EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

Solemos tirar de esta frase para hacernos con la razón absoluta en algo, que no siempre es verdad. Porque no todo es “blanco o negro”, porque no siempre que es “blanco y en botella” es leche, porque “dos más dos, no siempre son cuatro”…

Por eso, “el fin no justifica los medios”.

Que uno tenga la intención de llegar a una conclusión o meta, no justifica, por muy importante y definitiva que sea aquella para la vida del interesado, los medios utilizados para conseguirlo.

Hay formas lícitas y elegantes de obtener las cosas. No es necesario ser un rastrero. No es necesario hacer daño. No es necesario vulnerar derechos. No es necesario saltarse todas las normas de conducta a la torera.

No. No. Y No… EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS.

Por ello:

1.- Si quieres aprobar un examen absolutamente fundamental para tu vida, estudia. No sobornes a un tribunal para que te aprueben.

2.- Si necesitas dinero para comprar un coche, porque se ha roto el tuyo y no tienes como desplazarte, pídelo. No robes a los de al lado.

3.- Si dudas sobre tu pareja, pregúntaselo, habla con ella. No le pongas un detective, ni preguntes a los demás, ni le husmees en su vida privada.

4.- Si quieres ascender laboralmente, curra y demuestra lo que vales. No pises al de al lado haciéndote valer, ni manipules las cosas en su contra.

No todo lo que se nos ofrece está al alcance de nuestras manos, y por ello, hay que saber renunciar a determinadas ofertas o situaciones, y resignarse, con alegría, a vivir sin ellas. La renuncia a determinadas cosas, si no implica tu hundimiento personal y sabes llevarla con alegría, te hará grande y fuerte en la vida.

La obtención ilícita de las mismas, te hará empobrecerte como persona y empezará a crear en ti una sombra oscura y sucia, que será muy difícil de limpiar.

El grado de satisfacción que se siente al obtener un resultado positivo en algo, está directamente relacionado con el esfuerzo que nos haya costado conseguirlo.

Cuando algo sale a la primera y sin, casi, esfuerzo, nos alegramos y se nos olvida de inmediato…

Cuando algo cuesta esfuerzo, tiempo (incluso dinero) y tras mucha dedicación y constancia sale bien, la satisfacción personal que se obtiene es infinitamente mayor que cuando las cosas salen fáciles, sin que cueste mucho trabajo y a la primera.

Si algo sale gracias a artimañas, mentiras, oscuridades y malas artes, por muy bueno que sea el resultado, por muchas “enhorabuenas”, abrazos y sentimientos de alegría que desborden los de nuestro alrededor, siempre hará que te quede un poso de regustillo amargo por el daño que le has hecho al prójimo para conseguirlo, por las tretas imposibles de contar que has utilizado, y en tu conciencia quedará un “no me lo merecía, aunque lo haya obtenido” …

Y si no queda ese regustillo amargo, es porque eres de hielo, frío como un témpano, de acero inoxidable y seguramente, eso que has obtenido, lo perderás por otro lado, te cerrará una puerta vital para ti, acabarás arrepintiéndote de haberlo hecho, tenido u obtenido, porque la vida es un boomerang que tú lanzas, y cuando menos te lo esperas vuelve hacia ti y te da en toda la cara… Y, porque además, quien a “hierro mata, a hierro muere”…

Ufff… ¡¡¡Qué seria me he puesto hoy!!!