SER MADRE (IV) - MOMENTOS HOSPITALARIOS

Reconozco que me gustaba ir más al médico cuando eran pequeños… pero pequeños de verdad, con 2 o 3 años… Cuando no hacía falta que ellos hablaran, y era yo la que explicaba lo que les pasaba, el médico les hacía el reconocimiento correspondiente, miraba oídos, pulmones, garganta (con las convulsiones que les daba el palito que les metían en la boca y que les regalaban después y ellos se llevaban como un premio, lleno de viruses y bacterias) y me recetaba lo que yo, como madre y no médico, sabía que necesitaban…

Las visitas a urgencias, por lo general, suelen ser un coñazo. Y yo las evito todo lo que puedo. Sólo cuando creo que necesitan antibiótico voy… Si lo puedo “curar” con el Dalsy y el Apiretal de marras, el Flutox, o simplemente a base de besitos, el viajecito a Urgencias me lo evito.

Hace más de una semana, el PLANETA de mi vida llegó a casa con un pómulo hinchado y rojo. Cuando le pregunté que había pasado, me contestó con un sencillo “me he chocado contra la cabeza de José en el recreo, jugando al fúlbol, y la profe me ha puesto hielo”… No le dí más importancia, y con el paso de los días, el golpazo se convirtió en un ojo semimorado, que ha ido pasando a azul, verde, y amarillo.

Hace menos de una semana el PLANETA de mi vida llegó a casa con un chichón en medio de la frente. Cuando le pregunté que había pasado, me contestó con un sencillo “estaba columpiando el columpio sin nadie montado, la ESTRELLA me ha llamado para que le pasara la pelota y, por su culpa, el columpio me ha pegado en la frente, porque no le he visto venir”.  No le dí más importancia, y con el paso de los días, el golpazo se convirtió en una frente semimorada, que ha ido pasando a azul, verde, y amarillo.

Con este cuadro clínico de golpes y porrazos llegué el sábado a Urgencias. El PLANETA debutó en esta nueva bacteria vírica hace seis días con una pota espectacular a las doce de la noche (de esas repotazas que te hace replantearte, tarde, las maravillas de la maternidad y sus contraindicaciones) y llevaba ya cinco días con fiebre cada ocho horas de reloj. Por lo cual, empecé a sentirme una auténtica MADRASTRONA si no le llevaba a que le viera un pediatra. Aunque en realidad me hubiera encantado llamar a tele-farmacia y pedir la Amoxicilina correspondiente para evitarme el paseo.

Eran, aproximadamente las 19.45 de la tarde/noche cuando llegué a Urgencias y teníamos una cena a las 21.30 en casa de unos amigos.

Llegué a la “recepción” del Hospital y dí la tarjeta médica. Cuando me giré para ver la sala de espera, observé cerca de 20 o 25 niños en edades comprendidas entre los 10 meses y 4 años aprox., intentando divertirse con cualquier aparato, y a sus madres con cara de desesperación, intentando llevar lo mejor posible el momento “echo-la-tarde-en-urgencias”, sacando las Nintendos, los Ipad y cualquier artilugio que sirviera para entretener a los churumbeles…

¡¡¡Joder!!! ¡¡¡Qué mal preparada vengo!!! ¡¡¡Yo sólo tengo mi móvil y el PLANETA se sabe de sobra todos los juegos!!!

La persona de recepción me dijo que pasara, porque iban a hacerle al PLANETA un reconocimiento previo. Atravesamos la puerta y nos encontramos dos enfermeras maravillosas.

-          Hola, eres el PLANETA.

-          Zi.

-          ¿Cuantos añitos tienes?

-          Seis

-          ¿Sabes cuanto pesas?

Me mira. Aquí debo intervenir…

-          Casi 25 kilos.

-          ¿Qué síntomas tiene?

-          Pues tiene fiebre cada ocho horas desde hace unos días y no consigo que se le pase sin medicinas. Además dice constantemente que le duele la cabeza, y ya me estoy empezando a preocupar.

-          Muy bien.

Le pone el termómetro en el oído.

-          Tiene 36.4.

-          Ya, es que le he dado Dalsy hace dos horas. Yo sólo vengo para que me den la receta de la Amoxicilina, porque o tiene anginas o tiene faringitis, y necesito la receta.

-          Vale. Pues tiene que pasar a la sala de espera. Le advierto que hay mucha cola.

-          Perfecto. Gracias.

Me siento en una silla, que si no fuera porque no tiene cables, pensaría que es una silla eléctrica. ¡¡¡Qué cosa tan incómoda!!!

-          Mamá!!! Me aburro!!!

-          Y yo más cariño…

Mando un sms al AVIADOR.

-          “Anula la cena de esta noche. Son las 19.50 y tengo 25 niños por delante”.

-          “Bueno, pues mira a ver que puedes hacer”

¿¿¿¿????

¡¡¡Qué quiere que haga!!! ¡¡¡Pues esperar a que me toque!!! Los milagros en Fátima y en Lourdes…

-          Mamá… Me aburro todavía más que antes…

-          ¿Quieres mi movil cariño?

-          Vale!

Y se pone a jugar (y yo con él ) a todo tipo de cosas absurdas…

De pronto, un ángel de la guarda dice: “Por favor, ¿el PLANETA?”. Me pongo de pie como un resorte… “¿Ha dicho el PLANETA?” … “Si, si… El PLANETA…”

Paso y me dicen las enfermeras que me habían atendido antes. “Mire, como es el mayor de todos los de la Sala de Espera, hemos pensado que quizá a Usted no le importe que en lugar de un pediatra le atienda un médico de medicina general…” … “No sólo no me importa, es que ¡¡¡os quiero!!!! Perfecto un médico de medicina general, yo tengo un hermano médico de medicina general y me fiaría absolutamente de lo que él me dijera” … “Muy bien. Pues pase al Box 2”…

(Hago un inciso para decir que lo del box me recordó totalmente a “Anatomía de Grey” y al amor profundo que tengo a Derek… Ese pedazo de médico con cara de pirata cabrón… ¡Uy! ¡¡¡Qué me pierdo!!!)

Paso al Box 2…

-          ¡¡¡Hola Doctor!!! Qué suerte tenemos de que nos atienda Usted. ¿Verdad PLANETA?

-          Zi.

-          ¡Hola! ¿Cómo te llamas?

-          PLANETA

-          ¿Y cuantos años tienes?

-          Seis.

-          Vamos a ver, cuéntame… ¿Qué te pasa PLANETA?

Y dice el tío, con una tranquilidad pasmosa, con un aplomo increíble… Va el tío y dice:

-          Pues mire Doctor, a mi me duele la tripa desde hace tres años!!!

Abro los ojos de manera desorbitante. Me giro hacia él. Le miro. Miro al Doctor. Le vuelvo a mirar!!! Vuelvo a mirar al Doctor!!! Le miro otra vez, totalmente incrédula de lo que estoy oyendo!!! Pero bueno!!! Qué morro tiene!!! Y veo ese ojo morado, esa frente hinchada y verde. El médico me mira. Yo le miro otra vez. ¡¡¡Dios Mio… Defiéndete tia que te van a quitar la custodia!!!.

-          Pero bueno!!! ¿Cómo puedes decir eso? Si no te has quejado de la tripa en todos estos días!!!

-          Si me he quejado, pero tú no me has hecho caso.

-          Pero bueno!!! Pero bueno!!! ¿Cómo puedes decir eso?

¡¡¡No doy crédito!!! ¡Este niño es lerdo o es listísimo! ¿Por qué me está haciendo esto?

-          Vamos a ver Doctor, yo le explico…

Y empecé a argumentar una serie de estupideces para que aquel señor no pensase que soy una madre desalmada, sin sentimientos y una maltratadora… Ahora me arrepiento de no haber pedido Amoxicilina con clabulánico… ¡¡¡Así por lo menos mi PLANETA se hubiera cagado por las patas con motivo y se hubiera quejado de la tripa con razón!!!

Reconozco que prefería ir a Urgencias cuando eran pequeños y no podían hablar, porque me sentí una auténtica madrastrona con mi PLANETA, su ojo morado, su frente marchita y su tripa dolorosa desde hace más de tres años…

¡¡¡Tendrá morro el tío!!!