martes, 3 de julio de 2012

AUTODEFENSA

Todos, todos, todos, sin excepción, hemos salido de pequeños a la caza y captura de animales…

¡¡¡TODOS!!! Y cuando digo todos, somos todos…

¡¡¡Qué levante la mano el que no lo haya hecho!!!

Algunos animales han sigo perseguidos por curiosidad, como las lagartijas, porque si les conseguías cortar el rabo o la cola, ésta se seguía moviendo durante un rato, mientras el bicho se marchaba pitando. Ahora, tiempo después, sabemos que eran las terminaciones nerviosas del “bicho” lo que hacían que continuase con “vida” el rabo, pero en nuestra más tierna infancia, creíamos que las lagartijas tenían el don de que si les cortabas la cola se convertían en dos y seguían ambas con vida y volvían a crecer multiplicándose. (Esto, por lo menos era lo que pensaba yo… Alma de cántaro!!!)

También hemos cogido grillos… Yo ahora veo un grillo y como no lo sé distinguir de una “cuqui” (cucaracha), me muero de asco y de miedo… ya ves tú!!!! Las “cuquis” no hacen nada pero son absolutamente repugnantes y a nosotras, las damas, nos hacen subirnos en la primera silla que encontramos.

No puedo dejar de mencionar los caracoles y babosas, que son totalmente inofensivos y … pobres!!! les hemos “tuteado” todo lo que hemos podido… Especialmente a los caracoles, porque como tienen caparazón son menos ajquerosos de coger… porque las babosas, que por cierto, siempre se escondían en el agujero de los aspersores, por aquello de que les gusta la humedad y el fresquito, no aportaban nada de nada a nuestras cacerías infantiles… Sólo babas y más babas… no tenían donde esconderse las pobres…

Y … ¿los bichos-bola?... Se denominan científicamente como Oniscidea, y vulgarmente como chanchitos de tierra o cochinillas de humedad… ¡¡¡Qué horror!!! A mi me gusta mucho más lo de “bicho-bola”!!!

Se caracterizan por un exoesqueleto rígido, segmentado y calcáreo y por tener… siete pares de patas!!! Joder!!! A mi me das siete pares de patas y no tengo la necesidad de hacerme “bicho-bola”, me pongo a correr y no me coge ni Carl Lewis!!!

Bueno, pues los “bicho-bola” eran maravillosos… Esos iban como un “ciempiés” caminando por donde fuera… “tic,tac,tic,tac” y cuando notaban tu presencia… blup! se convertían en una pelotilla y se quedaban quitecitos en si mismos a su propio alrededor esperando a que pasase el horror de tu presencia…

Y los cogías con la mano, los tocabas, los intentabas abrir.. .y ellos… blup! quietecitos y haciendo fuerza para que no entrases en su intimidad… pasando desapercibidos, intentando que su mísera y pobre presencia dejase de ser importante para ti para poder seguir con su caminata de “tic,tac,tic,tac” hasta su guarida o agujeillo donde tendrían a sus bebitos…

Siempre me ha dado la sensación que el “bicho-bola” era un cobarde. No se porqué! Me parecía un animal acojonado de la vida, que no sabía afrontar lo que se le venía encima y que se autoprotegía en su propio caparazón, intentando pasar desapercibido, y que el daño que aparentemente le ibas a infringir fuera lo menor posible.

Hoy, esta actitud del bicho-bola la entiendo perfectamente… De hecho, llevo un tiempo haciéndome “bicho-bola” cada vez que puedo, para evitar los daños que aparentemente se me vienen encima y así capear mejor el temporal… No es una actitud cobarde en absoluto… que va!!! Es autoprotección, porque si no me protejo yo, ¿Quién va a protegerme?

Hay tres motivos (dos para los hombres) por los que nos hacemos “bicho-bola”:

1.- Sólo para mujeres: En momentos de tristeza profunda. Son esos momentos en que nadie te puede dar consuelo, porque son tuyos y solo tuyos… Es una necesidad vital. Es un momento íntimo. Es una tristeza que no puedes explicar y que tienes que pasar sola… Y entonces, llegas al sofá de tu casa, esa casa que te da todo el refugio y toda la paz del mundo, y cuando consigues quedarte sola… te haces “bicho-bola” y lloras, lloras, lloras, lloras… (He dicho que lloras?)… Y en ese momento, queridos caballeros, no tenéis nada que hacer, no hay nada que nos ofrezcais que nos pueda interesar, porque es nuestro momento “bicho-bola” y sobrais… Irsen coño!!! No precisamos de vuestra presencia y de vuestro consuelo, porque además, la mitad de las veces no sabemos explicaros por qué nos hemos convertido en “bicho-bola”, pero es lo que nos pide el cuerpo y estorbáis de una manera absoluta y contundente… Y mañana será otro día… Y si en ese momento iniciáis una conversación, lleváis todas las de perder…

Y en las generalidades de la humanidad encontramos dos momentos para hacerse “bicho-bola”, dependiendo de la magnitud del problema y de la cercanía del que lo aporta…

2.- La magnitud del problema. Gran cagada nuestra o del prójimo, pero que redunda en nosotros. No tenemos escapatoria. Nos van a pegar una “yoya” de las de kilo… Es el momento de sacar todas las barreras y fortalezas de nuestro ser y poner el caparazón duro, duro, duro, para recibir el impacto… Nos lo van a pegar. Lo sabemos. Y por eso, estamos preparados para recibirlo… Somos como el Apolo XIII… Tres, dos, uno… IMPACTO… Y el “bicho-bola” se hace fuerte… Si suena “crash” … te has quedao por el camino macho! Si consigues sobrevivir al primer impacto, la onda expansiva te moverá hacía adelante y hacía atrás como un péndulo, pero conseguirás mantener el equilibrio y poco a poco deshacer la bola y seguir con tu “tic,tac,tic,tac”… No es mortal de necesidad, pero cuesta reponerse de un lechazo de gran magnitud.

3.- La cercanía del que lo aporta. Para poder hacerte a tiempo “bicho-bola” en un impacto cercano lo tienes que ver venir… No es fácil, aviso! Normalmente te suelen pillar a medio hacerte “bicho-bola” y pueden tocarte el corazoncito… Y eso duele… Si te llega al corazón, estás jodido… Un golpe de cercanía es más duro que el de magnitud, sin lugar a dudas, porque no te lo esperas… Es traidor y certero… Y duele más por dentro, que en el caparazón, aunque el guardabarros se quede abollado bastante tiempo y el limpiaparabrisas deje de funcionar, lo difícil es recuperar esa cercanía… Normalmente, cuando te pegan en la cercanía una vez, no das opción a una segunda vez… porque ya estás preparado para que ese ser cercano que te abolló, lo vuelva a hacer, y las siguientes veces te resbalan más que la primera… La primera vez, como en todo, es la que cuenta…

Chicos, mirad a los lados, espero que tengáis fuertes las armaduras, porque ha llegado el momento de hacerse “bicho-bola”… Y no es cobardía, qué coño!!!… ¡¡¡es AUTOPROTECCIÓN!!! ¡¡¡es AUTODEFENSA!!!      

4 comentarios:

El 16 en discordia dijo...

Completamente de acuerdo contigo.Yo también creo que es autoprotección.
Aunque también he de decirte,que algunas veces lo que entendemos por cercanía,no es nada más que leve aproximación.

El 16 en discordia dijo...

CORRIJO:Leve proximidad.

TORO SALVAJE dijo...

Me puse la armadura siendo niño y me acompañará hasta mi último día.

Tanta maldad la requiere.

Besos.

sin más palabras dijo...

Querida... no puedo estar más de acuerdo. Y ahora voy y me hago el bicho-bola. Voy a ver si el mundo para de mí un rato, y más que sobrevivir, puedo vivir….

Un beso,

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