El otro día, estando en la piscina solita con el PLANETA, solté mi libro y me puse a mirarle…
Ha cambiado mucho. Está mayor. Es un niño, muy mimosote, pero ya es un niño. Sólo tiene seis años y más de medio del séptimo, pero percibo perfectamente sus cambios y sobretodo, la picardía con la que actúa… Es un profesional. Mi PLANETA es la caña.
En un momento dado se puso a jugar con su amigo Juan, y decidieron bañarse… Al ratito, salieron encogidos por el frío (fresquete) que da el cambio de medio y temperatura y cogieron sus respectivas pistolas de agua.
Cada uno tiene una pistola de agua. No eres nadie en la piscina de la urbanización si tienes menos de ocho años y no tienes un pistolón de agua con un contenedor de la misma más grande que tú, y que cuando está llena pesa un quintal… Cuando tienes esa edad, “caballo grande, ande o no ande”… quicir, ¡¡¡pistolón grande puedas con ella o no!!!
La pistola de Juan es muchísimo más práctica que la del PLANETA, porque es como un churro de modo succión. Su contenedor es más pequeño, pero el rellenado se hace en un periquete… Es como una jeringuilla. La metes en la pisci, tiras pa’tras de la culata y ya la tienes llena. Además el chorro que suelta la pistola de Juan es directo, no se esparce por el camino… Tú empujas la culata y sale aquello a propulsión y directo contra tu ojo, tu cara, tu espalda, tu pecho… como una flecha. No te llega a hacer daño, pero “lo notas”, notas un chorro y que te han mojado un punto determinado de tu anatomía. Eso si, se gasta antes y hay que rellanarla más veces.
La pistola del PLANETA, último modelo comprada hace nada en el chino de la esquina (creo que si la ve Ana Botella me quita la custodia de mi niño), pesa más, pero tiene más empaque. Tiene un contenedor más grande, el chorro sale como un aspersor, no te agujerea el cráneo, sino que te empapa a ti enterita en general, y tarda más en gastarse… El problema es que es de gatillo, y el dedo del PLANETA acaba por caerse de cansancio cuando lleva más de media hora trabajando. Por supuesto, cuando tiene que rellenarla tiene que desenroscar el contenedor, meterlo en el agua, haciendo malabarismos de cuclillas en el bordillo para no caerse en la piscina, estar en esa “posturita” más de dos minutos, volver a enroscar y ya tiene munición para volver a atacar a su contrincante otra vez.
Les miraba, o admiraba, con cariño y, sobretodo, con envidia. Su inocencia. Su niñez. Su capacidad infinita de jugar. Su alegría por estar los dos a chorrazo vivo sin más preocupaciones que esquivarse. Su ausencia de problemas. Su falta de responsabilidades… ¡¡¡Qué estupenda es la infancia y qué poco la aprovechamos!!!
En un momento dado, oí al PLANETA que decía: “Juannnnnnnn, no vale, ahora no vale!!! No me dispares tío que estoy en MODO RECARGA”… Y Juan dejó de disparar durante los dos minutos que el PLANETA tardó en desenroscar, llenar y “roscar” otra vez el contenedor de su pistola. Volvieron a atacarse… Juan soltaba el chorro, tiraba de la culata, recargaba y volvía a soltar el chorro… Así indefinidamente… Cada rato oía al PLANETA: “Otra vez, jope, Juannnnnnn, que no vale, no ves que estoy en MODO RECARGAAAAAAAAAA”… Y entonces, llegó un momento en que Juan protestó: “Ya, pero cuando yo recargo no dejas de dispararme, y cuando tú estás en MODO RECARGA, me tengo que quedar parado mirándote”… “Ya, pero es que … ¡¡¡tú recargas más rápido que yo!!! Yo tardo más en recargar, y estoy desarmado mientras lo hago. No me disparesssssss!!!” … “Ya, pero tu pistola luego dura más cargadaaaa!!!”
Me hizo gracia ver como el PLANETA pedía clemencia en los momentos en que estaba con las defensas bajas y de cómo “resucitaba” y se venía arriba cuando tenía totalmente cargado su contenedor…
Y extrapolé la capacidad de sus pistolas a mi persona… A lo que he sido y a lo que soy… Me comparé con la pistola de Juan y con la del PLANETA.
Hasta hace poco, relativamente poco, he sido como la pistola de Juan. Incansable. De chorro directo y preciso. Rápida. Y absolutamente fácil de recargar y manejar… Iba, hacía, deshacía, me agotaba, me vaciaba, en cuatro segundos me recargaba, me llenaba, volvía a estar al cien por cien, hacía, deshacía… Todo con alegría… Sin fin, sin cansarme, sin caer… Una máquina absolutamente activa con un modus operandi estupendo y super práctico… Mi MODO RECARGA era admirable, no tenía fin, no costaba nada, todo salía relativamente bien y lo que no salía bien, lo subsanaba con la misma energía.
Poco a poco he ido cambiando. No sé si para bien o para mal, pero he cambiado, me lo noto…
Me he ido convirtiendo en la pistola del PLANETA. Tengo más aguante físico y psíquico. Soy aparentemente más dura. Para que me vacíen hay que apretarme el gatillo muchas, muchísimas veces, hasta que le duela el dedo al apretador… pero cuando me vacío… uff!!! Necesito algo más de dos minutos para recargarme. La recarga es a base de paz, de mirar al infinito y pensar, de dar a la pausa y reflexionar … y el problema es que los de mi alrededor no me dan tregua ni tiempo para que esa recarga sea completa, para que yo pueda volver a funcionar a tope, para que mi “yo” vuelva a estar donde tiene que estar…
Mi chorro lleva tiempo como un aspersor… El que mucho abarca poco aprieta. El que mucho “aspersiona” poco moja. Tengo tantas cosas en la cabeza que, plenamente, no estoy activa en ninguna de ellas. En nada.
¿Será un problema de edad o de necesidad de vacaciones? ¿O quizá será un mix de ambas cosas?
Y el problema es que todo sigue su curso exactamente igual, que te siguen exigiendo en todas partes exactamente igual, que tienes que seguir rindiendo exactamente igual, y no te puedes girar y suplicar: “No me dispares ahora, por favor, … ¿no ves que estoy en MODO RECARGA? Respeta un poquito que estoy totalmente indefensa y no puedo pelear contra ti”…
Tres golpes de tatami… Tac, tac, tac… ¡¡¡Me rindo!!! ¡¡¡Pido clemencia!!!
Dios Mío, todavía me queda más de un mes para desconectar del mundo y lo que me queda apunta a que va a ser duro, duro, duro, sobretodo laboralmente…
Intentaré ponerme en MODO RECARGA este fin de semana, pero… no sé si podré…
6 comentarios:
Quizás no sea un cambio sino una wevolución, una adaptación al medio.
Cuando veo esos peazos pistolones de agua y los comparo con los que usábamos de peques me da mucha rabia, y hasta me dan ganas de ser peque un ratito para disfrutar de estas maravillosas armas letales de agua, qué diferencia
Saludos
Tienes razon Sese... Quiza sea eso... Una evolucion al medio? Puede ser... A ti tambien te pasa? ... Un beso y ah! Te presto la pistola del PLANETA cuando quieras!!!
A veces da igual el tamaño de la pistola.
Depende del daño que quieras hacer con su uso.
Lo lógico es respetar el modo de recarga,pero hay veces que hasta se dispara a la persona que va con el distintivo sanitario,o al que ya está herido.
Lamentablemente es así en la mayoría de los casos.
Buen post.
Efectivamente 16... Hemos perdido la oportunidad de que "casa" o "cruci" te den un momento de tregua... Un beso
Muy buen post. Aprende de tu PLANETA. Cuando estés en modo recarga DILO! Los demás no siempre se dan cuenta... Buen fin de semana. Seguro que recargas a tope tus baterías.
Muy buen post. Un paralelismo más que acertado.
Recarga, recarga.. y si te sobra algo, me haga Ud. el favor de pasármelo...
Un beso,
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