que nos demos cuenta…

Una vez me contaron un chiste que me hizo gracia… no por lo gracioso, sino por la realidad que representaba… “¿Qué es un segundo en Madrid?” … “El tiempo que transcurre desde que el semáforo se pone en verde y te pita el de atrás”… Joe… Es verdad… ¡¡¡Que ganas de pitar!!! Y además… qué pitidos colega!!! Insoportables!!! “Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii”… ¡¡¡Laaaaaaaarrrrrrgggooooooo!!! ¡¡¡Como un día sin pan!!!

Y además de pitarte, si miras por el retrovisor, si es que te ha pitado el de atrás, o miras al de al lado, puedes leer en sus labios, y a cámara lenta, una retahíla de insultos, como los que suelta Casillas al colocar una barrera de una falta, del tipo “VETE A CAGAR A LA VIAAAAAAAAAA!!!”, que te dan hasta miedito…

(Inciso: Miento… no te mandan a hacer de vientre allá donde pasa el tren… noooo… Ojalá… La peña, lo primero que hace es acordarse de tu madre, atribuyéndole una profesión que sabes perfectamente que no practica y acto seguido lo acompañan de un insulto del tipo… del tipo… Me voy a abstener… Todos sabemos el tipo de insulto que nos suele llamar el del coche de al lado)

Y hablando de madres… Yo en esto, como en muchas otras cosas, he aprendido de la mía… Mi madre es una señora… De los pies a la cabeza… No pierde la compostura nunca jamás… No insulta jamás en público… Si lo hace, lo hace recordando algo que le ha pasado y que le ha exasperado, y por la rabia del momento vivido, dirá algo del tipo “¡¡¡Qué ridícula!!!”… Ese es uno de los peores insultos de mi madre, que he heredado totalmente… RIDICULA… Pero a la cara, jamás mi madre te insultará a la cara…

Y la lección la aprendí así:

Un día, bajando por una de las calles más céntricas y concurridas de Madrid, mi madre intentó de cambiar de carril, y un coche no nos dejó… Nos quedamos, sin más, en nuestro carril… Cuando ese coche, que iba pilotado por una dama, y que se había sentido amenazado ante el intento fallido de viraje de mi madre, se puso a nuestro lado, bajó la ventanilla y gritó: “PATOSAAAAAAAA… QUE ERES UNA VIEJAAAAAAA PATOSAAAAAAAAAAA”

Yo llevaba mi ventanilla subida, pero el grito fue la leche… Parecía Tarzán, saltando entre los árboles, la energúmena aquella… Al lado de ella iba un chico, que ante el gritazo que nos pegó su “pavita” bajó la cabeza.

Mi madre, giró la cabeza con elegancia, oteó el horizonte con ojos cercanos, sonrío cariñosa y abiertamente, mirando hacia el otro coche y me dijo: “Baja la ventanilla Mara”“Mamá, por favor”… Y con la misma sonrisa y afabilidad repitió: “Hija, baja la ventanilla”… Nadie sabe la paz que transmitía…

Yo, miré con pavor a la del coche de al lado y obedecí… Cómo para no hacerlo colega!!!

Entonces mi madre, con ese aire de señora que tiene, sin perder en absoluto la sonrisa de sus labios, con un aplomo de alucinar y con los ojos llenos de chiribitas de ilusión y amistad dijo como en un susurro… “Fea!”… Ostrasssssssss!!!! Me quedé paralizada… Los ojos se me salieron de las órbitas… ¿¿¿Fea??? Dios Mío!!! Mi madre ha dicho “¿Fea?”. Me eché para atrás en el asiento… Pensé que un gapo iba a cruzar de mi ventanilla al asiento de mi madre…

La del coche de al lado no entendió lo que le habían dicho… o mejor dicho, lo entendió perfectamente, tan perfectamente, que no daba crédito a lo que acababa de oir y mucho más calmada dijo: “¿Perdoneeeee?” … Y ella, mi madre, con la misma cara y sonrisa repitió: “Fea… He dicho que eres fea”“Mamá por Diosssss!!!” No me miró… Mi madre no me miró… Solo miraba con cariño a la de al lado. Me callé…

“¿¿¿¿¿¿¿¿Me ha llamado fea???????” La del coche de al lado estaba más volada que yo!!! El copiloto formaba parte integrante del asiento Recaro y no levantaba la cabeza ni muerto…

“Si… He dicho fea…” ¡¡¡Seguía sonriendo!!! Mi madre seguía sonriendo con una tranquilidad pasmosa… Y prosiguió… “Y no entiendo como puedes ir acompañada de un hombre, porque eres horrible”… Aquella se quedó sin habla. Yo ni te cuento. Mi madre metió primera y nos perdimos entre el caos circulatorio de la capital…

Todavía no me he recuperado de aquello, pero aprendí una lección: es mucho más efectiva una sola palabra dicha con paz y buen rollo, que cualquier espumarajo verde con tropezones de paella que eches por la boca acordándote de la madre del de enfrente y de su inexistente profesión…

Así es que ojito… Si alguna vez os cruzáis con una que os llama “Feo” o “Fea” con una sonrisa en los labios y una paz inusual, ya sabéis… Acabáis de conocer a Mara al volante…

9 comentarios:

Grandullón dijo...

Me paso algo parecido con mi madre pero en este caso era un repartidor en una furgoneta grande . Después de todo tipo de insultos y aspavientos del otro conductor mi madre muy seria le llamó "cretino" creo que era un insulto o mejor una palabra que nunca le habían dicho .Demasiado suave quizás , por lo que el individuo se quedo muy cortado . Creo que en la educación de nuestras madres la urbanidad tenía mucho más peso que ahora . Intentare ir más relajado aunque siempre que estoy en el coche tengo la sensación de que todos los petardos me rodean a mi . Me temo que sea una sensación compartida . Buena reflexión

Mara dijo...

Me parto con el "cretino" de tu madre!!! Me ha encantado!!! Me lo apunto... Feo!!! Cretino!!! Ridículo!!! Me voy a convertir en un monstruo al volante!

Reflexiona... Todos estamos rodeados de petardos!!!

Anónimo dijo...

Jajaaj buenísimo......toda una señora..........me encanta, tomare nota.Besos.Bimbo

Anónimo dijo...

Me parto de risa, ! Qué divertidas sois las dos!
Que razón tienes, como descolocas al oponente cuando no te pones a su altura y mantienes el tipo
Un beso PRIMA

John Lennon dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
John Lennon dijo...

El coche es como un disfraz o una careta que nos hace invisibles a los demás y qué mejor momento para aprovechar y convertirte en el vengador que siempre has querido.
En mi caso tengo un amigo que cuando alguien le toca el pito, quiero decir claxon, o le insulta lo que hace es ponerse a su lado guiñarle un ojo y lanzarle un beso. La verdad es que se suelen quedar paralizados.
Muy bueno.

TORO SALVAJE dijo...

Jajajjajajaa

Tu madre es una crack.

Besos.

El 16 en discordia dijo...

Muy bueno lo de tu madre...A veces las verdades duelen más que los insultos.
La verdad es que yo paso muchas horas al volante y si no fuera por que en muchas ocasiones voy acompañado por los dueños del cortijo a más de un conductor le diría que es más feo que un pie.


Buen post.

Patty dijo...

Di que sí!! Yo, la verdad, es que no grito, para eso están mis padres, pero participo de la emoción del momento. La príoxima vez gritaré: FEA!! (bueno, lo susurraré)

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