miércoles, 23 de noviembre de 2011

CONFIANZA Y CREDIBILIDAD

Solemos confundir los conceptos de CONFIANZA y CREDIBILIDAD… Son términos fácilmente confundibles y difícilmente distinguibles.

Últimamente, para ser exacta en mis posts, tiro mucho del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero es que así no me paso de “listilla”, lanzándome a conceptuar palabras como si yo fuera Ana María Matute. Así no me pillo los dedos…

La Real Academia de la Lengua define estos palabros asi:

CONFIANZA: Esperanza firme que se tiene en alguien o en algo.

CREDIBILIDAD: Cualidad de creíble. CREIBLE: Que puede o merece ser creído.

A la ligera, estos dos conceptos se pueden utilizar como sinónimos uno de otro, pero son dos sentimientos o sensaciones que se tienen sobre un prójimo, absolutamente distintos.

Cuando conocemos de “nuevas” a una persona, salvo que ya nos la hayan destripado con anterioridad, normalmente cuenta con toda nuestra credibilidad y con cero confianza.

Poco a poco, esa persona puede ir perdiendo credibilidad, pero nunca ganándola, porque la credibilidad ya se tiene desde el principio. Por el contrario, poco a poco esa persona puede ir ganando nuestra confianza, pero nunca perdiéndola, porque desde el principio carecía de ella.

Ganar la credibilidad de alguien no tiene mérito, porque ya se tenía en el instante del primer encuentro, de forma que la credibilidad inicial se asienta, se afianza y se “hace más fuerte” con el paso del tiempo. 

Ganar la confianza de alguien es un paso importantísimo para las dos personas, porque nace un vínculo o una unión bestial entre ellas y cuando la confianza es ciega y firme, te entregas a la otra persona sabiendo que pones en sus manos tu vida, tus sentimientos más profundos, tus asuntos mas importantes, teniendo la certeza, o creyendo saber, que no van a ser lesionados, ni maltratados.

Perder la confianza de alguien es durísimo, sobretodo porque esa confianza suele ser traicionada, y cuesta mucho, mogollón que alguien que ha perdido la confianza en ti, vuelva a tenerla. Todo depende de lo rencoroso que seas, de la memoria que tengas y de las ganas de volver a sentirte absolutamente entregado a esa persona. Y se llora. Esa traición a tu confianza, duele en el alma. El traicionado puede sentir, incluso, dolor físico ante una traición. Es como el beso de Judas, es un cuchillo afiladísimo que se te clava y, literalmente, te traspasa… Es una luxación de un brazo, de una pierna, un “crack” de un hueso. Un bofetón. La confianza puede perderse en un segundo, en un instante, en un vistazo… Es un “Dios Mio, no me lo puedo creer!!! No, por favor!!!”. Lo bueno que tiene es que puede cicatrizar. Te puedes curar. Poco a poco puede recuperarse. Muy poco a poco. Muy lentamente. Pero puede recuperarse.

Perder la credibilidad de alguien, cuando ese alguien es importante en tu vida, es la muerte. Es irrecuperable. No hay esperanza. No hay vuelta atrás. La credibilidad en alguien se pierde poco a poco, día a día, momento a momento. Es un digo una cosa y hago otra totalmente distinta que te descoloca. Normalmente no lo quieres ver, no lo puedes creer, no te está pasando. Y pones mil excusas para no ver la realidad. Cuando una persona pierde la credibilidad en otra, se acabó. Es incurable. Y el descreído se siente engañado, estafado, mentido, profundamente decepcionado y desencantado. Es un esguince que no termina nunca de curarse, es una gotita tras otra que va llenando el vaso hasta que se desborda, y un día te levantas y dices: “Hasta aquí, ya no puedo más, no sigas con tus falsas palabras y promesas, porque ya no me creo nada, tus hechos distan mucho, muchísimo de tus palabras”… Y ese día, se murió.  Y por mucho que recule, por mucho que actúe de ahí en adelante, nada puede hacer, porque se ha fraguado tan lentamente, que ya es tarde para dar marcha atrás y recuperar la credibilidad.

Un desconfiado, puede volver a ser un confiado.
Un descreído, nunca podrá volver a ser un creído.

Se puede dar la circunstancia de que tengas confianza en una persona, pero no tenga credibilidad para ti… Es raro. Pero en un momento determinado de tu vida, te puede servir para desahogarte.

También se puede dar que una persona tenga credibilidad para ti, pero no confíes en ella nada de nada… Esto es lo que se da más a menudo.

Si una persona no tiene ni confianza, ni credibilidad… Es un “cero al cociente y bajo la cifra siguiente”. No te aporta nada en tu vida personal.

Y la leche en bote, lo que realmente es la pera es encontrar a alguien en la que confíes y te dé toda la credibilidad del mundo… Eso es maravilloso. En la amistad, en el amor, en el trabajo, en cualquier situación, es la leche tener al lado a alguien que tiene esos dos conceptos juntos para ti. Puedes estar, literalmente, colgando en sus manos sin tener miedo a que te suelten.

Suerte en la búsqueda, no es fácil… Hay mucho lobo disfrazado de corderito…

3 comentarios:

Beatrice dijo...

Cómo me ha gustado. Siempre he distinguido los significados de ambas palabras pero nunca había hecho la observación de: "Cuando conocemos de “nuevas” a una persona, normalmente cuenta con toda nuestra credibilidad y con cero confianza".
Cierto, cierto.
Pero ¿quién da confianza a quién? Tu a esa nueva persona o ésta a ti. Porque yo soy de total confianza, de eso estoy segura, pero ¿me verán todos así?
¡Qué lio!
Pero me gusta tu entrada, muy currada. Eres genial.

El 16 en discordia dijo...

Buena aportación.
Afortunadamente,conozco personas que me aportan estas dos cosas,no muchas,pero para mí las más importantes en mi vida.
Luego a habido otras las cuales me han decepcionado,y duele vaya que si duele.Y también ha habido otras de las que he dudado puntualmente de ellas y me he pasado.
El tiempo lo cura todo y de todo se aprende,yo solamente voy a protegerme para no ser el dañado y el decepcionado.

Anónimo dijo...

La persona que escribio esto lo hizo con el proposito de crear rupturas y daño. En cada palabre se siente que lo escribio dolida con alguien. Que pena.

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