Érase una vez una jardinera llamada MARA, que trabajaba en un VIVERO y que tenía un cliente buenísimo que plantaba (en su VIVERO) muchísimas semillas de girasol para que su negocio pudiera prosperar.
Ella trataba básicamente con tres personas de ese cliente. Uno de ellos era amigo de la jardinera por motivos totalmente distintos al VIVERO y los otros dos eran totalmente desconocidos, pero poco a poco, a base de correos electrónicos sobre abonos y fertilizantes, llamadas telefónicas sobre fechas de posibles plantaciones y mensajeros llevando y trayendo semillas, habían acabado por tener una relación estupenda. No se ponían cara. Solo voz.
Un día el gran jefe del VIVERO, el hermano mayor mayor de la jardinera decidió organizar una comida para que todos se conocieran. La jardinera se puso sus mejores galas (vestidito, taconcito, se pintó un poquito, se adornó más de la cuenta) y tan contenta se marchó a comer con sus semilleros “girasolianos”.
La comida se celebró en un restaurante especializado en marisco.
La primera impresión de la jardinera sobre sus “clientes” desconocidos fue buenísima. Es más, había uno de ellos que estaba requetecañón!!!
El jefe del VIVERO encargó todo tipo de entrantes exquisitos, entre ellos, unas ostras, que regadas con un buen vino, estaban absolutamente deliciosas. Es verdad que eran un poco grandes, y en un momento dado a la jardinera le dio hasta “repelús” tragárselas así de golpe y porrazo… ¡¡¡Eran grandes como huevos fritos!!!
Después de un segundo estupendo y unos postres maravillosos, a las 16.30 horas, los clientes decidieron llevar a la jardinera a su VIVERO en un, ni más ni menos, Porsche 911 Carrera 4. El requetecañón y el otro iban aplastaditos detrás y la jardinera iba como una princesota en el asiento delantero con su amigo. Cuando llegaron a la puerta del VIVERO el amigo de la jardinera le dijo que si podía pasar al baño y la jardinera, que le notó “raruno”, le acompañó, casi de la mano, hasta el servicio y se despidió de él.
La jardinera llegó a su invernadero, en el que se encontraba su compañera Ro y le dijo “Tía, me encuentro de culo!” “¿Has bebido? Tienes una cara malísima…” “Qué va!!! Estoy rarísima!!!” Y se marchó al cuarto de baño.
Una de las grandes habilidades ocultas de la jardinera era vomitar y vomitar y vomitar, en un silencio sepulcral y salir como si no hubiera pasado nada… Es más, era capaz de seguir comiendo después!!! Bueno, pues la jardinera se marchó al cuarto de baño a poner en práctica su gran habilidad, terminando en un periquete…
Transcurridos 45 minutos apareció en el invernadero de la jardinera el requetecañón… “Oye, Mara, ¿has visto a tu amigo?” “No!!! Le he dejado en un cuarto de baño y me he subido a mi invernadero…” “Ah! Es que no ha salido…”. La jardinera bajó las escaleras del VIVERO de dos en dos hasta llegar al servicio donde se suponía que había dejado a su amigo.
Toc, toc, toc…
“Hola? Estás bien?” … No se oye nada…
Toc, toc, toc…
“HOLAAAAA? ESTAS BIENNNNNNN?” y precedido de un pedo enorme oye una voz de ultratumba que dice: “Siiiii…”
¿¿¿¿Qué ha sido eso???? … Madre mía… Se está literalmente muriendo!!!
“Necesitas ayuda?” “Noooo…” Se oía de fondo y a lo lejos… “En 10 minutos estoy bien y salgo…” En ese momento la jardinera notó que empezaba otra vez a salivar, se giró con una sonrisa abierta al requetecañón y le dijo: “Quédate aquí un ratito y si no sale me avisas”… Y subió de dos en dos las escaleras del VIVERO hasta el cuarto de baño de al lado de su invernadero para seguir practicando sus habilidades ocultas sin que nadie se diera cuenta.
A los 30 minutos volvió a subir el requetecañón. “Mara, este tío no sale”… La jardinera volvió a bajar, notándose bastante más débil y mareada…
“¿Hola? ¿Estás bien?” “Gruaaaaa, gruaap”, se escuchaba “Me estoy muriendo Mara… Me estoy muriendo!!!” se oía entre arcada y arcada…“¡¡¡Abre, corre, abre!!!”
Cuando el amigo abrió la puerta, la jardinera se encontró a un ser tirado en el suelo como una colilla, despeinado, con la corbata abierta, la camisa desabrochada, totalmente desmadejado y, abandonado a la suerte de sus potas y sus pedos… “Dios mío, ¡¡¡estás fatal!!!” le dijo la jardinera… “Ya … es que tengo alergia a las ostras. No es la primera vez que me pasa”… “¿Y por qué no lo has dicho?” “Porque hacía mucho que no las comía y me apetecían muchísisisimo!!!” “Pero… ¿eres imbécil? Si tienes alergia, tienes alergia joder!!!” (hay que recordar que el cliente era muy amigo de la jardinera eh?) … Aquel despojo humano no se podía defender (básicamente no podía ni hablar ya) y entonces la jardinera decidió llamar al 112.
Durante el rato que transcurrió desde que llamó al 112 hasta que llegaron los efectivos del SAMUR la jardinera estuvo pendiente de su amigo, no sin dejar ir a potar en seis o siete ocasiones…
Cuando llegaron los efectivos el SAMUR sacaron a rastras del servicio al amigo de la jardinera y le tumbaron en unos sillones. Le pusieron una vía y le tuvieron allí mismo en observación un ratito.
Casualmente, una de las enfermeras del SAMUR era amiga de la jardinera y ella muy bajito le confesó que también llevaba una tarde como para recordar u olvidar…
Les hicieron a ambos la prueba del azúcar y como en la ambulancia sólo podía ir uno, y el amigo de la jardinera empezaba a delirar, se lo llevaron colgando y arrastrando, mientras con las puntas de los zapatos hacía dos rayas en el suelo, y la jardinera quedó tirada en el sofá en brazos su amiga Matrix y de su amiga Ro hasta que a las 11 de la noche tuvo fuerzas para levantarse y poner rumbo a su casa…
La jardinera nunca más volvió a probar las ostras (ni lo hará).
La jardinera estuvo bastantes días sin coger el teléfono del requetecañonazo, … se moría de vergüenza.
El amigo de la jardinera estuvo ingresado toda la noche en el Gregorio Marañón y a su lado estuvo un tío esposado dando guerra hasta las 7 de la mañana.
Cada vez que el amigo de la jardinera va al VIVERO le dice: “Yo pasaría al baño, pero no a mi baño… a otro, a ser posible”…
MORALEJA: La curiosidad mató al gato y las ostras casi matan a la pobre jardinera…
Y esta es la triste historia de cómo una pobre jardinera descubrió que era alérgica a las ostras…
8 comentarios:
Ostras!!! que historia....
:P
Besos.
Que mal rato se pasa...Ehhh?
Bueno ahora sabiendo que eres alérgica a las ostras ya sabes....No las pruebes,aunque pase mucho tiempo que no las comes,como le ocurrió a tu amigo.
Además he oído que con el marisco la intoxicación es mas fuerte si tienes alergia que con cualquier otra comida.
Buen post.
Me acabas de recordar algo semi-parecido que me pasó, también con las ostras pero el ataque lo sentí en el metro volviendo de la facultad(las ostas las comí el día anterior celebrando el fin de carrera de mi hermana). Qué mal! Cuando salí a la calle me sentía incapaz de andar la distancia de la parada a mi casa. Vaya mareo y malestar! Me tuve que sentar un rato y un alma caritativa se me acercó a ofrecerme ayuda, debía tener una cara... Los 500m más largos de mi vida!
Besos y abrazo virtual
Niña, ¡qué asco! yo no las he probado en mi vida y no lo haré, ni idea si soy alégica pero me dan un asquito enorme. ¡Tan babositas!
Probre el amigo de la jardinera, y menos mal que lo puede contar, estas cosas le mandan a uno al otr barrio y se acabó la presente historia.
Y pobre cañón y acompañantes, metidos en el Proche embutidos.
Madre mia, que momento!! y con un cañonazo de por medio!!Ufff.
Como dice Beatrice, que suerte, porque estas cosas son peligrosas y te pueden dejar fiambre.
A mi la verdad tambien me dan un poquito de asquito, las he probado, y no me ha pasado nada, asique de esto deduzco que no soy alergica.
Me encanta tu blog.
Besos
No tienes porque ser alérgica. Es muy fácil que te sienten mal, persevera, sigue probando (si te atreves). Yo no soy alérgico pero una vez casi me tumban...
Maremiaaaaaaaaaaaa. Perdóname Reina, jajajja pero imaginar a tu amigo tirado en el baño y tu poniéndote azul por las nauseas, jajajaja. Lo siento mucho, jajajaja. Cuando se me pase la risa intento decir algo coherente, jajaja.
Un besazo,
JAJAJA
Eh!!! La que no tiene "palabras" que se deje de reir!!! Fue una situación super-estupenda... sobre todo la que vivió mi amigo... (yo también me reí bastante, que lo sepas)
Gonzalo, lo siento, no le doy ni media oportunidad más... No me compensa... Total, son ostras... La próxima me tiro a por mejillones y punto!!!
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