miércoles, 3 de agosto de 2011

LA CABREINA

Son muchos, muchísimos, los estudios que hablan o tratan de descubrir que es lo que marca la gran diferencia que existe entre los hombres y las mujeres.

Hay publicaciones, libros, películas que a lo largo de mucho tiempo han intentado dar con el “quiz” de la cuestión. Yo misma he leído libros que hablan de Venus y Marte, correos electrónicos que en tono de broma tratan de las diferencias entre ambos, artículos de prensa en revistas y periódicos que nos dan las pautas a seguir. para comprenderles y para que nos comprendan.

¿Pero donde está la diferencia entre ambos? Puede asegurar y aseguro, que yo la he encontrado.

Se llama CABREINA.

¿Qué es la CABREINA?

Es una sustancia invisible, intangible e inodora, que tenemos las mujeres y contra la que no podemos luchar, porque es intrínseca a nosotras, forma parte de nuestro ser, venimos así de fábrica, nos han dibujado así.

En ocasiones conocemos hombres que parecen que la tienen, pero no! Esos hombres tienen RESQUEMOR, DESAZON, MALA LECHE… Pero no tienen la CABREINA.

La CABREINA es una sensación extraña y anómala que nos invade cada cierto tiempo, y que nos lleva a no poder soportarnos a nosotras mismas… Hay días que los empiezas riendo a carcajadas y los acabas llorando a moco tendido. Hay días en que estás absolutamente hundida en la miseria, arrastrada, con ganas de tirarte en un sofá a comerte a cucharadas tu propia desgracia y te preguntas a ti misma “¿pero qué me pasa? Si no me ha pasado nada en especial, ¿por qué estoy asi?”, y al ratito te sientes la Reina de los Mares, sientes que te comes el mundo, que puedes con todo. Te ves valiente, decidida, impresionante, nada ni nadie puede acabar contigo, porque eres especial y fuerte… Eres tremendamente fuerte…

Te levantas por la mañana y odias a la cafetera, pobre, ella que está al lado del microondas desde hace años… hoy, justo hoy… La odias!!! Te vas a la calle, te pones los cascos y adoras al perro de tu vecina, ese perro asqueroso y cabrón que solo ladra por las noches, en ese momento es como si fuera tu mejor amigo. Vas a por el pan y ves a tu mejor vecino a lo lejos, y te da una pereza que te mueres, te haces la loca y no le saludas. Sin embargo te pegas el rollo con la cajera, que es más lenta que una tortuga, y le das palique 10 minutos. Tu niña trae un chicle pegado en el pelo y “no pasa nada bonita, ahora te lo quito con aceite”, pero el niño se tropieza con una piedra y “qué te pasa hijo, estas torpe hoy o qué?”

Eso que te pasa es la CABREINA. Y pobre del que se cruce contigo en esos momentos…

Puedes hacer de él picadillo para gazpacho o hacerle sentir el ombligo de tu maravilloso universo en tan solo dos minutos. Dos palabras. Dos miradas… Y le hundes o le ensalzas… Le llevas al infierno más absoluto, o eres capaz de que toque el cielo con sus propias manos.

Contigo se está en el Cielo o en el Infierno, pero nunca en el Purgatorio”. Esa frase que tanto le oí decir a mi padre, mientras miraba con absoluto amor a mi madre, me la aplico totalmente en la actualidad.

Si es verdad una cosa, no se puede luchar contra la CABREINA, pero si contra sus devastadores efectos… Y lo importante es luchar para que haya Cielo, muchísisisisismo Cielo…

3 comentarios:

Beatriz dijo...

Tengo alttiisiimas dosis de esta sustancia...muy a mi pesarr...

Anónimo dijo...

Vaya palabra te has inventado. Quizás termine apareciendo en el Diccionario Real Academia Española.
Yo lo llamo HORMONA, que efectivamente está ahí siempre. Pero creo que con más edad se va dominando o doblegando. Espera un tiempito y lo verás

El 16 en discordia dijo...

"La cabreina".Afortunadamente no me he cruzado contigo cuando estás invadida por ese fenómeno extraño.

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