¡¡¡Los papeles cinematográficos femeninos de
mujeres lánguidas, flojas y ñoñas deberían estar prohibidos!!! … ¡¡¡Son tan
previsibles en todo lo que hacen y dicen!!! ¡¡¡Me ponen del hígado y del
páncreas!!! No las puedo soportar y consiguen que salga de la peli con unos
rebotes de narices.
Son lánguidas en el vestir… Y siempre llevan
ropas holgadas, con tules, velos y colas… que se enganchan en todos los
picaportes de todas las puertas, haciéndolas tropezar y caer de bruces en el "crítico-momento" en que lo
imprescindible es “salir-pitandito-que-nos-matan-mona”… Los lucen con escotes
abiertos enseñando una voluptuosa media-pechera de la que claramente carecen,
pero que gracias al wonderbra de turno parece que portan las lolas de Regina
Dos Santos…
Suelen tener una belleza de
“mira-a-mi-no-me-toques-porque-me-rompo”… Hablan bajito y despacio… Chillan
como cerdos llevados al matadero… Y normalmente barritan el nombre de su hombre…
“Rodrigooooooooo Sálvame!!! Salvameeee!!!”
… Despistando, claramente con sus berridos a su “caballero-del-alto-plumero” en
mitad de una lidia cuerpo a cuerpo con el gladiador negro de dos metros de
largo por cuatro de ancho…
Ojjj… Ufff… Burrr… Arggg… Qué mal humor…
Se desmayan… Se desmayan permanentemente!!!
Si un hombre fuerte, alto, con cicatrices en la cara, musculoso a tope, colmillos
y ojos inyectados en sangre, se acerca un poquito de “medio-lao” a ellas y les
echa su “alientazo-con-olor-a-pozo-podrido-de-agua-estancada” … ellas… ¡¡¡se
desmayan!!! Como un plomo colega… Y se pasan desmayadas más de tres cuartos de
hora de la película!!! Inmóviles, mientras su hombre lucha a “vida-o-muerte”
con una espada que pesa un quintal…
Si las pánfilas alguna vez deciden intervenir
en la contienda para ayudar a su hombre, la cagan irremediablemente… En primer
lugar porque se agarran fuertemente al brazo que sostiene la espada de su
macho-Camacho y no le dejan pelear bien… “¡¡¡Quieres soltarle
el brazo so lerdaaaaaaaaa!!!! Quieres dejar que luche a gusto hijaaaaaaa!!!
Vete a una esquinita monaaaa!!!”… En segundo lugar, porque
cuando un arma, ya sea cuchillo, espada, revolver o candelabro cae en sus
manos… es un arma totalmente desperdiciada… Ellas, las lánguidas, no van a hacer
nada bueno con el arma… En todo caso 1.- le darán un coscorrón a su amado… 2.-
se llevarán un guantazo del malo-malízimo que las dejará sin sentido, ni
aliento (y con un rasguño al ladito de la ceja), y su amado tendrá que dejar la
contienda para atenderlas, de forma que el “malo-malízimo” recuperará el arma
que ella ha arrojado al suelo tras el bofetón recibido y, o bien podrá huir o
bien aprovechará y se la clavará al bueno-buenízimo por detrás (… el arma me
refiero…)
Las lánguidas hacen escenas de ternura,
cariño, roce de manos, castos besitos… Nunca hacen una escena de
“pin-pam-toma-lacasitos”… y el pobrecito bueno, pensando en los cohetes
futuros, dan su vida por ellas o su brazo o lo que haga falta… Vamos… qué son
unas guarras!!! Porque seguro que en su futura vida en común están todo el día "con-cara-de-mal-huele"
exigiendo con un hilo de voz: “cariiiiiiiiiiii…
no pongas ahí los pies, que se mancha el sillón… baja la tapa del wáter vidiiiiiiiiiii,
que no me gusta entrar en el baño y que esté arriba… uy!!! Chiquiiiiiiiiiiii se
ha ido la luz y no se donde está diferencial…” … Son un coñazo
de narices las lánguidas!!!
En la huida a caballo, son un auténtico
estorbo … Normalmente las huidas a caballo son sin silla, “a-pelo-colega” y yo
entiendo que ellas, que van atrás, sientan que cuando el chico les dice “agárrate bonita que vamos a trotar”,
noten que se van a caer de culo y a partir el coxis… Sobre todo si se sientan a
“la-sillita-de-la-reina”… si están a horcajadas pues aguantan un pelín más… Pero a caballo… joeeeeeeeeeeee… Que
lastreeeeeeeeee!!! Qué remoraaaaaaaaaa!!!! Primero se abrazan al jinete como
los peregrinos a la imagen del Santo en Santiago de Compostela, y claro… Así no
hay quien conduzca coño!!! No pueden ni respirar los enamorados jinetes!!!
Además llega un punto en que el pobre
caballo, ya no puede más y entonces… ¿qué pasa entonces? Pues que son ellos los
que se tienen que sacrificar, bajar, y mientras con una mano guían el caballo
por una senda llena de espinos y hojarasca, con la otra van cortando la maleza
con una espada o hacha… Mientras ellas, dignamente, van a horcajadas o de
“medio-lao” sentadas encima del jamelgo… Cuando en realidad lo suyo sería que
el caballero dijera: “Bájate un
poquito del caballo bonita, … ¡¡¡que no sé que le noto!!!”… ¡¡¡Y
salir cagando melodías , sin mirar atrás, y pegarsen una huida al trotón-galopón total que ni la del Lute, colega, dejando atrás a la amada pedorra de las narices leñeeeeeeee!!!
Y por último, ellas, que no tienen ningún
mérito en toda la peli, se tienen que salvar si o si, porque ellos, que son tan
hombres, se han enamorado locamente… y ellas, no se lo merecen!!! Merecen morir
entre alaridos y espasmos dolorosísisimosssss … ¡¡¡joderrrrrrrrr!!!
Es verdad que cuando ella es lánguida, él
suele ser un blandengue de mierda aunque vaya de machote. En eso los castings los hacen
bastante bien y están equilibrados…
Y si, efectivamente, este finde he visto “Pompeya”…
3 comentarios:
"Pos" ya no la veo!!!
Además ese argumento corresponde con cientos de miles de millones de películas.
Y además no me gustan las blandengues.
Buen post.
Si ya lo dijo El Fary...
Que palomitas te han dado en el cine!!!!!!.
Hombre para algo serviran ....
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