Si, lo sé… Llevo una semana sin escribir nada, absolutamente nada…
No estoy vaga… nooooooooo!!! Ni muchísimo menos… Al contrario, he echado mucho de menos escribir, de hecho me han estado pasando cosas que he intentado retener en mi memoria para que no se me olviden… Sensaciones, sentimientos, emociones que han ido transcurriendo y que he querido almacenar para expresarlas … el problema es que todo ha quedado eclipsado por los últimos cuatro días…
¿Por qué? Porque he pasado los últimos cuatro días buscando al Príncipe Azul, y cuando lo encontré… estaba “cogido”… vaya por Dios…
Me remonto al jueves 28 de junio…
Madrugón, cojo un vuelo, llego a un hotel ideal con forma de barco, suelto la maleta y empiezo la búsqueda. Mi príncipe no vive cerca, pero eso no me desinfla en las ganas de conocerle y encontrarle… Voy maravillosamente acompañada. Campanilla brilla como siempre (o más que nunca), está contenta y feliz, y tiene más ganas que yo (si cabe) de verle… Jack Sparrow me protege de todo cuanto me pueda pasar, para eso es el mejor de los piratas y va perfectamente uniformado y preparado para defender a sus damas… Lo primero que nos encontramos en su pueblo, está cuidadísimo, limpio, lleno de tiendas ideales… eso si… ¡¡¡se come mierda!!! ¿Por qué todo lo que se come fuera de casa es mierda? Encontramos mil pruebas que superar: laberintos, tazas alocadas, elefantes que vuelan, trenes con brujas, barcos piratas, árboles que había que escalar… Uff!!! Qué mareo… Y por fin su casa… Una chabola. Una chocita de nada… Enorme, grandiosa, gigante, preciosa…
No le encontramos por ningún lado… Nos acostamos reventados…
Viernes 29 de junio…
Madrugón… Esto no debe decaer, decidimos cambiar de aires e ir al pueblo de al lado para ver como se han rodado todas las películas protagonizadas por nuestro Príncipe Azul… Damos vueltas, volteretas, nos tiramos por montañas rusas de vértigo, ascensores que, sin control, se descuelgan con nosotros dentro… Campanilla y Jack Sparrow no muestran síntomas ni de miedo, ni de cansancio, al revés, se van viniendo arriba tal cual van pasando los minutos y las horas… No tienen fin… Nos volvemos a acostar mediomuertos…
Sábado 30 de junio…
Otro madrugón… Seguimos intentando localizarle… No es fácil… Y eso que aquí todo el mundo habla perfectamente francés, inglés y español, pero aún así, nadie nos sabe decir donde encontrarle… Campanilla se suelta con el inglés, sin pudor ni vergüenza… Jack Sparrow abre los ojos cada vez que alguien se dirige a él, y como los tiene tan oscuros, todo el mundo se da cuenta perfectamente de su procedencia. Al fin, dimos con él. Si, había encontrado a otra, una rubia (peligrosa y dormilona) se nos había adelantado y fue tal el chasco que decidimos, para superar el trago …
coger un tren a las cinco de la tarde y pasearnos por la gran ciudad…
PARIS… Se me había olvidado lo maravilloso que es PARIS…
El glamour de las francesas, lo viejo que está el metro, los millones de personas de distintas razas, nacionalidades, religiones que pasean por la orilla del Sena, lo que nos desprecian abiertamente los franceses, las casitas maravillosas con sus techos que parecen de juguete…
Estar allí con la ESTRELLA y el PLANETA ha sido realmente especial… Al contarle las historias (pocas) que conozco de esa ciudad, me miraban embobados… Nos tomamos una creppe de Nutella y a las nueve de la noche cogimos el tren de vuelta y volvimos a entrar en el pueblo del Príncipe Azul, que ha cumplido 20 años y a las once de la noche hay una fiesta de luz, color y fuegos artificiales en su casa… Volvimos a retomar nuestras personalidades… Abrazada a Campanilla se me hace un nudo en la garganta viendo aquella preciosidad… Nos volvemos a acostar, un día más, totalmente destruidos.
Domingo 1 de julio.
Vuelta a casa. Felices, contentos y expectantes ante lo que va a hacer en un ratito nuestra Selección… Espero que se haga justicia…
Lo peor:
- la comida: siempre lo mismo: nuggets, hamburguesas, perritos calientes…
- el olor de los cuartos de baño… Incomprensible… No sé si no hay ventilación, si están mal diseñados, si la gente está podrida por dentro… No sé que es… Pero lo de los baños es absolutamente infumable.
- la “superioridad” de algunos franceses… y digo algunos porque no quiero generalizar, pero … ¿por qué son tan antipáticos y sobraditos?
Lo mejor:
- ver las caritas de los niños, con su ilusión y alegría… eso no tiene precio.
- que todo el mundo habla perfectamente francés, inglés y español… Y eso se agradece…
- los musicales y las películas… Todo lo que hace Disney es alucinante, no defrauda. La vez anterior había un musical del Rey León espectacular… El de esta vez de Tarzán era una pasada.
Y el mejor momento de todos, por encima de todo, fue cuando, paseando detrás del PLANETA y el AVIADOR, paré con mi ESTRELLA a hacerle una foto con la Torre Eiffel al fondo, y me dijo: “¿Sabes mami? Eres la persona del mundo con la que más me gusta estar…”
¡¡Glup!! Sin comentarios…
Un viaje inolvidable… Otro más…
2 comentarios:
Si Enrique IV de Francia dijo que París bien vale una misa el comentario de la Estrella bien vale una vida.
Besos.
Bienvenida a tu blog.
Como siempre me alegro que lo pasaras bien.
Para esos franceses sobraditos,bien hubiese valido llevar la camiseta con el eslogan:Soy español...........¿A que quieres que te gane?
Publicar un comentario