No entiendo qué hacían nuestros padres con nosotros en esos viajes de seis a ocho horas que hacíamos todos los hermanos apiñados en un coche cuando nos íbamos de vacaciones de verano.
Porque cuando éramos pequeños, los viajes para irnos de vacaciones eran eternos, no había móviles para chatear, no había dvd para poner pelis, ni Cds de música. Como mucho el coche tenía radio con cassette y, si tenías suerte y había consenso, tus padres accedían a poner, un ratito, la cassette de tu hermano mayor, que normalmente era de música que a ti no te gustaba nada de nada, porque escuchaban “Totó”, “Dire Straits” o “The Beatles”, y a ti lo que te pirraba escuchar era “Modestia Aparte”, “Hombres G” o “Un pingüino en mi ascensor”…
De vez en cuando tu padre ponía su música que o bien era ópera o bien el cassette de las “canciones de la mili”, que a los hermanos nos gustaba, y allí comenzaban a sonar “las vacas del pueblo ya se han escapau riau, riau”… Si era la matriarca la que ponía su música tenías Rocío Jurado hasta morir y si la suerte recaía en mis hermanas mayores, Mocedades, Julito Iglesias o José Luis Perales (llamado Perolas en casa) podían escucharse durante un ameno ratito.
Creo que gracias a estos viajes me hice una apasionada de la música en general, porque había una gran variedad de gustos y una gran cantidad de horas para satisfacerlos todos.
Pero lo normal era ir escuchando las noticias en la radio, que se oía de pena, y que según ibas avanzando y cambiando de provincia, la frecuencia iba perdiendo fuerza hasta dejarse de oir totalmente y los diez siguientes minutos se convertían en una lucha del que no conducía para volver a encontrar “algo” que se oyera dignamente.
Hoy por hoy, eso no pasa. Hoy le das al botoncín y te busca la frecuencia que estabas escuchando en esa provincia. Tienes un cargador de Cds en el maletero y van cambiando de música a tu antojo… Durante mucho rato estás escuchando “Antón pirulero”, “Debajo un botón” o últimamente Justin Bieber (puaj, puaj, repuaj… Odio a este niñato!), y por supuesto, tienes los Dvds para ponerle las pelis a los niños y que se queden abstraídos viéndolas.
Ahora, cuando echo la vista atrás recuerdo que muchas horas de las que pasábamos de viaje, las hacíamos jugando… Los juegos normalmente los proponía mi padre o alguno de mis hermanos mayores. Así algunos de los juegos eran los siguientes:
- Ver el mar: Cuando estábamos saliendo de la capi, en el garaje de casa, se nos proponía el primer reto: “Voy a darle 100 pesetas al primero que vea el mar”… Yo, en Torrejón de Ardoz, veía ya las gaviotas y en Albacete vislumbraba perfectamente, el mar, la playa, los barcos y si me fijaba mucho, incluso veía ballenas y tiburones… El problema es que cuando llegábamos a nuestro destino a todos se nos había olvidado que estábamos jugando a ver el mar, y por tanto, lo veíamos, pero nadie decía nunca: “¡¡¡Mira el mar!!! Primerrrrrrr, papá, me debes 100 pesetas!!!”… No recuerdo que nunca mi padre nos las hubiera dado, no recuerdo que nunca ninguno de nosotros las hubiésemos reclamado.
- Sueños millonarios: ya lo conté en "este post", el primer post oficial que escribí en mi blog.
- Contar coches: Cuando mi padre no podía más de nuestras músicas o nuestras peleas por la habitación o la cama que nos iba a corresponder ese verano, decía: “De aquí hasta que yo avise hay que contar todos los coches rojos que adelantemos y restar los que nos adelanten” , y así conseguía un cuarto de hora de paz en el vehículo, mientras los demás estábamos contando y restando coches rojos… Por supuesto, él no los contaba, y daba la razón a la mayoría… Si yo había contado 14 y mis dos hermanas 16, por supuesto, el número correcto era 16…
- Sumar matrículas: Aquí he perdido estrepitosamente siempre. Soy la pequeña, soy de letras, soy super vaga para cualquier cosa que implique pensar más de dos segundos, si sale rapidito y directo soy guay, pero si hay que pensar… Uff! Yo soy de letras puras (de las de latín y griego), mis hermanos son de ciencias mixtas y puras… y mayores, muuuuucho mayores que yo (¡¡¡qué nooooooo!!!, ¡¡¡que no son muuuuuucho máyores!!!, ¡¡¡qué va!!!, ¡¡¡qué es bromita!) No son mucho mayores, pero vamos, … cuando yo tenía 9 años, la siguiente tenía 14, la siguiente 19, el siguiente 21 y el mayor 23… No son mucho mayores, pero son suficientemente mayores para ganarme siempre! A sumar matrículas, literalmente, me arrasaban todos!!! Y yo entonaba el: “Yo no juego”, tal cual comenzaba…
- Saber de donde eran los coches: Antes los coches tenían en la matrícula la primera letra correspondiente a la provincia en la que estaba matriculado, ahora cada vez, se ven menos, y por supuesto será una asignatura que nuestros niños ni conocerán… Yo siempre me liaba entre Alicante, Albacete y Almeria… De hecho AL nunca me ha quedado muy claro a quien correspondía…
- Formar palabras con las letras de las matrículas: Tenía más “puntuación” (psicológica) si la palabra tenía tres sílabas, porque las de dos eran muy fáciles de hacer, y no valían faltas de ortografía… Era un poco peligroso, porque “PT” sólo tenía una palabra de dos sílabas, y claro, no la podías decir, y te obcecabas en esa palabra y en que no la podías decir, y no te salía nada más que esa palabra, y al final, ante el silencio de todos, que estaban en la misma tesitura que tú, decías un “¡¡¡PU.TA!!!”, “Y ¿no podías decir otra hija?” “Si, papi, PI.TO, pero no se cual es peor” “Y PATA, PATO, PETO? ¿No existen?” y … te castigaban sin jugar dos coches…
- A los nombres: Mi padre decía: “Voy a decir el nombre de un futbolista y vosotros tenéis que decir el apellido”… Y decía: “Emilio” y contestábamos corriendo: “Butragueño”, “Paco” – “Buyo”, “Iván” – “Zamorano”, “Andoni” – “Zubizarreta” … El problema de este juego es que nosotros creíamos que ganaba el que más alto gritase el nombre y no el que más rápido lo dijese, y acabábamos todos peleados y “agritopelao” y mi padre haciendo de Juez Salomón para dictaminar quien era el vencedor en cada momento… Una vez dijo: “Manolo” y todos dijeron “Sanchis”, menos yo que contesté “Escobar” y se estuvieron riendo de mi el resto del viaje…
- Cantar canciones con palabras: Alguien decía una palabra y había que cantar a capela una canción sobre ella… Parece fácil… Pero JA!, porque después, el que ganaba, cogiendo una palabra de las que había dicho en su canción, proponía una nueva y encadenábamos canciones una tras otra… Por ejemplo: Palabra propuesta: “Perro”… Y uno cantaba: “Yo no soy tu gato gris, ni tu perro fiel, que jamás pregunta donde has ido ni con quien…”… “Gato”… “El gato que está triste y azul, nunca se olvida que fuiste mía” … Y no valía tralarararear, por eso, de pequeña me aprendí un montón de letras de canciones…
- El túnel: A mis padres no les gustaba el tunel, y se enfadaban un poco, porque consistía en tal cual empezaba el túnel, levantar los brazos tocando el techo y aguantar la respiración hasta que acabara el puñetero túnel… El de Guadarrama era imposible y hay alguno por el norte de España en el que literalmente se te paraba el corazón… Estaba claro que al túnel no nos dejaban jugar nuestros papis… Y lo entiendo, yo no dejo que jueguen la ESTRELLA y el PLANETA… Porque la ESTRELLA es capaz de morirse de una parada cardiaca, sin respiración, mientras el PLANETA hace trampas y yo le veo como le aletean las narices mientras me mira con cara de : “¿qué pasa mami? Yo no estoy respirando!!!”
Todas estas opciones de juego son viables hoy por hoy, el problema es que es más cómodo chutar una peli a los enanos y que no chisten, pero los momentos que puedes vivir con ellos jugando dentro del coche son infinitas y las anécdotas que van surgiendo, son divertidísimas…
Mis viajes familiares de la infancia eran divertidísimos.
Mi infancia ha sido divertidísima…
Mi vida, en general y gracias a Dios, es divertidísima.
Y tú… ¿a qué jugabas?
7 comentarios:
Yo era bueno en cálculo mental, no sólo sumaba matrículas, también las multiplicaba a la velocidad del rayo!!! (si hubiera nacido 200 años antes hubiera vivido de eso, pero tuvieron que inventar las calculadoras de las narices...).
No recuerdo otros juegos durante el viaje, tampoco eran muy largos (unas tres horas) y en mi familia no había mucho ánimo lúdico.
Besos.
Si que es verdad,los viajes eran eternos.
Recuerdo el juego de las matriculas(saber de donde era cada coche).También recuerdo jugar a cuanto tiempo tardaría mi madre en decir.......Daniel(por mi padre,que ya no está con nosotros desde hace mucho)¿Cuando vamos a parar a hacer pis?La pobre era sentarse en el coche y mearse.Y lo curioso es que le decía a mi padre que cuando íbamos a parar....Pero si mi padre no tenía carné de conducir,conducía mi hermano mayor,pero la orden la tenía que dar "The Boss".Y también recuerdo jugar en cuanto tiempo y en que dirección saldría despedida la vomitona de mi hermano el mediano,esto era un clásico por que aunque llevaba bolsa de plástico,un corcho en la mano,una tirita en el ombligo,siempre.....siempre nos terminaba pringando.
La verdad que aunque los viajes eran muy pesados,lo pasábamos bien e incluso hay veces que pienso que no me importaría volver atrás en el tiempo para hacerlo de nuevo.
Me a gustado mucho el post,me a traído muchos recuerdos.
Y las canciones....
A nosotros los pobres Garayo....
Uno de enero , dos de febrero , tres de marzo, cuatro de abril....
Hoy venimos de esquiar.....
Al pasar el trebole, el trebole, el trebole....
En fin, decirte que nos han dejado solos a los de Tudela por eso cantamos de cualquier manera...
Recuerdos en el Corazon.
Desde tetuan . Un beszo
Qué recuerdos Mara!!!! Nosotros somos dos hermanas y cierto es que jugábamos a casi todos esos juegos (menos el de las palabras) pero el de las matrículas, contar coches y esas canciones…. Madre Mía, he llegado a aborrecer a Juan Pardo sólo por eso. Cuando éramos pequeñas bajábamos al sur y esos viajes por carretera por carreteras de doble sentido eran de 10 a 12 horas de viaje con suerte si no pillabas tráfico de camiones….
¡Qué tiempos! Nos metíamos 12 en un 1500 familiar con una baca encima cargada hasta los topes. La única disputa era quién se ponía en las puertas o en la última fila y mirando para atrás para hacer tonterías a los coches que nos seguian.
Estas cosas ya no se ven.
Fue divertido. Pero viajamos con más comodidades ahora, no creo que como madre que soy lo cambiara. Debía ser un infierno para la mía mama.
Y de entretenimiento ahora uso las mismas cosas que tu padre antaño, excepto los jugadores de futbol, no tengo ni idea de ninguno, me pierdo. Pero sumamos cifras, hacemos enlace de palabras, cantamos sin parar y ¿porqué no? rezamos el Rosario, así los niños se callan un rato (se duermen, claro).
¡Qué ganas de coger el coche y pasar por Albacete donde también veo el mar!
Ya me queda menos...
mis viajes de veraneo eran de dos horitas, o un poco más. Claro que a nosotros, niños, nos parecía una eternidad, calor sofocante, curvas y más curvas. "¿qué falta mucho?, y así hasta extenuar a nuestros padres. Jugábamos al veo veo y a ver quién de los dos hermanos veía antes el castillo de la población destino y luego a ver quién veía antes el campanario del pueblo.
Viajes largos, con la radio que se oía como se oía pero vistos hoy desde la nostalgia me apetecería revivirlos.
Saludos
Uff!!! Os he tocado la fibra sensible a todos ¿eh?... Un besito para todos mis nostálgicos...
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