Hola:
Ha llegado otra Navidad ... otra Navidad sin ti. Es la número 19. Las cuento igual que los presos cuentan los días que les quedan para volver a ser libres. Y me da mucha rabia. Y me da mucha pena.
Me da mucha rabia, porque tú nos inculcaste la alegría por la llegada del Niño Dios y la ilusión por los propósitos que nos haríamos en el Año Nuevo que iba a empezar. Jo! Y desde que te fuiste, he sido incapaz de ver la Navidad con alegría. Ni siquiera la ESTRELLA y el PLANETA son capaces de quitarme la melancolía y tristeza que provoca en mi vida tu ausencia, sobretodo en estas fechas.
Y me da mucha pena, porque tengo la sensación de que no les estoy inculcando esos tres principios en los que tú basabas la Navidad. La Fe, la alegría y la ilusión. No puedo. No me sale. Y desde hace unos años, la Navidad está siendo más dura… No sé muy bien por qué… o quizá sí…
Sigo haciendo todo lo que hacíamos en casa. Tanto en casa de mamá (tu casa), como en mi casa.
En casa de mamá, me he quedado encargada de 1.- Subir y bajar el nacimiento del altillo, y te confieso que ya no tengo edad, y que estoy deseando que alguna de tus nietas me sustituya, porque cualquier día vamos a tener un percance. La escalera se mueve un montón, y una vez dentro del altillo, tengo que hacer contorsionismo para llegar hasta las cajas. Ponemos el nacimiento igual que el que tú ponías (la encargada de esto es tu hija mayor menor, porque es la que tiene un gustazo para decorarlo). Bueno y aquí voy a puntualizar que mamá últimamente está poniendo los nacimientos más “pírricos” y que ya no quiere sacar todas las figuras. Creo que el de este año va a batir records de ausencias de pastores, por lo que he oido va a omitir, incluso, a los Reyes Magos!!! 2.- Regar el musgo… Cuantas veces me mandabas regar el musgo!!! Y yo, renqueando y refunfuñando, iba a regarlo, y a veces por fastidiar, le echaba un chorro de agua a una bombilla del nacimiento y la explotaba… Pero es que no sabes como me dolía el dedo después de estar casi una hora regando todo el musgo del nacimiento… Acababa con un dedo destrozado!!! 3.- El día de la cena de Nochebuena, durante unos años, te sustituí en las poesías que ponemos en cada plato… Bueno, ya no… Ahora somos un montón y no tengo imaginación ni tiempo para hacerle un cuarteto a cada uno de los miembros del familión que formaste. Pero al principio lo hice… Hice un churro, pero lo hice. 4.- Al ser la pequeña, al principio me tocó leer el pasaje del Evangelio de San Lucas, en el que tras salir el Edicto de Cesar Augusto, José y María se marcharon a empadronarse a Belén y estando allí nació el Niño, en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada… Lo leí hasta que tus nietos empezaron a crecer y aprendieron a leer… Ahora le toca al PLANETA que es el pequeño de la familia.
Y seguimos todos cantando con panderetas delante del portal (por cierto, cada año hay más panderetas y este año había una carraca, que se ha hecho amiga íntima del PLANETA). Las niñas del mayor mayor cantan en francés y tu hermana hace un solo con el “Viejo Flautista”…
Todo sigue igual en tu hogar, pero tú no estás…
En mi casa, pongo un misterio en cada habitación (incluida la cocina). Saco un Niño Jesús, que era tuyo y que mamá me regaló. Hago que los niños le besen los piececitos y le digan jaculatorias cada vez que pasan por su lado. Pongo villancicos (te confieso que soy incapaz de poner los de Bing Crosby, porque no paro de llorar cada vez que los oigo). Saco un árbol enorme, y lo decoramos con miles de tonterías que hemos ido comprando en los viajes que hemos hecho durante el año y con dibujitos y chorradas que aportan tus nietos.
Y cuando estoy decorando mi casa, me doy cuenta, de que no la conociste, no conoces a mi ESTRELLA, ni al PLANETA de mi vida, tampoco conociste al AVIADOR…
Ni siquiera, probablemente, me conoces a mi. Porque hoy, queda poco, o nada, de aquella niña de diecinueve años y ojos grandes que despertaba a la vida cuando tú la dejaste. Ya no tengo nada que ver con esa niña. Soy otra. Ni mejor, ni peor. Distinta. Me sigo riendo a carcajadas super sonoras, eso si. Sigo cantando (fatal) y bailando por las esquinas, eso también. Sigo siendo esencialmente alegre. Mantengo, casi casi, a todas las amigas que conociste. Y tengo algunas nuevas pistonudas. Pero nada más. Poco más hay en común con aquella niña.
Nuestra relación se quedó parada en un momento idílico. Tú ya no estabas cansado de tanto trabajar, porque estabas recién jubilado, y todo el tiempo que me dedicabas era de una calidad bestial. Yo, todavía, no podía hacer nada que te hiciera daño o te decepcionase como persona. Por lo cual, nuestra relación era, sencillamente, maravillosa.
En fin Papi, que llega otra Navidad, una Navidad más sin ti y volveremos a hacer todo lo que hacíamos para que fueran unos días especiales, pero yo por mi parte, noto mucho tu ausencia, y me enfrento a ella sin ilusión y sin alegría… En cualquier caso, allá voy a pasar otra Navidad con los tuyos, con los míos, con los nuestros… pero sin ti, otra Navidad más sin ti…
Te quiero.
9 comentarios:
Un abrazo gigante Mara.
Muy duras estas fechas para los que hemos perdido a alguna persona importante en nuestra vida.
De verdad que te entiendo puesto que yo también suelto alguna lagrima o un mar de lagrimas según se presente el día.
Mis mejores deseos para ti y los tuyos.
Para los que están y para los que se han ido,que en realidad no lo han hecho...Ellos siempre estan y estarán.
Un post muy bonito y muy profundo.
Besos.
En esta época notamos más las ausencias pero estoy convencida de que de alguna forma están con nosotros.
Feliz Navidad y un abrazo!
¡Feliz Navidad, Mara!
Feliz Navidad para todos! Gracias por vuestro cariño...
Yo en noviembre lo paso fatal, porque fue el mes en el que entre gran dolor, se fue.
Y nunca creí que volveríamos a disfrutar unas navidades, pero así fue, y aún no lo puedo creer.
Haz un esfuerzo, venga, mira en el fondo de los ojos de tus hijos. Mira bien, está ahí.
Él y la navidad, en serio.
Besos y te deseo especialmente una feliz navidad.
Gracias Tita... Un abrazo apretao!
¡Ánimo Mara! Tiene razón Tita, él sigue estando y tienes que demostrárselo a los tuyos, es lo que siempre me dice mi madre. Feliz Navidad y un fuerte abrazo.
feliz navidad y un abrazo.
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