lunes, 7 de mayo de 2012

CAMBIOS

Planea sobre mi vida la posibilidad y amenaza de cambios.

Cambios grandes. Cambios radicales.

Son cambios a medio o largo plazo, pero son cambios bestiales y para toda mi vida y la de los míos.

Todos los días, sin darnos cuenta y sin que nos afecte, hacemos un montón de cambios, y no nos traumatizan ni nos hacen parpadear.

Cuando aparcamos el coche y entramos en el Metro, cambiamos de medio de transporte.

Cuando queremos resaltar una frase en un escrito y subrayamos en fosforito, cambiamos de bolígrafo.

Cuando decidimos ponernos falda en lugar de pantalones, cambiamos de ropa y zapatos.

Cuando estamos hablando con una persona y se incorpora otra, cambiamos de conversación.

Cuando estamos delante de la tele y cogemos el mando a distancia, cambiamos de canal entre 1000 y 3000 veces por segundo.

Cuando escuchamos la radio y nos dan las noticias, cambiamos de humor, y dependiendo de la música que suene, podemos cambiar de actitud y empezar a llorar por un recuerdo doloroso o maravilloso y perdido, o podemos empezar a bailar como locos.

Cuando suena el teléfono, dependiendo de quien sea el emisor de la llamada, cambiamos el tono de voz, según la ilusión que nos haga esa persona en ese momento.

Cuando terminamos de comernos la sopa y nos traen el filete, cambiamos de cubiertos.

Cambios. Cambios. Cambios.

Miles de cambios diarios a los que nos habituamos con total normalidad y sin problemas. Un montón de cambios, que implican un montón de decisiones diarias, que van marcando nuestro futuro de ese día. Algunos marcan más, otros aparentemente no alteran en nada tu vida cotidiana, y otros da igual que los hagas o no.

Pero…

-          ¿qué ocurre cuando esos cambios van a constituir un giro absoluto en tu vida?

-          ¿qué pasa cuando con tu decisión tienes en tus manos tu futuro y, sobretodo y más importante, el futuro de toda tu familia?

-          ¿qué pasa si “al mover ficha” vas a poner patas arriba toda tu vida y la de tus colaterales?

-          ¿qué ocurre si te atrincheras en la vida que tienes y te resistes a mover esa ficha por miedo, vértigo o comodidad?

-          ¿qué pasa cuando el futuro que habías planeado para ti y los tuyos se trastoca de tal forma que nunca hubiera entrado en tu cabeza la posibilidad que hoy tienes patente y latente encima de una mesa?

Los cambios drásticos dan pánico, pero un pánico que paraliza y te hace incapaz de tomar una decisión, de forma que permaneces como “dormida” mientras las fechas se van acercando y tú sabes que te vas a tener que pronunciar. Durante ese tiempo, miras hacia otro lado, intentado evitar conversaciones o volviéndote muda cuando son inevitables… Y todo el mundo lo nota, porque tú que no te callas ni debajo del agua, cuando sale la conversación relativa a los posibles cambios, empiezas a jugar con un anillo, miras el móvil para ver si tienes algún mensaje que contestar, básicamente te evades de lo que te están contando y preguntando…  

Porque no es lo mismo que alguien decida por ti, y meta un cambio en tu vida, que seas tú la que decida el cambio y el camino a seguir. Cuando alguien decide por ti, te acoplas a lo que te “caiga” encima, subes o bajas con más o menos alegría y con más o menos dignidad, e incluso puedes cagarte en alguien tranquilamente, porque ese alguien ha sido el responsable de tu cambio. Pero cuando eres tú la que dice “hasta aquí”, se acabó todo lo que hemos hecho y construido hasta ahora, y vamos a dar un giro de 180 grados a nuestra vida, es tu responsabilidad la que pesa sobre tus hombros como un camión de ladrillos, y si triunfas, siempre estarás orgullosa de tu decisión, pero si fracasas en el cambio, siempre te quedará la duda de “¿y si no lo hubiera hecho?”

Admiro absolutamente a esas personas que cogen las riendas de su vida y de la de los demás, y hacen los cambios con total decisión, entrega y generosidad… sin pena (aparente), con alegría (aparente), con muchísima ilusión (aparente) hacia lo que puede venir como consecuencia de ese cambio.

Yo me mareo cada vez que se me plantea la cuestión. Me entra un vértigo horrible, me dan ganas de chillar, me dan ganas de llorar y lo peor de todo, es que tengo la “obligación moral” de aparentar normalidad y continuar con mi alegría innata…

Espero que el mediador del laudo entre Iberia y los pilotos sea consciente de que detrás de su deliberación hay 1502 familias con un miedo horrible a los cambios que les pueden modificar totalmente sus vidas como consecuencia de la decisión que plasme en un papel y que será de obligado cumplimiento por ambas partes…

Pánico. Vértigo. Miedo. 

Cambios…

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Ojalá ese laudo sea lo máximo favorable a los intereses de vuestra familia.
De todo corazón te lo deseo.
Venga, ánimo!!!

sin más palabras dijo...

Mucho ánimo. Y que todo salga bien. Un besazo

El 16 en discordia dijo...

Solo puedo decirte lo que ya han dicho las dos personas que ya han posteado.Animo!!! y mis mejores deseos para ti y los tuyos.

Mara dijo...

Gracias a los tres. Besos

Lady Cobijo dijo...

Ay, que incertidumbre... entiendo como puedes sentirte.
Te deseo todo lo mejor.
Suerte, guapa!

pseudosocióloga dijo...

Lo de Iberia es insostenible y de verdad creo que ésta vez los pilotos tienen que ceder si no lo quieren perder TODO.
Pero ¿qué tiene eso que ver contigo?

Mara dijo...

Lady Cobijo: las incertidumbres son horribles... verdad? Animo a ti tambien

Pseudo: Veo que te has puesto al día con el blog. Gracias. Y si, lo de Iberia tiene muchísisisimo que ver conmigo y es insostenible para ambas partes, a ver que dice el Laudo. Un beso

Beatrice dijo...

Los cambios vendrán y no tiene que ser para mal, aunque en principio nos hagan ajustar la vida en cosas y de forma poco deseada.
La decisión será de otros aunque vosotros la sufráis. De vos depende el encaje de todo con serenidad y "alegría".
Son muchas familias en la cuerda floja, que lo pasan mal hasta que esto se aclare.
Mucho ánimo y no pierdas el buen humor, aliado en los malos momentos.
Te acompañamos.

Uri Contini dijo...

Las cosas siempre, siempre, hay que arrepentirse de hacerlas, jamás de no haberlas hecho.
Ánimo, de todos modos, sé que hasta en los peores momentos sacas la parte positiva de todo, un beso.

Mara dijo...

Gracias Beatrice. Gracias Uri... Vamos a ver como se resuelve y que decidimos hacer... No pierdo la alegria, pero si me quita un poco el sueño. Un beso a los dos...

Romina dijo...

Arriba y con fe!

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