miércoles, 21 de noviembre de 2012

EL PLANETA EN BUSCA DEL SENTIDO (I)

El PLANETA de mi vida va creciendo.

Ha cumplido siete años hace quince días… ¡¡¡¡Hala que mayorrrrrrrrr!!! (Nunca sé si ese “Hala” es con “h” o sin “h”)

Va adquiriendo tablas en la vida, se le va formando el carácter, la identidad y está ubicando las prioridades de forma correcta.

Este año le estoy notando un cambio brutal, ha madurado, tanto en razonamientos como en las responsabilidades que va adquiriendo, y me encanta porque estas responsabilidad, que como comprenderás en un niño de siete años se ciñen a un sencillo “péinate”, “lávate bien los dientes”, “reza”, “átate los zapatos”, “termínate la leche” o “haz los deberes”, las realiza con alegría, no demasiada prontitud, pero desde luego dista mucho, muchísimo de la pereza, vaguería o pasotismo que reinaba el año pasado en su existencia y que me tenían bastante preocupada, por un lado, y desesperada, por otro.

Empieza a razonar de una forma aplastante, buscando una explicación terrenal y “creíble” a las cosas “increíbles” que los padres les contamos a los niños para darles emoción a sus acontecidos y para que dejen volar su imaginación.

Véase un ejemplo claro en EL RATONCITO PEREZ.

Cuando era más pequeño, estaba convencido de que el RATONCITO PEREZ tenía superpoderes y podía traer lo que fuera (fuera del tamaño que fuera) cuando se caía un diente. Al ir creciendo, se dio cuenta de que el RATON carecía de tales superpoderes y que por eso, normalmente, le traía a su hermana (que no a él, porque a sus siete años sólo ha perdido una pieza y ha sido este verano) una moneda de 2 € si la pérdida era dental o un billete de 5 € si la pérdida era molar. Justificaba perfectamente la diferencia entre más o menos premio según el dolor que sentía la hermana cuando se le caía un piño (o la cuentitis que le echaba al tema), los gritos desesperados de la ESTRELLA cuando notaba la sangrecilla brotar un poquito de su boca o el tamaño del bien extraído.

El otro día, cuando íbamos en el coche, sin venir a cuento y sin anestesia, hizo en voz alta la siguiente reflexión:

 “Mamá, ya me sé lo del RATONCITO PEREZ. No existe un RATONCITO PÉREZ… Ya sé lo que pasa…”.

Uffffffffffffff!!! Me dolió taaaaaaaaanto. La aseveración me fastidió porque me di cuenta de que empezaba a perder su inocencia infantil e infinita, pero, por otro lado, en algún momento tenía que pasar.

“Creo que no existe un RATON PEREZ. Creo que hay muchísimos… Si en mi clase, y somos veinte, hay tres niños que se apellidan PEREZ, pues imagínate ratones!!! Debe haber miles de millones de RATONCITOS PEREZ. Además, si a ti ya te traía cosas, hace más de 100 años, pues será muy viejecito y no podrá ir por las noches, solito, corriendo de cama en cama, de mesilla en mesilla, se cansaría muchísimo y con lo viejo que es… Tiene que necesitar ayuda seguro. El RATONCITO PEREZ es mentira mamá… Son muchos RATONCITOS PEREZ cumpliendo la misma misión y con el mismo nombre”.

Bocas… Me quedé bocas…

Esta aseveración tiene dos conclusiones:

1.- La explicación que ha dado es una maravillosa reflexión, que busca sentido a un hecho absolutamente absurdo, increíble e imposible, visto desde la perspectiva de un niño que tiene inquietudes por encontrar explicaciones lógicas a las cosas ilógicas, sin perder la ilusión y la inocencia que le da su edad. (Si este párrafo lo lee mi niño, se marea seguro!) 

2.- Para mi hijo soy una vieja pelleja revieja… ¡¡¡100 años colega!!! Debe creer que nací en el pleistoceno, que mi padre era un troglodita que iba con taparrabos y se liaba a mamporrazos con nosotros mientras de los pelos nos arrastraba a la cueva de Altamira correspondiente. Me deprimo macho!!!

Hasta aquí queda demostrado que hemos empezado a razonar y que tenemos inquietudes por resolver las dudas existenciales que se nos plantean…
 
En el próximo post os contaré como sale (por la puerta grande) de las cuestiones que no sabe resolver aunque las haya pensado y meditado.

(La teoría de qué hace el ratón con los dientes, su transporte, la conversión a perla, la venta a joyeros de las perlas, el daño emergente y el lucro cesante que sacan con ello, el reparto de beneficios y dineros entre niños y resto de Ratoncitos Pérez, la contaré otro día, pero se las trae con abalorios…) 

9 comentarios:

Lady Cobijo dijo...

Jajjaajaj... genial! Me encanta su razonamiento... pero vete preparando para que en el cole alguien se vaya de la lengua y le cuente eso, lo de los Reyes Magos, etc.
Besos reina!

Amatxo Pistatxo dijo...

Muy bueno! Si es que, lo que dice Planeta es de sentido común!!
Qué majo! bueno, lo de los 100 años supongo que habrá sido por decir una cifra, al tun-tun...jijiji!!

TORO SALVAJE dijo...

El ratoncito Pérez existe verdad?
No me asustes eh...
No me asustes por favor...

Besos.

El 16 en discordia dijo...

Es muy bonita esta edad en los niños.
Ya nos irás contando más cosas de sus hayazgos,inquietudes,conclusiones,logros...
Repito,a esta edad los niños son asombrosos...
Buen post.

Anónimo dijo...

Hala !!

1. interj. U. para infundir aliento o meter prisa.

Mi hijo dice que porque no nos hacemos mendigos, para no tener que ir al cole.¿No es genial?
Besazos desde chaya

Mara dijo...

Anónimo de Chaya... Como te he echado de menos!!! Gracias por la aclaración. Tu niño es genial, como el padre. Te quiero. Un beso gigante.

El niño desgraciaíto dijo...

Los míos son algo más pequeños, así que el ratoncito Pérez todavía es un misterio. El pensamiento de tu hijo es de gran nivel. Veo un futuro ingeniero... ;-)

Mara dijo...

Niño Desgraciaito, no te imaginas como suma de coco y las cosas que hace con los legos!!!! Si... Es de ciencias... Los de letras somos mucho mas románticos... Yo creo que el Ratón es inmortal como los Reyes Magos... Un beso

Sara M. dijo...

Jajaja, desde luego menudos razonamientos. Al mío el año pasado, una mujer ya adulta tuvo la genial idea de decirle que el Ratoncito Pérez no existe. Cuando le pregunté por el asunto me dijo muy convencido que, "claro Mamá, si es que lo de los Reyes Magos, vale, porque son personas; pero un ratón mago...". Olé ahí la salida, jejeje.

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