Una vez cometí un error, y me convencí de ello y lo sostuve mucho, mucho tiempo, con unas aseveraciones aplastantes, con unas explicaciones “ex cátedra” y con unos argumentos tan feroces y veraces que nadie pudo quitarme la palabra, la razón, ni la idea de la cabeza.
A día de hoy, me doy cuenta de mi craso error, pero no soy capaz de recular, porque crearía en ellos una incongruencia tan grande, después de tanto tiempo sosteniendo todo lo contrario, que en adelante cualquier cosa que yo dijera de forma aplastante sería aplastantemente rebatida por ellos… y además soy tan soberbia y tan orgullosa que no lo pienso reconocer en voz alta…
Una vez leí, que para que los niños se acostumbrasen a cenar solos, a saber estar en una mesa, a hacer de la cena una reunión familiar estupenda, había que evitar tener ningún tipo de elemento distrayente en el lugar donde se alimentaban los vástagos.
¡Perfecto! Me pareció un razonamiento estupendo. “Tienen razón”, pensé. “Han de hacerse mayores, mantener conversaciones interesantes, compartir su día a día con la familia y, mientras, saber comer y hacer de los desayunos, las comidas y las cenas un momento familiar estupendo, unido, relajado, único… Un momento inolvidable después de un día agotador de trabajo para todos”
Ja!
Ja!
Ja!
No entiendo que mierda de libro me leí… No entiendo porqué me dejé engañar. No entiendo porqué tengo la tele pistonuda en el salón, en lugar de tenerla delante de sus narices en la cocina y ver como engullen las comidas sin parpadear, mirando con cara de lerdos la tele, mientras les voy metiendo una cucharada tras otra en su boca, estúpidamente abierta al efecto…
El momento del desayuno, tiene un pase. Están mimosos, medio dormiditos y después de hacerles pedorretas y darles besos por todas partes, consigo que lleguen a la cocina, más o menos, dignos y jugamos a “¿quien sabe lo que ha soñado mamá hoy?”…
Los cereales, las galletas, las tostadas se comen rápido y los vasos de leche son engullidos con ganas, “atragalopavo”, mientras consiguen quitarse las legañas y van diciendo todo tipo de alucinaciones: “¿Un león te comía una pierna y tú podías seguir corriendo?”, dice el PLANETA. “Que… ¿te tocaba la lotería y me llevabas a Nueva York a casa de Shakira?”, dice la ESTRELLA. Y mientras ellos van dando palos de ciego, yo intento inventarme un sueño convincente.
¡¡¡El momento de la cena es infernal!!! Ellos están agotados… ¡¡¡yo más!!! Nunca consigo que lo que hay de cenar les apetezca, y además, no es fácil compaginar los menús de dos colegios distintos, por que si una ha comido pollo y el otro tortilla, de cena habrá carne de ternera… Lo más fácil sería hacer un puré de lo que fuera, pero los niños (por lo menos los míos) son enemigos absolutos de los purés (y lo entiendo, a mi, personalmente, ¡¡¡me repugnan!!!), por lo cual ya se sientan a cenar torciditos, al grito de “noooooooo, mamiiiiiiiii, carne en salsa con arrozzzzzzzzz noooooooooooo”… Y yo, que las pilas pacientes y alcalinas me duran lo que me duran, me empiezo a poner merengada tal cual oigo la primera queja…
Para que la cena sea más “llevadera” intento contarles las cosas que me han pasado en el día, que sean aptas para mentes de seis a nueve años, y por supuesto, en las que puedan participar activamente con comentarios y adivinanzas… (Normalmente acabo convencida de que me tengo que ir a Media Mark a por una tele para la cocina…)
Así son mis conversaciones vespertinas… (He de decir que para ellos cualquier excusa es buena para no tener que comer la carne que les he puesto):
Yo: “¿Sabéis qué? Hoy a mamá le han hecho un análisis de sangre. Con una aguja me han pinchado en el brazo y me han sacado sangre”
ESTRELLA: “¿Y te han hecho daño? A verrrrrrrrrrr!!! Un besito donde te han pinchado” Muaks, muaks, requetemuaks….
PLANETA: “¿Cuánta sandre te han sacado? ¿Cómo era de gorda la abuja? ¿Y te has muerto?”
Yo: “No. No me han hecho daño. Bueno un poco, pero muy poquito. Venga comed y os sigo contando…”
ESTRELLA: “Mami… qué médico tan malo!!!” y se pone a llorarrrrrrrrr!!!!!!! (Ya estoy fastidiando el momento familiar maravilloso de la cena)
PLANETA: “¿A ver el agujero? Ah! ¡¡¡Qué pequeño!!!! ¡¡¡Qué porra!!! Y ¿porqué no te has muerto? Si te sacan la sandre te mueres ¿no?”
Yo: “Si, pero eso pasa si te sacan toda la sangre del cuerpo (se dice sangre mi vida, no sandre) pero no me han sacado mucha, solo un par de botecitos… ¡¡¡Queréis comer que no habéis empezado!!!”
PLANETA: “O sea, ¡¡que no te han vaciado el cuerpo? … Y ¿de qué color eran los botecitos?”
Yo: “Pues eran transparentes, pero cuando han puesto la sangre se han puesto….”
PLANETA: “VERDESSSSSSSS!!!!! ¿A que sí? ¿A qué se han puesto verdes?”
Yo: “No, se han puesto del color de la sangre que es roja, granate, roja oscura… Color sangre! ¡¡¡ Venga comeeeee!!!”
PLANETA: “Buaaaaa, qué porra!!! Lo guay es sangre en un bote verde!!!
No voy a investigar sobre este punto… No sé porque es guay sangre sobre un bote verde, pero me da igual… No me interesa saberlo…
Yo: “Luego me han hecho una prueba de la vista y del oido. La vista es para saber que tal veo”
ESTRELLA: “Y ¿qué tal ves mami?”
PLANETA: “Pues mal, tiene que ver mal, porque mamá ya es vieja, y los viejos ven mal… Mamá ¿tú las gafas las tienes en el trabajo siempre?”
Yo: “No mi vida. Yo no tengo gafas, y me han dicho que veo genial. El tenedor, coge el tenedor bien…”
ESTRELLA: “Mamá no es vieja!!! Sólo tiene muchos años, pero no es vieja!!!” Empiezo a notar que mi ego se arrastra con dificultad por el suelo de la cocina… Tanta sinceridad me mata y no han probado ni bocado de la carne de las pelotas…
PLANETA: “Y EL OIDOOOOOOO? ESTAS SORDAAAAA YAAAAAAA???”
Yo: “Bueno, veo mejor que oigo, pero sorda tampoco… No oigo perfecto pero no oigo mal. ¡¡¡¡¡¡¡Come algo, de verdad, por favorrrrrrrr!!!!”
PLANETA: “¡¡¡ Ves como si que es vieja!!! Los viejos están sordos y mamá está sorda!!!”
ESTRELLA: “A QUE NO MAMÁAAAAAA!!! A QUÉ TÚ NO ESTAS SORDA?”
Yo: “No cariño, no estoy en absoluto sorda. De hecho, me estás dando unos gritos horribles y yo te oigo perfecto.”
PLANETA: “NO GRITES A MAMAAAAAAAA, NO VES QUE TE OYE BIEN AUNQUE SEA MUY VIEJAAAAAAAAAAAA!!!!!!”
Dios Mio… Para que les habré contado lo del médico… Me están haciendo una autopsia y sólo tengo 37 años… Y siguen sin comer…
Vuelvo a intentar reconducir la conversación, cambiando radicalmente de tema:
Yo: “Y después he comido con S. en un restaurante… ¿a qué no adivinais a quien me he encontrado?”
ESTRELLA: “¿A Justin Bieber?”
Yo: “No hija, Justin Bieber es americano y no está en España … y mucho menos en un restaurante normal y corriente, y yo no le reconozco ni de churro vamos!. ¡De penalización comete un tenedor de carne!”
PLANETA: “¿A Ronaldo, a Mourinho, a Higuain?”
Yo: “Noooo. Les hubiera pedido un autógrafo para vosotros. ¡Tres tenedores por tres contestaciones incorrectas! Es una persona muy importante, de las más importantes de mi vida.”
PLANETA: “¿A Dios?”
ESTRELLA: “¿A Sara Carbonero?”
¿¿¿¿???????
¿Sara Carbonero es muy importante en mi vida? ¡¡¡Pero mi hija está loca perdida!!! ¿¿¿Qué imagen les estoy dando de la importancia de las personas en mi vida a mis hijos???
Yo: “Un tenedor cada uno por el error. Vamos a ver, es una persona que os quiere mucho, muchísimo”
PLANETA: “Mamá, ¿Dios y el Niño Jesús son el mismo? No me hagas trampas ¿eh?” Se le escapan de la boca dos granos de arroz disparados…
ESTRELLA: “A … ¡¡¡No me lo digas, no me lo digas…!!! Déjame pensar…!!!”
PLANETA: “Mami, y esta noche sales a cenar”
Yo: “No mi vida, hoy no salgo. Cooooome” le digo, mientras le ataco con el tenedor en la boca, que el esquiva maravillosamente…
PLANETA: “Espera! Ah… ¿y porqué te has puesto colonia?”
Yo: “No me he puesto colonia… He llegado a casa, me he lavado las manos y la cara y me he puesto una cremita… ¡Mira qué rico huele!”
PLANETA: “Si… Mmmmmm! Huele genial… Huele a pepinillos…”
Yo: “¿¿¿¿¿Pepinillos?????¿¿¿ ¿Cómo pepinillos????”
PLANETA: “Siiii… Me encantan los pepinillos, y tu crema huele muchísimo a pepinillos”
ESTRELLA: “¡¡¡Al socorrista mami!!! Te has encontrado al socorrista de este verano!!! Era importante en tu vida, porque nos cuidaba para que no nos pasara nada en la piscina… y nos quería muchísimo…”
Yo: “No cariño… No era el socorrista…! Por favor, comed!!!” El socorrista, colega! Ni me acordaba de que en mi vida había habido un socorrista…
PLANETA: “Eh… Espera… Vale me da igual. Paso. Pero ella tampoco gana eh? ¿A quien mami? Ya no quiero más… Me duele la tripa!!!”
Yo: “Era la abuelita. Me he encontrado a la abuelita comiendo en la mesa de al lado del restaurante… Venga terminaros algo, la carne, el postre, algo, por favorrrrrrrrrrrr!!! que hay que acostarse…”
Y me doy cuenta, frustradísima, de que debería haber comprado aquel televisor con dvd y de que yo soy el peor elemento distrayente de las cenas…
Aunque es verdad que estos momentos me dan la vida mientras me la quitan, depende de cómo los mires…
3 comentarios:
Los niños.......Si no quieren comer no comen y da igual que les pongas la tele,bailes,hables,hagas magia.......
En mi caso,tengo dos de la misma edad y la niña siempre a comido mal y el niño todo lo contrario.También creo que influye la comida la niña puede comer todos los dias pollo(como Andreita)y lo come muy bien,pero tampoco quiero que se empolle,prefiero que empolle y el niño salvo alguna cosilla que no le gusta,se puede comer un pastor cagando con garrota y "to".
Santa paciencia la que tienes.
Digna de admiración.
Besos.
Hoy me pongo al día contigo, voy de cabeza y no me queda tiempo de leer tus entradas. Genial, es absoluta. Quien aguanta el momento de la cena de los niños es un artista, el mejor, se ha ganado el premio nº 1, lo tiene todo superado. ¡Y qué difícil es la mayoría de las veces salir vencedor!
La tele no me gusta para los ratos de comidas pero de vez en cuando, y cuando tengo la cabeza para estallar echo mano a un libro de cuentos y les leo uno mientras comen. Me paro cuando alguno se alela demasiado para animarle con su tenedor.
Pero en mi caso no preguntan nada, escuchan y comen.
Es genial lo de la sangre. ¡Qué ocurrencias!
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